OPINIÓN

Testimonio de un voluntario: Valencia es tierra de héroes de lo anónimo

Miles de voluntarios. /Iván Aralndis.
Miles de voluntarios. Iván Aralndis.

Vaya por delante que este texto no lo escribe Nacho el periodista, lo escribe Nacho un voluntario más como los miles y miles que han bajado al barro estos días pero que, al contrario que ellos, tiene la oportunidad de contar in situ lo que se vive en Paiporta, Benetússer, Aldaia y los 61 municipios afectados donde, os prometo, que en televisión no se consigue apreciar lo que realmente ocurre.

La imagen de la desgracia impacta y duele. El primer día que acudí, a Paiporta concretamente una de las 'zonas cero', ya en la entrada volvió a sonar la señal de alarma que envía la Generalitat, en este caso porque la DANA llegaba a Castellón. Solo ese sonido provocó que una de las personas que había sufrido ya los efectos de la misma, tuviera un ataque de ansiedad y se echara a llorar ''otra vez no, otra vez no, ya no puedo perder nada más'' clamaba desesperada mientras no había ni una sola autoridad por la zona para consolarla.

Conforme pasaron los días el drama de la tragedia no pasaba, pero las calles donde en un inicio al pisar se te hundía el pie en lodo, muy poco a poco mejoraban gracias a la ayuda de la gente, el pueblo, los voluntarios. Los he contado por millares, hay tantos voluntarios como voces de socorro y de ayuda en las localidades afectadas, toda mano era necesaria y por suerte, había todas las manos civiles necesarias. Pero no todas las manos profesionales.

El suelo de Paiporta el pasado jueves. Relevo.

Porque lo que no vi o vi a cuentagotas fue autoridades para organizar ese drama. Los valencianos están solos, o han estado solos, como mínimo, durante los primeros cuatro días de la tragedia. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que cuando alguno de los pocos bomberos -todos ellos sobrepasados porque daban lo mejor de sí, pero eran pocos-, te encontraba en el camino, te pedía ayuda y te daba una pala para ayudar a quitar lodo "os vamos a reventar a currar eh, que hacen falta manos fuertes", nos dijeron a un amigo y a mí en Alfafar.

La sorpresa fue mayúscula cuando al llegar a casa ese día vi como la Generalitat Valenciana decía que los voluntarios poco más que entorpecíamos, o que al menos eso le decían las autoridades. Es curioso que los que están en un despacho sientan que los voluntarios estorban, pero los bomberos, militares o policías que estaban de lodo hasta arriba admitieran sin problemas que necesitaban manos fuertes.

¿Sabéis, además de con estos aislados ejemplos de bomberos que necesitan ayuda, cómo se ha organizado realmente la gente? Gracias a los héroes anónimos. Las chicas del Paiporta fueron el primer ejemplo que me encontré, que decidieron ellas solitas coger un carro e ir a repartir comida por el pueblo, fijaros si llevaban tanta comida que una señora les preguntó si el centro comercial de la zona ya había abierto, porque no le cabía en la cabeza que hubieran desplazado tantísima cantidad de alimentos desde Valencia capital.

Héroes anónimos ofrecen comida. Relevo.

Héroes anónimos como la plantilla del Valencia CF, masculina y femenina, que han ido por su cuenta y como pequeña milicia a ayudar en lo que hiciera falta a los pueblos afectados. Héroes anónimos como grupos que conozco que han venido desde Castellón solo con la voluntad de ayudar, doblar ropa, cargar alimentos o ponerse de barro hasta la cintura "para estar desfaenadas en casa, pues vamos", decían.

Héroes anónimos como mis compañeros de profesión Fran Guaita (Cadena SER) o Víctor Lluch (Ondacero) con los que compartí horas de pala y cepillo. Héroes anónimos como Juan Roig que siendo de todo menos anónimo, cuando se trata de cruzar la pasarela de Valencia e ir a dar alimentos, lo hace como yo como tú o como cualquiera. Héroes anónimos como aquellos que salían de Paiporta sin apenas comida, pero ofrecían lo poco que tenían. Héroes anónimos como el padre de mi compañero del Chiringuito, Germán, que nos acompañó en la travesía por Paiporta solo por echar una mano trasladando la comida con las chicas del equipo.

Las jugadoras del Paiporta en su travesía hasta allí. Relevo.

Ellos han sido los que han dado la respuesta más inmediata y los que han conseguido que al menos el lodo ya no llegue hasta las rodillas ¿Ahora? Ahora ya solo hace falta la ayuda militar para retirar los escombros de las puertas. Y estoy convencido de que llegará, quede claro, porque a cada policía, militar, bombero o persona de la UME con la que hablaba me decían que ellos estaban más que listos para ayudar, pero que de momento "solo somos estos". La visita de las autoridades a las zonas afectadas ha acelerado el proceso, el que pensara que hoy iba a ser un paseo de rosas para el Rey, Pedro Sánchez y Carlos Mazón, o que detrás de lo que se ha vivido hay un color político vive muy equivocado, lo de hoy ha sido el llanto (hoy sí, televisado), de una ciudad a la que le ha fallado el Estado.

En el sector en el que trabajo no es tan común ver la unión de la gente. Los aficionados de unos equipos se pelan o insultan entre otros, cada vez hay más incidentes en los terrenos de juego y particularmente en Valencia, desde que Peter Lim generó la locura colectiva con su pésima gestión, valencianistas se pelean entre valencianistas. Pero supongo que, como comentaba con una persona de fuera de Valencia que estaba asombrada por lo vivido, los valencianos tenemos eso, podemos pelear o ser de sangre caliente, pero a la hora de la verdad estamos ahí. Vaya si estamos ahí.