BARCELONA - ATHLETIC

No sólo Nico plantó al Barça desde Bilbao: Iribar por tres millones, Muniain con 11 años, Guerrero y Etxebe pese a triplicar su sueldo...

Hay quien se pregunta hoy que "¿cómo debe estar el Barça para que un jugador rojiblanco pueda decirle 'no' a un grande?". Pero lejos de deberse a una crisis o ser una excepción, ya es una norma.

Nico Williams jugará este sábado en el campo del Barça... con la camiseta del Athletic. /GETTY
Nico Williams jugará este sábado en el campo del Barça... con la camiseta del Athletic. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

El interés del Barcelona por los jugadores del Athletic -y viceversa- es tan antiguo como el propio fútbol. Prueba de ello es el continuo trasvase (hasta una veintena) a lo largo de la historia: José Landazabal 'Lakatos', Félix Sesúmaga, Manuel Vidal, Gerardo Bilbao, Luis Zabala, Emilio Aldecoa, Jaime Escudero, Jesús Garay, Gonzalo Díaz, Beitia, Pedro Mari Zabalza, José Ramón Alexanko, Andoni Zubizarreta, Julio Salinas, Jon Andoni Goikoetxea, Ernesto Valverde, Xabier Eskurza, José Mari, Santi Ezquerro e Íñigo Martínez. Sin embargo, también ha habido más calabazas por el camino de las que se saben o recuerdan. En Bilbao, aunque Nico parece hoy el único y más importante, pueden presumir de mucho más.

Este verano, a colación del culebrón del flamante campeón de Europa con la Selección, hay un runrún constante alrededor de esta negociación que apunta a la directiva de Joan Laporta sin disimulo: "¿Cómo tiene que estar el Barça? No se puede entender cómo un jugador del Athletic puede decirle no". Pero lo que podría parecer una excepción que confirma la regla con la que cargue toda la culpa el presidente, la realidad es que esto va camino de convertirse en toda una norma. El menor de los Williams no es la única estrella del Athletic que se ha negado a jugar en el Camp Nou, con otros directores deportivos, diferentes presidentes y situaciones contables más saludables. Desde Iribar hasta Muniain, del que Nico ha heredado el 10, pasando por Julen Guerrero, Etxeberría y hasta Garitano o Yeste.

El caso de Iribar es uno de los más llamativos. Quizás porque no todo el mundo ha podido escuchar de su boca lo que le sucedió hace 62 años. El propio Txopo lo confirmó hace una década en una gala de Mundo Deportivo en la que fue premiado, y siempre ha ido añadiendo detalles a ese relato en las entrevistas posteriores que ha ido concediendo. El legendario portero pudo ser culé cuando brillaba en las filas del Basconia, club con el que el Athletic ha tenido históricamente un acuerdo de colaboración a modo de cantera. Según relató el propio José Ángel, Kubala mostró entonces un gran interés por sus habilidades después de un partido en el que le metieron 10, al quedarse con uno menos por lesión, en una época en la que no había sustituciones. Llegó a decirle que si él quería le fichaban.

José Ángel Iribar, leyenda del Athletic.  GETTY
José Ángel Iribar, leyenda del Athletic. GETTY

"Y lo intentaron. Ofrecieron tres millones de pesetas", dijo Iribar en Jot Down. Pero el Barça se dio de bruces contra el presidente del Basconia, Juan Alonso, que era un chatarrero bastante conocido por su dureza en las negociaciones y que, para convencerle de que su futuro estaba en Bilbao, lo pasó a toda prisa al Athletic en la temporada 1962-63, que era el verdadero objetivo del guardameta. "Había un compromiso entre ambos clubes, el Athletic cedía jugadores al Basconia y luego, si quería fichar algo, lo tenía gratis. Alonso dijo que yo no iba al Barcelona, pero tampoco iba a salir sin dejar nada. El Athletic tuvo que pagar un millón y, como represalia, rompió el convenio. Con ese millón se construyó una tribuna en el campo, lo que me hizo ilusión, porque parecía que el dinero se gastó en algo positivo".

El primero de una importante lista

Desde entonces, el Barça jamás se cortó a la hora de tentar a los futbolistas que destacaban en San Mamés. Si habían intentado con el más grande, cómo iban a disimular con los demás. Hasta el punto de que, como señalan hoy los más veteranos en el club, "cada vez que había un Barça-Athletic ya sabíamos que en el desayuno veríamos en los periódicos catalanes de ese domingo un interés del Barça por fichar a alguno de los nuestros". Era una tónica constante. "Siempre era lo mismo para intentar desestabilizar, pero nunca lo lograban. La mayoría de veces no había nada de nada y sólo era ruido. Estar en el Athletic ya es jugar en un grande. De hecho es el más grande. Aquí hay una filosofía, una idiosincrasia y unos valores -a veces incomprendidos desde fuera- que no hay en otro lugar".

Julen Guerrero, la gran estrella pop del Athletic de la era moderna que hoy dirige al Amorebieta, también tuvo sobre la mesa una buena oferta catalana. Él mismo lo reconoció en 1997: "Tuve una propuesta del Barça, pero no ha sido la única", aseguró el jugador en un corrillo con la prensa, que rechazó entonces propuestas de Lazio, Inter de Milán, Real Madrid y Atlético pese a estar dispuestos a pagar los 1.300 millones de pesetas que figuraban en su cláusula de rescisión y con ofertas económicas que duplicaban, triplicaban, y en algún caso, quintuplicaban, su actual ficha en el Athletic. "Nunca he dudado con esas ofertas, aunque siempre las estudiamos con detenimiento", aseguró el centrocampista entonces en una entrevista en El País.

Después de un siglo XX bastante agitado con una constante fuga de talento de Bilbao a Barcelona, con el nuevo milenio parece que la cosa se había tranquilizado. Pero, era un simple espejismo. De forma clandestina siempre continuaron los movimientos desde los despachos. El gran rendimiento ofrecido por Alexanko, Zubizarreta, Julio Salinas o Goiko, que ficharon y brillaron en el Drem Team, animaba a explotar esta vía. Hasta que con Joseba Exteberria, hoy entrenador del Eibar, pasó más de lo mismo y el Barça recordó la talla del Athletic.

Él mismo lo contó recientemente en Relevo: "Sólo tuve dos ofertas en mi carrera para irme. En 2004, vino a por mí el Barça de Txiki Begiristain en el que estaba Rijkaard en el banquillo. Me quedaba un año de contrato. Estaba Andoni Zubizarreta de director deportivo nuestro. Él sabía de la oferta y yo le dije que teníamos que a llegar a un acuerdo porque quería seguir aquí. Hubo otra más adelante del Everton, que hicieron una oferta en la época de Lamikiz. El presidente me preguntó qué quería hacer y le dije que deseaba continuar. Sólo esas dos; todo lo demás han sido rumores. No he ganado nada, pero he sido feliz, que creo que es el mayor título de todos. No hay nada como la filosofía Athletic y el respaldo de San Mamés".

Otro 10 que fue tocado

La tentativa más actual antes de la de Nico, fue la de su compañero de equipo Iker Muniain, a quien Joaquín Caparrós puso a bailar en Primera con 16 años, siete meses y once días, siendo el segundo futbolista más joven en debutar de rojiblanco. El Barça había intentado ficharle cuando la joya tenía tan sólo 11 años. Se enamoró de él durante un campeonato territorial de selecciones autonómicas en Canarias. Él jugaba con Navarra. Según su entorno desveló tiempo después, un técnico culé se reunió con sus padres en aquella concentración y les llegó a hacer una oferta a la carrera. "Tengo el contrato en la habitación. Subo a por él y lo firmamos ahora", les planteó sin disimulo ni perder tiempo como publicó Sport.

Si Muniain no aceptó fue por varios motivos. Entre ellos, la feroz competencia que entonces (2003-2004) había en el Barça de Ronaldinho y porque no podían garantizarle la vida que tenía en Pamplona jugando en el Chantrea ni mucho menos la que le prometían en Lezama. Pero sobre todo pesaron los valores de un club con el que soñaba pese al interés también por contratarle de Osasuna y Espanyol. "Ronaldinho y el Barça me gustaban muchísimo, pero me tiró más el corazón", aseguró hace 20 años. Cuentan en el Athletic que sus entrenadores tenían tanto temor a que se lo quitaran que en los campeonatos más rutilantes como cadete le ponían sólo un rato para que no diera el cante y se lo llevaran. Por eso Caparrós, informado de la situación, lo subió al primer equipo en cuanto llegó (2007). Seguro que Iker, más allá de cederle su dorsal a Nico, le ha recordado estos días aquel guiño.

Iribar, Muniain, Julen o Etxebe tuvieron el valor de plantarse. Pero otros, ni siquiera se dieron el gusto porque no se enteraron de las negociaciones. Fue el caso de Asier Garitano. Tras debutar con el primer equipo en 1988, fue escalando en el centro del campo del Athletic hasta llamar la atención de toda Europa. Por eso, en 1993 protagonizó una operación de la que sólo tuvo noticias, al igual que su representante y hermano, una vez truncada. El expresidente José Julián Lertxundi, recibió una oferta directamente de José Luis Núñez para fichar a Garitano "porque Cruyff se había encaprichado". Algo parecido sucedió tiempo después con Asier del Horno, Fran Yeste y hasta con Fernando Llorente. Pero en estos casos el 'no' llegó más por otras razones que por una cuestión de fidelidad.

Desempolvando intrahistorias

Lo de Andoni Zubizarreta fue peor. Se había negado en rotundo a marcharse al Barcelona en 1986, donde había sido indiscutible en las últimas cinco temporadas, ganando Ligas y Copas, porque era feliz en Bilbao y tenía muy presente el ejemplo de su ídolo Iribar. Pero esta vez fue el club quien le empujó a irse al Barça para tapar ciertos agujeros, por lo que acabó vistiendo de azulgrana a cambio de Biurrun más 150 millones de euros con los que el Athletic pagó el Palacio de Ibaigane donde hoy el club tiene parte de sus oficinas y donde se toman las decisiones más importantes. El acuerdo se selló en Zaragoza, pero nunca fue visto como una traición o algo así. Por eso regresó tiempo después, ya retirado, a los despachos y hoy sigue siendo uno de los hombres más queridos en la entidad.

Y es que hay muchos, le pese a quien le pese, que cuando comparan no ven color. Y muchos más en estos tiempos de zozobra en el Barça y de crecimiento en el Athletic. Ernesto Valverde es uno de los ejemplos más evidentes. No sólo se atrevió a recorrer el camino inverso, del Barça al Athletic, como jugador y luego como entrenador, sino que llegó a negarse hasta en dos ocasiones a dirigir al equipo blaugrana (además de al Real Madrid cuando le sondearon y José Ángel Sánchez empezó a desequilibrar la balanza en favor de Rafa Benítez en 2015) antes de aceptar a la tercera. Él, ídolo en su vuelta a casa, podría aconsejar a Nico ante tanto ruido mediático. Pero ni es intervencionista ni le gusta ir de padre ni tan siquiera hace falta: el extremo ya ha decidido y este sábado lucirá el 10 en Montjuïc pero con la camiseta que lleva vistiendo desde que debutó en 2021 con 18 años.