REAL ZARAGOZA - UD ALMERÍA

Los días de Luis Suárez en La Romareda: 19 goles, la pandemia, un ascenso frustrado y el extraño caso del abogado fantasma

El delantero del Almería regresa al campo donde firmó su mejor año, con el nombre cambiado y ganas de reencontrarse… como el propio Zaragoza.

Luis Suárez celebra un gol. /EFE
Luis Suárez celebra un gol. EFE
Mario Ornat

Mario Ornat

Luis Suárez fue el último gran goleador del Real Zaragoza en una sola temporada: aquellos 19 goles sumados por el eléctrico futbolista colombiano en la campaña 2019/20 elevaron al conjunto aragonés en un año con aroma de ascenso: con Víctor Fernández también en el banquillo tras su regreso la campaña anterior, como ahora, y una Romareda febril en la celebración de cada carrera furibunda hasta el gol de Luis Suárez. Pero el Zaragoza se cayó en la recta final de la temporada: el paréntesis por el COVID se lo llevó por delante y además perdió en ese tramo decisivo al delantero colombiano, quien hubo de regresar a Inglaterra con las eliminatorias aún pendientes, a causa del aplazamiento causado por el virus.

Su vuelta este domingo a La Romareda marca la culminación de un cierto paralelismo: ni el Zaragoza ha vuelto a ser el mismo desde aquellos días de 2020, ni Luis Suárez ha logrado, en los varios equipos por los que ha pasado, encontrar el camino a la portería con la profusión de sus días en el Zaragoza. Cinco años después, Víctor vuelve a estar en el banquillo del equipo aragonés. Luis Suárez se ha cambiado el nombre y se ha dejado crecer el pelo. El Zaragoza está otra vez arriba y Luis Javier, como se lee ahora en su camiseta, ha marcado ya cinco goles con el Almería. Todas esas líneas confluyen en el partido de este fin de semana en La Romareda.

La variación de su nombre deportivo está dedicada a su padre. Y le ha permitido también distinguirse de otros dos jugadores célebres con su mismo nombre: Luis Suárez Miramontes, el gallego del Barça, el Inter y España en los 50 y 60 del siglo pasado; y Luis Alberto Suárez Díaz, uruguayo estrella del Liverpool, el Barcelona, el Atlético y, ahora, el Inter de Miami. Pero, más allá de la anécdota o las coincidencias, el cambio simboliza la búsqueda de una metamorfosis después de años de no encontrar continuidad ni goles; y de la frustración acumulada el ejercicio pasado: lesionado e intervenido del peroné, el delantero colombiano se perdió toda la parte final de la temporada y observó desde la grada el desesperante proceso de caída de la UD Almería a Segunda.

El propio delantero reconoció esa intención en unas declaraciones a UDA Radio, la emisora del club: "Después del año pasado quería darle un cambio a todo. Me he dejado el pelo un poco largo, me he cambiado el nombre en la camiseta, también para darle un poco de reconocimiento a mi padre. Y la verdad es que son cambios, son etapas que cierras, abres otras y esperemos que ésta sea muy buena", deseó el nuevo Luis Javier.

"Luis Suárez creció muchísimo con nosotros. Es de los pocos jugadores que se ha convertido estos años en ídolo de una afición muy exigente: le tengo mucho cariño, es muy competitivo y un jugador diferencial"

Víctor Fernández Entrenador del Real Zaragoza

Sin embargo, la tranquilidad no ha llegado precisamente todavía al club indálico. La UD Almería de Turki Al-Sheikh es el equipo con mayor valor de mercado en Segunda: se sitúa entre los 85 y los casi 100 millones de euros, de acuerdo a las plataformas especializadas. Sirve como referencia para medir su teórico poderío. Está entre los nueve clubes de LaLiga, de Primera y Segunda, con el límite salarial rebasado. Hablamos, entonces, de un equipo favorito para mandar en Segunda, pero todavía incapaz de reflejar esa jerarquía sobre el terreno de juego: el equipo de Rubi llega a Zaragoza en puestos de descenso. Y el ruido no ha parado: por los resultados tanto como por el ambiente en el vestuario, revelado por el técnico en una rueda de prensa. A la plantilla también le faltan líderes, dijo Rubi. El batacazo con la visita del Castellón (2-5) provocó un primer cataclismo.

En medio de ese ambiente cargado de descontento y exigencia, empeorado por una competición traicionera por naturaleza, el Almería busca el asidero de Luis Javier Suárez Charris. El descenso hizo temer la continuidad del bombardero de Santa Marta, llegado desde el Olympique de Marsella a préstamo en el mercado invernal de la campaña 2022/23. Cumplida la permanencia esa temporada, la UDA pagó ocho millones de euros para quedárselo en propiedad hasta 2029. Y tras bajar a Segunda División se fio al resguardo de su cláusula de 40 millones de euros, un precio disuasorio frente a las previsibles tentaciones del mercado.

De momento, el nuevo Luis Javier de siempre ha empezando marcando con regularidad, lo que puede interpretarse como un indicio positivo después de años en cifras muy bajas. En su mejor campaña en el Real Zaragoza, a estas alturas del campeonato había sumado siete: eso da medida de la estatura que alcanzó su rendimiento en el estilo de juego arrebatado en ataque del Zaragoza de Víctor. Sin embargo, la realidad que deja la perspectiva de su trayectoria resulta contradictoria: tenido y valorado como un apreciable goleador, la realidad es que los números de Luis Suárez a lo largo de su carrera han sido bajos.

Llegó a España cedido por el Leones FC, su club en Colombia, para jugar en el juvenil del Granada, desde donde ascendió al filial del equipo nazarí. En 2017 lo compró el Watford inglés y ahí empezó un rosario de cesiones anuales: primero a Valladolid, para jugar en Segunda B. Después al Nàstic de Tarragona, donde asomó la cabeza en la categoría de plata del fútbol español. Aunque sólo anotó seis goles, el Zaragoza apreció potencial en ese delantero de explosivas carreras verticales y consiguió su cesión al año siguiente.

Su año en La Romareda fue una deflagración en toda regla. "Vino casi como un niño, ahora han pasado cinco años: le tengo un cariño muy especial, creció muchísimo con nosotros -reconoció antes del partido Víctor Fernández hablando del colombiano-. Es de los pocos jugadores que se ha convertido en ídolo de una afición muy exigente". Fue así porque, desde el primer día, Luis Suárez sumó tantos hasta alcanzar los 19, a los que añadió además seis asistencias. "Es muy competitivo, uno de los mejores delanteros de la categoría: no sé si ha vuelto a dar el nivel que dio aquí, pero es un jugador diferencial", reconoció el entrenador del Zaragoza. "Fue una pena que no pudiera acabar aquí la temporada, ni él ni Puado: eran dos jugadores imparables", recordó el técnico aragonés.

Ambas cosas son ciertas. Luis Suárez regresó de forma prematura al Watford sin poder terminar la temporada de su cesión en La Romareda; y, en efecto, nunca ha vuelto a firmar los números de su año en Zaragoza. El Granada lo firmó en propiedad: pagó seis millones a los ingleses por el 60% de su pase y le extendió un contrato hasta 2025. El club nazarí llegó a adquirir en sucesivas fases hasta el 80% de la propiedad del jugador, pero su rendimiento en números quedó por debajo de las expectativas y el coste: Luis Suárez firmó siete tantos el primer año (cinco en Liga y dos en la Europa League) y ocho el segundo, en Primera División. Así que en la 2022/23 el Granada acordó su traspaso por diez millones de euros al Olympique. Allí sumó tres tantos apenas. Y en las últimas dos campañas en el Almería le ha puesto su nombre a cuatro y seis, respectivamente.

El delantero colombiano ha sido el último gran goleador visto por La Romareda, un lugar donde su fútbol incendiario prendió como en ningún otro. Misterios del juego. O de la química. O de los equipos y sus entrenadores. O de vaya usted a saber. Aquella campaña parecía destinada al ascenso del Zaragoza, imparable con su ataque racheado, alimentado por la voracidad de este hijo pródigo del vallenato. Pero entonces, en marzo el mundo entero entró en suspenso  por la irrupción de la pandemia. El fútbol se paró y el tiempo se hizo interminable.

Cuando la competición se reanudó al filo del verano, el Real Zaragoza se había extraviado por completo. Antes del parón llevaba cinco puntos de ventaja con respecto a los puestos de promoción, después de ganar 0-1 en Málaga. En los últimos once partidos, a la vuelta del confinamiento, sólo fue capaz de vencer en tres. Perdió siete y empató otro: la distancia menguó hasta desaparecer y acabó la competición tercero, en un ambiente de perplejidad por el radical cambio de dinámica.

La normativa para autorizar cinco cambios ante la frecuente propagación del virus favoreció a equipos con más fondo de armario. Javi Puado había llegado en el mercado de invierno cedido por el Espanyol para relevar a Dwamena, al que se le había encontrado un problema de corazón que acabó con su vida hace un año: pero el hoy goleador perico, decisivo desde su incorporación, contrajo el COVID y su ausencia mermó el ataque de Víctor Fernández. El equipo tenía la energía agotada. La peor noticia llegó justo antes de las eliminatorias por el ascenso. Los aplazamientos habían retrasado hasta agosto el desenlace del campeonato en Segunda... y el contrato de cesión de Luis Suárez finalizaba el día 5 de ese mes. El Zaragoza había logrado alargarlo más allá del 30 de junio estipulado, alegando las excepcionales circunstancias. Pero el Watford se negó a otra prórroga del acuerdo y se llevó al futbolista colombiano para su pretemporada en el momento culminante del año: justo antes de los dos encuentros contra el Elche.

Frustrado, Luis Suárez debió acogerse a su obligación contractual y dejó huérfano al equipo aragonés. Ante la marcha del goleador, el Zaragoza hizo aspavientos inútiles: llegó a pedir que se diera por finalizada la competición y ofreció varias opciones para decidir el ascenso. Intentó buscar fórmulas para impugnar de algún modo el final de la campaña por la privación contractual de su mejor jugador. Asesorado por Juan de Dios Crespo, especialista en Derecho Deportivo, reclamó de forma infructuosa a LaLiga, la Real Federación Española de Fútbol y al Consejo Superior de Deportes. Ante las negativas, aseguró que estaba dispuesto a recurrir a la justicia ordinaria si no se encontraba una solución para resarcir el perjuicio causado por el aplazamiento de la competición.

Pero todo aquello quedó en nada: vino el largo cambio de propiedad y, aunque la demanda seguía pendiente, terminó por ser olvidada y no condujo a ningún lado. No se supo más de la colaboración con el prestigioso jurista, quien por cierto había trabajado para el Shaktar en el conflicto que el club ucraniano tuvo con el Zaragoza por el fichaje de Matuzalem: aquella sentencia en contra le costó 13 millones de euros al club entonces presidido por Agapito Iglesias. Ante la falta de explicaciones posteriores, la sensación generalizada acerca de aquella demanda contra el final de la liga del COVID se dividió entre quienes vieron en ella una mera cortina de humo, el pataleo inútil de una situación inexplicable o una vía muerta, por el convencimiento de sus escasas posibilidades de sacarla adelante. O porque los nuevos dueños prefirieron pasar página y consideraron un error estratégico insistir en un enfrentamiento fútil con los organismos rectores del fútbol.

En el campo también ocurrió lo previsible: el Elche de Pacheta le ganó 0-1 en La Romareda vacía, después del empate sin goles de la ida en el Martínez Valero. Y el equipo ilicitano acabó subiendo mientras el Zaragoza lamentaba la pérdida de un ascenso que sólo meses antes parecía incuestionable. Una de las derrotas, y de las temporadas, más traumáticas de la historia del club. Se puede apostar a que La Romareda saludará este domingo al nuevo Luis Javier con la consideración que se ganó en los días en que aún era Luis Suárez. Cinco años después, el colombiano busca su mejor versión en el espejo de aquellos días felices y extraños de 2020. Exactamente lo mismo que persigue el Real Zaragoza.