Japón como nuevo destino futbolístico y 'cuna' de un deporte 'sin trampas': "Te das cuenta de que has estado sobreviviendo del fútbol"
Paola Soldevila, Carla Morera, Carlota Suárez y Jordi Ferrón hablan en Relevo sobre su experiencia en Japón: "Podría escribir un libro".
"Podría escribir un libro". Jordi Ferrón (Barcelona, 1978) decidió salir de su zona de confort hace algo más de un año para poner rumbo a Japón y ser el primer entrenador extranjero en dirigir a uno de los grandes equipos del país nipón, el INAC Kobe Leonessa. Sin tener todavía un rumbo fijo, tuvo la oportunidad de pasar diez días allí, formando parte de un clinic -una semana intensiva de fútbol- y dejándose ver: "El fútbol español es admirado en Japón, tanto el masculino como el femenino, que se sigue mucho también. Recogieron informaciones, les gusté a varios clubes. Se puso en contacto conmigo el INAC Kobe, les gustó mi forma de entender el fútbol, de cómo podía aportar cosas buenas al fútbol japonés del fútbol europeo o español".
Ahora, explica en una videollamada con Relevo, ve con buenos ojos su -corto- recorrido como primer entrenador del equipo, pero las despedidas no fueron fáciles: "No me daba vértigo venir a Japón, me daba vértigo salir de mi zona de confort. Tenía mi zona de seguridad muy establecida y muy buena. Fue fácil aceptarlo y muy difícil asumirlo. Lo pasé muy mal, los últimos días y semanas. Dejar a mi familia. Tanto mi mujer como mis hijos van viniendo, pero dejaba a mis hermanos, padres... Dejar a mi perro y a mi gato, que para el que tiene animales de compañía sabe que se quieren muchísimo. Era un cambio muy grande. Necesitaba, para mí mismo, tener una buena experiencia en el fútbol". Él necesitaba volver a engancharse al fútbol desde el banquillo, después de estar comentando y analizando los partidos por la radio e incluso haber sido contactado para comentar el Mundial de 2023 desde RTVE: "Me auto obligaba a tener la responsabilidad de, después de las malas experiencias de Espanyol y, no mala experiencia en el Éibar donde no conseguimos el objetivo, aunque era difícil, el de salvarnos. Necesitaba hacer una buena temporada".
Un año después y aprovechando el mercado veraniego, Jordi captó adeptos en España para su equipo. Fue entonces cuando llegaron tres rostros conocidos del fútbol español a Japón: "Vimos que necesitábamos unos perfiles para poder competir y ser campeonas que en Japón era difícil de encontrar". Al otro lado de la videollamada y, un día después de haber hablado con el entrenador catalán, aparecen juntas Carlota Suárez (Vigo, 1997), Paola Soldevila (Porrera, 1996) y Carla Morera (Sardañola del Vallés, 1995). Sabes que la experiencia está siendo buena cuando nada más escuchar la palabra "anécdota" empiezan a reírse. "Tengo un diario donde escribo todas las cosas que nos pasan. Yo a veces he llegado al último tren para llegar a casa, no sabía dónde estaba", revive Carlota, entre risas. Aunque ahora todo vaya sobre ruedas -van primeras en liga y levantan pasiones entre la afición- la decisión de marcharse no fue sencilla de tomar.
Carla y Carlota coinciden en que querían salir de España después de haber pasado por clubes como el Éibar o el Alavés, en el caso de la primera, y Deportivo y Granada, en el de la segunda. Pero el caso de Paola fue diferente: "No sabía qué hacer. Estaba en España y estaba pasando un verano más complicado, justo venía del descenso del Villarreal, estaba muy indecisa. No había nada como que me llamara o me motivara mucho. Fue hablar con Jordi y con el presidente. De una forma un poco más costosa quizás, me convencí, me ayudó mi hermano a dar el paso también. Nunca había salido de España. Venir a Japón era una experiencia que tampoco se te presenta muchas más veces".
Comparación con España: «Era dar un paso por empezar a ahorrar»
Las tres aceptaron el reto y volaron a Japón para seguir con sus respectivas carreras futbolísticas, aprovechando la oportunidad de conocer un país diferente y con la seguridad de no quedarse viviendo en un 'y si...'. A pesar de que las comparaciones son odiosas, es inevitable no mirar hacia España, donde ellas han pasado toda su carrera, aunque Carlota ya había estado jugando en Estados Unidos. "Aquí todos los estadios son muy grandes, la gente está súper involucrada en el fútbol femenino y el club te trata como lo que eres, una profesional", comienza diciendo Paola. "Tenemos unos fans que incluso viajan a los partidos que están lejos. Vas a un partido que, a lo mejor, está en tren a ocho horas y ellos están ahí. Se presentan 20 personas y no paran de animar. Siempre tenemos que agradecer cuando acaba el partido, tenemos que ir a donde ellos. Tienen una especie de ritual, que si ganas tienes que hacerlo mientras ellos animan", añade Carlota.
Después de los primeros meses en Japón, para Carla Morera lo que más cambia respecto a España son los campos: "Creo que en España en eso se tiene que dar un campo al frente porque el nivel en España es muy bueno y las instalaciones a veces no lo reflejan. Aquí es increíble, vas a un campo que es un estadio, que el césped está increíble, los vestuarios son grandes…".
Además, en el aspecto económico y coincidiendo con la bajada de valor del Yen respecto al Euro -como explica Jordi- también disfrutan de mejores condiciones. "El querer salir de España también era dar un paso por empezar a ahorrar. Llegas a una edad y te das cuenta de que he estado sobreviviendo del fútbol. El paso que quería dar era salir de España para poder tener mis ahorros y que en un futuro cuando el fútbol se acabe, que espero que sea lo más tarde posible, tener algo", cuenta Carlota.
"Pasa parecido en España, igual aquí se gana un poco más de dinero. Puedes vivir bien mientras estás jugando pero no es como el masculino, que luego ya... a dormir. Vives bien, no necesitas trabajar aparte. En España hasta hace poco, la mayoría de equipos de primera división, además de cobrar tu sueldo, necesitabas trabajar para vivir", resume Jordi. "El problema del fútbol español, yo se lo digo a mis jugadoras porque todas quieren ir a España y la liga japonesa es una liga potente. Les digo que la liga española no es el Barça. El Barça es algo que está fuera de lo normal. Barça, Madrid, Atlético de Madrid…", analiza.
"El querer salir de España también era dar un paso por empezar a ahorrar. Llegas a una edad y te das cuenta de que he estado sobreviviendo del fútbol"
jugadora el INAC Kobe"Pero España también tiene al Éibar, que venían 300 personas a vernos a Unbe, y el Éibar es un equipo que cuida mucho al fútbol femenino. Pero estaba el Sporting Huelva, el Granada… No todos los equipos son el Barça o el Mánchester City. El año pasado la portera de mi equipo, Yamashita, se marchó al City. Otra a Estados Unidos. Claro, ahí… iros. Porque eso es un paso más. Aquí es todo bastante profesional, diría que es más profesional que la liga española a nivel general. No es difícil porque la liga española tiene su aquel, pero aquí intentan tratar a la jugadora mejor", añade, contundente.
Además, según cuenta Paola Soldevila durante la charla, las empresas apuestan por el fútbol femenino y por los equipos: "En España creo que a las empresas les cuesta más dar ese paso. Aquí, por ejemplo con nuestra experiencia, nuestro club tiene muchísimos patrocinadores. La relación con ellos es muy cercana, se hacen fiestas de celebración, a principio de temporada se hacen eventos también para tratar con ellos. Al final es una relación que también es muy importante además de lo que apueste el propio club. Sabemos que los clubes por sí solos tampoco tienen todos los medios para pagar bien a las jugadoras. En Japón también se tiene esta cultura".
Super orgulloso del esfuerzo y el sacrificio de TODA la plantilla.
— Jordi Ferrón Forné (@Jordi_Ferron) September 1, 2024
Victoria de solidez y de equipo.
Toca seguir trabajando.#EQUIPO @inac_kobe2001
Y repito, precioso el diseño de las nueva camiseta negra!!! 😍 pic.twitter.com/FjspQEUgmy
La cultura japonesa: «Está mal visto hacer faltas tácticas»
Los horarios es una de las tantas diferencias culturales a las que han tenido que adaptarse, aunque a alguna todavía le cueste. "Eso lo notamos más en los viajes. Porque ahí sí que nos tenemos que adaptar a sus horarios. Entonces claro, llegamos al hotel a las seis y vamos directamente a cenar. Nos hemos acostumbrado, nos llevamos algo en la mochila, contrabando de comida, y luego en la habitación a las nueve y media o a las diez comes algo, porque si no yo me muero de hambre a la noche", dice Carla Morera mientras se ríen las tres.
La experiencia que suma el técnico catalán en Japón le ha ayudado también a descubrir trucos para ahorrar más. Aprovechando las diferentes costumbres horarias, "a las seis y media de la mañana todo el mundo está en la calle y a las seis y media de la tarde cenan y a la cama", como dice Carlota, Jordi aprovecha las tardes-noches para bajar al supermercado: "Vivo en una isla artificial, residencial. Al lado de mi casa hay un supermercado y partir de las 18:00h o 18:30h empiezan a bajarles el precio a los productos frescos porque como la gente ya ha cenado, ha comprado la cena... Entonces los extranjeros es a la hora que vamos y nos encontramos los productos frescos a un precio más rebajado".
El respeto ante todo, el idioma, las costumbres, la limpieza... El diario de Carlota seguro que estará a punto de acabarse en tan pocos meses. Soldevila es la que más avanzada va con el japonés: "He aprendido un poquito, básico y algo intento hacerme entender y que me entiendan, pero tienes que chapurrear un poco entre todo, entre castellano, porque algo saben, inglés lo más mínimo y japonés". Carlota, que sabe un perfecto inglés después de su paso por Estados Unidos, ha tenido que adaptarse al nivel: "Hay que hablar inglés muy muy mal. Con señas o cuando estamos en el vestuario con el traductor. Ellas hacen porque entendamos y nosotras hacemos porque nos entiendan. También intentamos aprender aunque sean palabras sueltas. El Japonés es muy chungo". "Para mí es lo más frustrante", señala Carla en un tono más serio: "Como que no puedes relacionarte con ellas. Cuatro cosas sí, como puedes, con gestos o alguna palabrilla que hayamos aprendido, pero si quieres tener una conversación no puedes".
Es en este momento, hablando de las diferencias culturales dentro del fútbol, cuando Jordi vuelve a repetir: "Podría escribir un libro, ya te digo". Cuando el técnico catalán llegó a Japón por primera vez para formar parte de los clinics, uno de los entrenadores de la liga universitaria -una competición con mucha importancia en Japón- le pidió consejo para mejorar la defensa en su equipo. La manera de frenar contraataques del rival suponía un problema.
"Le dije que lo primero es acabar jugadas, la presión tras pérdida y si te superan en esa presión, hacer una falta táctica. Y me dice 'no, no, aquí en Japón eso no lo podemos hacer'. Me quedé sorprendido. Son extremadamente legales. No se protesta, ahora ya empiezan porque ya hemos llegado algún entrenador español, ya van viendo que a veces hay que protestar. No hacer trampas pero sí reclamar lo tuyo. No se protesta, no se simula. Te pegan una patada y no te tiras al suelo, no se pierde demasiado tiempo, cada vez que hay un golpe se disculpan. El tema de la educación es tremendo. Aquí no hacemos faltas tácticas, está mal visto hacer faltas tácticas. Eso fue una de las cosas que más me chocó al inicio", cuenta sorprendido.
Las tres jugadoras, entre risas, también recuerdan un ejemplo de educación que vivieron. "Nos pitaron un saque para las rivales y una de nuestro equipo fue a donde la árbitra, le dijo que no, que estaba equivocada. Al final la árbitra marcó saque para nosotras", dice Paola entre risas. "Tienen también esa cultura de no engañar, no hacer trampas. Incluso en los entrenamientos también no puedes intentar engañar, por ejemplo, cuando sale un balón, porque se lo toman muy muy mal. En España lo haces y te ríes, te picas un poco y ya está. Aquí no, no puedes hacerlo", añade Carla.
Otro de los puntos que destaca Jordi es la figura del jefe: "Es muy parecido a lo que vemos en los mangas. No se le puede discutir absolutamente nada. Los hispanos y latinos somos respondones. A veces mi manera de entender el fútbol chocaba con la manera de entenderlo del jefe. La persona de más edad, la jerarquía de edades está muy marcada". Respecto a ello, las jugadoras vivieron una experiencia nada más llegar que les sorprendió. Incluso pensaron que era una novatada.
"Cada semana, un día, teníamos que ir un pelín antes a entrenar porque había cuatro grupos y cada uno se encargaba de limpiar una cosa. Entonces llegamos el primer día y nos toca limpiar los balones. Tenías que coger una especie de estropajo súper pequeño, te lo ponían con jabón y tenías que rascar para dejar el balón blanco. O con esa misma esponja tenías que fregar el suelo. En lugar de fregar, tenías que hacerlo con la mano. Es esa cultura de todo mantenerlo limpio, porque si al final hacemos todos un poquito, se mantiene limpio. Eso está siempre en la cultura", cuenta como anécdota Carlota.
El España - Japón del Mundial: «Llegué como entrenador español que venía a enseñar un fútbol nuevo...»
Uno de los partidos referencia que quedó en la mente de los seguidores del fútbol femenino español aquí fue la derrota por 4-0 de España contra el conjunto nipón. Las japonesas pasaron por encima a España, con un juego asociativo, saliendo con transiciones rápidas y sin dejar apenas opciones a las nuestras. "Yo acababa de llegar aquí. Me ficharon como entrenador español que venía a enseñar un fútbol nuevo y dije 'aquí me ventilan rápido porque me van a empaquetar para mi casa", recuerda Jordi entre risas.
Pero el fútbol japonés es diferente. Las jugadoras japonesas, acostumbradas a acatar órdenes, son "muy académicas". En los entrenamientos del fútbol base, como cuenta Jordi Ferrón durante la entrevista, "pueden pegarse una hora entera haciendo ejercicios analíticos de control pase". Algo que en España él vería difícil de hacer: "A los hispanos tienes que darnos juego, competición. Aquí son obedientes. Técnicamente muy buenas. Cuando hago los análisis de las rivales, que me gustan hacerlas a mí, no sé si la jugadora contraria es diestra o zurda. Actúan igual, golpean igual".
"Las jugadoras, para empezar, no me miraban a los ojos, la cabeza la tenían gacha, sobre todo las jóvenes"
Entrenador del INAC KobeAdemás, recuerda una anécdota graciosa durante un entrenamiento, en el que para desempatar un partido se le ocurrió jugar a hacer toques entre los dos equipos, siendo el perdedor al que se le callera antes el balón: "Empezaron y no se les caía. Les dije que alternaran piernas y tampoco. Con la pierna mala, tampoco. Al cabo de un rato se le cayó a una y dije 'madre mía no vuelvo a hacerlo más' porque todos los demás estábamos ahí mirando muertos de frío".
El único hándicap que Jordi ve en ellas es el físico. "Son bastante bajitas. No son de masa muscular", reconoce. Es por ello que, para rellenar esas carencias en su equipo fichó a las jugadoras españolas. Ellas coinciden con el análisis de su entrenador: jugadoras rápidas, técnicas y que "corren mucho". "El ritmo es muchísimo más alto. Presionan muchísimo, no les importa tanto desordenarse porque llegan a todo incluso estando desordenadas. Es muy rápido, aunque vayas ganando, muchas veces nosotras nos parábamos preguntándonos '¿vamos ganando o no?' porque sacan rápido, los saques de banda, es muy eléctrico todo", analiza Paola.
Otro de los aspecto que sorprendió a Ferrón fue la disciplina de los japoneses: "Tú les dices 'tienes que hacer esto' y ellas hacen esto. Pero el fútbol a veces no es blanco o negro. No están acostumbradas a que un entrenador les preguntara cosas. Llegué y hablaba mucho con ellas y les preguntaba y el traductor me decía que no están acostumbradas, que aquí el entrenador manda y la jugadora obedece. Para empezar no me miraban a los ojos, la cabeza la tenían gacha, sobre todo las jóvenes. Son muy introvertidas".
A pesar de las diferencias, las tres jugadoras españolas "han caído de pie", en palabras de su técnico. Ejemplo de ello son las muestras de cariño que reciben por parte de la afición, quien le ha hecho todo tipo de detalles, propio de la cultura nipona. "Tenemos llaveros con nuestro nombre y nuestra firma, toallas, bufandas con nuestras caras. Es un marketing también que ayuda mucho a que la gente siga al equipo. La verdad que aquí se lleva mucho lo de ser muy seguidor del equipo. No hay medio seguidor. Te siguen bien", dice Carlota, una de las rostros más reconocidos en las bufandas de los aficionados.
Ahora, meses después de que dejaran atrás España para continuar jugando a fútbol en Japón, siguen adaptándose a un país totalmente diferente, aprovechando los días libres para explorar el lugar. "Las veces que Jordi nos da día libre no quiere que nos cansemos, porque al final tenemos muchos partidos. Siempre nos dice 'a ver, pero no os marquéis un españolas por Japón", se ríe Paola. "Tienes que hacer el balance. Quieres ir a visitar cosas pero evidentemente los días de descanso son también para descansar. Él nos lo remarca 'el día de descanso es para descansar, no os flipéis", resume Carla.
Y Jordi, por su parte, se muestra encantado con la decisión que tomó. Ahora es él quien se encarga de que sus jugadoras no se marchen del país con la ilusión de probar suerte fuera: "Irte a Suecia, Arabia… ¿A Inglaterra? De cabeza. ¿A estados unidos? Te llevo yo. ¿A otro país? Vente a Japón que vas a estar muy bien, vas a ser importante y te vas a sentir profesional, que es lo que queremos y lo que yo quiero que sientan mis jugadoras, que lo que yo sentí como jugador, si no puede ser económicamente, que al menos se sientan en sentirse profesionales, en sentirse jugadoras de fútbol. Aquí les dije que se iban a sentir así y la verdad es que las tres han caído de pie".