REAL SOCIEDAD - ATHLETIC

El Ernesto Valverde más desconocido: la bici, su grupo de música y una confusión con un comando terrorista

El técnico y exjugador del Athletic confiesa sus inquietudes a Relevo.

Ernesto Valverde, en el año 2003, posando durante su presentación con el Athletic./EFE
Ernesto Valverde, en el año 2003, posando durante su presentación con el Athletic. EFE
Lu Martin

Lu Martin

Ernesto Valverde, técnico del Athletic Club, es una de las caras más reconocidas del fútbol español. El de Viandar de la Vera siempre tuvo clara su virtud, pero por el camino ha podido ir añadiendo otras inquietudes (muchas), más allá del balón, que le completan como persona, cada cual más sorprendente que la anterior.

Todos conocemos deportivamente al Txingurri, pero en Relevo descubre su lado más personal. Nos adentramos un poco más en su 'yo' gracias a la cortesía que le caracteriza.

Usted, de pequeño, ¿qué quería ser?

Futbolista.

Pero estudió Biología.

Bueno, un año. Primero Electrónica. Me saqué el titulo. Y Fotografía en Barcelona. También me saqué el título.

¿Y a usted qué le gusta más? ¿Ir en bici, el fútbol, la fotografía o tocar la guitarra?

No me hagas preguntas que no puedo responder.

Entonces, ¿qué le parece bien que le pregunte? ¿Cómo está el equipo?

Buena pregunta. Bien, el equipo está bien. Con algunas bajas, pero listo para jugar contra la Real Sociedad...

Vale, sigamos. Estudió Biología, pero ¿por qué nunca ha tenido animales domésticos?

¿Eh? He tenido tres hijos, que no es lo mismo.

¿Usted cree que esta respuesta le va a gustar a su esposa?

No, no creo. ¿Y tú crees que esta entrevista tiene algún futuro?

No tiene, no. Pero siempre estuve condenado al fracaso... Y no hay futuro, debería saberlo.

Sí, eso hace tiempo que parece evidente. Lo del fracaso, digo. Pero la verdad es que nunca he tenido perro ni gato... Pero no sé, ¿eh? Será una cuestión de costumbre. Nunca hemos tenido en casa, ni en la familia, ni nada. De pequeño tampoco. Será por haber vivido siempre en pisos, no sé. Y lo de la Biología, ¿qué quiere que le diga? Estaba en el Sestao y me gustaba

En cambio en bici, ¿desde cuándo sale?

Hombre, desde crío. Todos hemos ido en bici, ¿no? Siempre me ha gustado. Pero cuando dejé el Athletic empecé a jugar a pádel. Y enseguida me di cuenta que sí, que era muy divertido, pero que me hacía más mal que bien. Era muy agresivo para la espalda, para las rodillas, que me dolían porque no las tengo demasiado bien. Ya el día que me tuve que infiltrar en la cadera dije que era mejor buscar otra cosa. Así que empecé a ir en bici, que al ser un movimiento cíclico es más suave. Y es distraído. Y ahora siempre que puedo, salgo. Aquí en Euskadi, además, hay mucha cultura de bici y es fácil. En Bilbao en diez minutos ya estás en el monte y si salgo desde Lezama, pues ya ves.

¿Con quién jugaba a pádel? Es muy de futbolista retirado...

Sí, sí, siempre hay alguien para echar un partido. Yo solía jugar con mi cuñado y con algún par de colegas más. Pero, siempre es fácil montar un partido.

"Tampoco te creas que me meto 200 kilómetros, ¡que no soy Luis Enrique, tú! 80 o así y para casa... ¡Nosotros somos globeros, joder!"

Y la bici... ¿Usa con motor o bici...bici?

No, sin motor, sin motor. Bici de toda la vida. Hombre, en bici tienes que andar con un poco de cuidado con los coches, eso es verdad. Pero bueno, aquí hay bastante respeto por los ciclistas, hay bastante cultura ciclista.

¿Sale solo o tiene 'grupeta'?

No, salgo... Con algún amigo, a veces con un grupo del equipo, a veces con el analista, con Alberto, a veces con el fisio. Tampoco te creas que me meto 200 kilómetros, ¡que no soy Luis Enrique, tú! 80 o así y para casa... ¡Nosotros somos globeros, joder! Alguna vez he salido con mi hijo también.

¿Cuántas bicis tiene? Tendrá buenos pepinos...

Tampoco te creas. Tengo un par porque cuando estuve entrenando al Barça cogí una allí para tener. Un día vino un mecánico del equipo Sky a llevarle una bici a Messi. Leo no montaba, pero debía de ser algo de publicidad, no sé. Yo vi la bici, me gustó y quería una en Barcelona y mantener la de Bilbao. El mecánico estaba por ahí y le dije que a ver si me podía conseguir una. La pagué y aquí la tengo, va muy bien.

¿Y la fotografía cómo la lleva?

Ahora soy un poco parado. La verdad es que cuando estuve en Grecia tuve una fase muy creativa, la cabeza empezó a irme de otra manera.

¿Por qué?

Pues porque sí.

Ah, vale. Es una gran razón. ¿Podría explicarse un poco?

Mira, yo había tenido alguna relación, por ejemplo, con Ricky Dávila, que es fotógrafo que yo siempre había seguido, que me gustaba mucho. Y le conocí. Y entonces ya el hecho de tener contacto con alguien que te puede orientar en cierta medida para mí fue importante. Y como yo no podía ir a talleres de fotografía porque siempre estaba entrenando y estaba por ahí danzando, él vino. Le invité a Grecia, estuvo unos días y me dio un taller personalizado, que me vino muy bien, aprendí mucho. Y entonces eso empezó a cambiar muchas cosas. Luego montamos la escuela de Bilbao, el Centro de Fotografía en Bilbao. Que ha funcionado durante años y creo que ha dado bastante a la ciudad, con talleres, exposiciones. Yo le ayudé a montarlo, pero el alma máter era él.

Ahora vuelve a estar de moda el carrete antiguo. Usted, ¿qué? ¿Ha recuperado las viejas prácticas?

No, hace tiempo ya que... El analógico, ya sé que ahora está muy de moda. Ahora tampoco es como antes, que hacíamos todo el proceso. Antes no había más remedio. Era eso o nada. El revelado del negativo, luego el positivado. La gracia, la clave, estaba en el positivado. Estabas en casa con las cubetas. Era mucho más caro, era mucho más trabajo. Y tenías que ser bueno en todo. Yo era un positivador bastante flojo. No, bastante flojo no, lamentable.

Ahora todo es Photoshop.

Yo no soy de hacer muchas tonterías con Photoshop. Aunque antes también podías hacer muchas trampas. Bueno, trampas: podías hacer cositas. Pero bueno, eran reservas, cosas, en fin. Contrastar más. Más contraste, menos contraste. Lo que ahora es mucho más limpio para tu casa: antes necesitabas una habitación para currar, los líquidos lo manchaban todo... Ahora no, con el ordenador te sobra. A mí me parece que está bien el analógico. Tiene algo especial. De todas maneras, el analógico ahora es mucho más limpio: revelas el carrete en una tienda, y lo escaneas. A veces lo hago, me compro un carrete, pillo una vieja máquina y... hala, ya está, hasta dentro de dos años.

¿Cuántas cámaras tiene?

No sé, no muchas, ¿eh? Además, las voy puliendo, ¿eh? Las voy cambiando. Tengo la Hasselblad, la de formato cuadrado, que la compré en Barcelona cuando jugaba. Tengo un par de Contax analógicas, que las tengo cariño. Sobre todo porque una se la compré a mi amigo Jose, que también murió, pobre. Y una compacta que es básicamente la que uso, la pequeñita de bolsillo. Ahora siempre utilizo compactas, que abultan poco.

¿De qué libro está más orgulloso de los que ha hecho?

Orgulloso, no me gusta esa palabra. No me gusta eso del sentirte orgulloso. Sólo he hecho dos libros. Los libros de fotografía me molan mucho. Lo que más me gusta de hacer libros es el proceso. Luego ya quedan como quedan. Tampoco sé hacerlo mejor, qué quieres que te diga. Los libros de fotografía me encantan. Son caros de hacer y de comprar. Por eso se venden pocos. Yo creo que entre los dos que he hecho habré vendido diez, y la mitad los he comprado yo, claro.

O sea, ¿dijéramos que se dedica al fútbol para poder editarse sus libros de fotografía?

Bueno, la verdad que es una de las ventajas de dedicarte al fútbol, claro, es que puedes pagarte el libro de tus fotos, que no me hubiera editado nadie. Sí, pero el proceso de hacer el libro me gusta. Incluso la revista que hice con la exposición, esta última que hicimos en la Fundación. Me encantó. Como concepto. Tengo muchos libros de fotografía. No soy coleccionista, ¿eh? Pero voy comprando lo que me gusta, de amigos... Sí, y voy a un sitio y veo que hay alguno que me gusta y hay gente que conozco.

¿Algún referente fotógrafo, además de Jordi Cotrina?

Hombre Jordi, ¿qué tal anda?

"Para eso también me ha servido a mí el Barça, ya ves tú qué tontería, para conocer a Moriyama"

En la pelea, derrochando talento, ya sabe. ¿Referentes?

Sí, claro que tengo. Además, bueno, con la escuela me ha permitido conocer a gente como Alberto García Alix, que siempre me gustó. Pero siempre me ha gustado mucho Moriyama, el japonés. Mira, pero eso sí que sirve el fútbol. Otra cosa que me llevé del Barça. Cuando fuimos a Japón a hacer una pretemporada me preguntaron por mis necesidades, qué quería en Japón. Partiendo de la base de que cuando vas de pretemporadas a Japón, a Estados Unidos, a México, adonde sea, sabes que allí de lo que se trata es de sobrevivir, porque los entrenamientos no sabes cómo van a ser, no sabes dónde están los campos, ni cómo están, así que les dije que lo que necesitaba básicamente es que tuviéramos buenos campos de entrenamiento cerca del hotel. Luego ya sabes lo que hay: un tráfico terrible. Tardamos cien horas en ir a entrenar y los campos pues estaban como estaban. También les pedí un favor, si era posible: ir a ver la fundación de Daido Moriyama, que es uno de mis fotógrafos favoritos.

¿Y fue?

Claro, fui. Y vino Moriyama en persona. Apareció porque supo que estaba el entrenador del Barcelona, claro, no sabía ni que hacías fotos. Casi me muero, me hizo mucha ilusión conocerle. Y luego le mandé el último libro que hice. Se hizo una foto con él y me la envió. La tengo en casa, me hizo mucha ilusión. Luego me hablas tú de títulos. Para eso también me ha servido a mí el Barça, ya ves tú qué tontería, para conocer a Moriyama. También me gusta mucho Anders Pettersen... No sé, muchos.

Y este año en México, ¿a quién fue a ver?

No, a nadie. Fuimos a jugar contra el Chivas, un equipo que juega sólo con mexicanos, que viste de rojo y blanco, y al que le devolvimos la visita porque jugamos el trofeo del Árbol de Gernika. Durante el Mundial estuvieron aquí.

¿Sigue jugando al ajedrez?

Sí, claro, ¿y tú?

Llevo tres meses sin ganar una partida. Llevaba mucho y he vuelto este verano. ¿Usted ha perdido reflejos, memoria?

Yo se la gané otra vez a mi hijo. Pero, ¿ juegas con el móvil?

No, con el ordenador. ¿Y usted?

Claro, el ordenador es una máquina, ¡no puedes jugar contra máquinas! Tienes que jugar con el móvil, contra otros que hacen las mismas cagadas que tú. Esa es la clave. Métete en Chess.com. Ahí puedes jugar contra cualquiera. Y sí, claro, he perdido. Pero bueno, aún me defiendo.

"Tenía un imán para la Policía. Un día nos pillaron a cuatro del barrio dando un paseo por el monte y se creían que éramos de un comando"

Usted de pequeño no iría mucho a San Mamés, claro, ¿pero ya era del Athletic?

Sí, yo era del Athletic, pero a San Mamés no iba. Yo soy de Vitoria, de Adurza. Lo veía por la tele, y en Olarizu, en la campa, jugaba al fútbol con los chavales del barrio.

¿La mitad muertos o en la cárcel?

Pues algunos de aquellos sí. Piensa que los ochenta en Vitoria fueron años duros. Éramos de un barrio obrero. Bueno, en Vitoria y en toda Euskadi era complicado. Años duros en cuanto al tema del terrorismo... De la droga... Bueno, yo empecé muy pronto a jugar en el San Ignacio, luego me fichó el Alavés. Pero tenía un imán para la Policía. Siempre me paraban en los controles. Un día nos pillaron a cuatro del barrio dando un paseo por el monte y se creían que éramos de un comando; lo pasamos mal. En otra ocasión, que ya jugaba en el Sestao, estaba yo solo haciendo fotos en una fábrica y a los diez minutos uno de policías que vino a por mí: "Oye, vaya cámara tienes, ¿no? Y qué haces aquí haciendo fotos a esa fábrica". Bueno, acabé en comisaría. Había un vecino del barrio que me conocía, limpiando el coche, que lo vio y se fue a buscar a mi madre. Estuve una hora, hora y media.

¿Y cómo acabó?

Pues que me dejaron marchar, yo qué sé, la suerte. "Ya se puede ir". Yo creo que alguien de la fábrica se enteró, debía ser del barrio también. Pero es que en el Espanyol acababa de fichar como entrenador, y se me cruzaron dos coches de la Urbana. Porque alguien dio una descripción de un coche robado, que coincidía con el mío . Me han parado muchas veces en controles de todo tipo. Tengo un imán, te lo juro.

En aquella época había también mucha música en las calles de Vitoria, ¿de ahí le viene lo de tocar la guitarra?

Estás pesadito con la guitarrita, ¿no?

Bueno, pero es sabido que le gusta mucho la música y que toca la guitarra. Y habiendo crecido en los 80, en Gasteiz, en Euskadi, parece muy normal... ¿Es así?

Hombre, pues sí. En aquella época había una cultura musical muy fuerte. Y como todos los chavales, salíamos por ahí, íbamos a conciertos. Pegaron duro muchas bandas en aquel momento. Había un montón de grupos, Hertzainak, Cikatriz, los Deliriums, MCD, La Polla, los Kortatu, un montón de grupos. Era época en la que nos comprábamos discos cada dos por tres, que grabábamos cintas. Mi hermano es dibujante y se pasaba el día escuchando Euskal Irratia, Radio 3, me abría mucho las orejas. Sobre todo en la música de aquí. Supongo que les pasaba a nuestros padres cuando oían la música que escuchábamos nosotros y decían: "Por favor, quita eso". Lo que nos pasa ahora a nosotros, que escuchamos la música que escuchan algunos de nuestros hijos y... lo mismo.

¿Y ahora qué le gusta?

Pues nada, pues ya somos unos clásicos, ¿no? Me gusta el rock and roll. Que haga un poco de ruido, no metal, pero sí ruidito. A mí un poco de ruido no me va mal. Pero es que no me gusta hablar de eso porque es como una cosa que me parece muy personal.

Tampoco le gustaba hablar de fotografía y... ¿qué tiene de diferente?

Bueno, al final es diferente. Pues porque sí, porque hay una parte que es como más... No sé. Mira, lo mejor que te puede pasar en el fútbol es que la gente se entere un poco de ti, de lo que haces fuera.

Pero ha acabado subiendo a escenarios.

¡No, escenarios no! En algún bar de colegas, en el txoko. Es siempre divertido, tocas con los amigos para los amigos, sin más. Nos lo pasamos bien, la gente se lo pasa bien. Y me permite desconectar. Tener otro rol, ¿no? Al final yo soy entrenador y cuando eres entrenador decides todo, mandas para todo. Eres el que manda. ¿Dónde va esto? ¿Dónde va este cono? ¿Dónde va lo otro? ¿Quién juega? ¿A qué hora entrenamos? Tienes que tomar muchas decisiones. En cambio, en el grupo no. Como soy el que peor toca, a veces yo estoy ahí, bueno, soy un jugador de equipo. Pero no soy el líder de la banda. Ni Lennon ni McCartney, yo soy un acompañante. Tienes otro rol y muchas veces te ponen en tu sitio, ¿sabes? Pero bueno, eso es la historia entre amigos y lo pasamos bien y ya está.

¿Qué tocan?

Versiones de clásicos, ya sabes: Blackberry Smoke, los Rollings...

¿Tiene muchas guitarras?

Bueno, tengo tres o cuatro. Dos Fender muy chulas que me consiguió mi amigo Jonan, y un par que me compré en Barcelona en la tienda de un amigo, una... Pero ya está, se acabó la entrevista.