La 'palanca' de los palcos de Joan Laporta es la última maniobra que explica cómo el barcelonista se ha acostumbrado a salvar 'matchballs'
Con el último movimiento del presidente del Barça, en teoría, logrará inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor. Vuelve a conseguirlo sobre la bocina.
El Barcelona se ha acostumbrado a vivir en el alambre. La política arriesgada de Joan Laporta de hipotecar el futuro para acortar plazos y volver a instalar al equipo donde se merece trae consecuencias que, por ser algunas a largo plazo, parecen a veces imperceptibles. En la idea de ser un proyecto todavía en construcción y con un futuro envidiable, el presidente tiene que salvar matchballs cada cierto tiempo. Y a pesar de que el reloj corre en su contra y le tumben algunos 'Plan A', como el usado para la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor, tiende a dejar la sensación de que lo acabará logrando.
En este último caso, el lunes el Barcelona iba a tener una respuesta definitiva sobre la vía judicial. El club, previsor, todavía se reservaba un mínimo de dos alternativas más. La primera, utilizar la 'palanca' de los asientos VIP. Siendo en una situación excepcional y por necesidad, con el riesgo de sacar menos de lo que uno podría aspirar en una situación normal. Y todo apunta a que así será, con LaLiga ya informada del tema. La segunda opción era que algunos de los directivos volvieran a avalar para permitir que Olmo y Pau Víctor pudieran seguir jugando.
Muy posiblemente, si el club no le hubiera transmitido tranquilidad a Olmo, este no se abría desplazado unos días a Milwaukee para pasar un rato con Damian Lillard, a quien le 'copió' la celebración. Tampoco Pau Víctor, que se marchó en familia a la Cerdanya. Este domingo vuelven a los entrenamientos. Ya es habitual que el Barça transite por la cornisa cuando empieza a sonar la cuenta atrás. El aficionado ya se ha acostumbrado a ello.
El primer 'matchball', salvado de madrugada
Laporta empezó a salvar matchballs desde su primera noche en la vuelta al palco del Camp Nou. Con las firmas de Jaume Roures o José Elías, que dejaría de rebote a Eduard Romeu como vicepresidente -el economista dejó el club hace algunos meses y nadie ocupó su cargo- Laporta logró avalar los 124 millones de euros que pedía LaLiga para auditar nuevamente las cuentas del club. Lo hizo de madrugada, pasadas las 2.
En su primer mercado veraniego, el Barça cerró sus últimos movimientos sobre la bocina. Oficialmente, Antoine Griezmann dejó de pertenecer a la entidad catalana a las 23.59 h, justo un minuto antes del tiempo límite. Se marchaba el francés y llegaba Luuk De Jong, que acabaría convirtiéndose en un jugador de culto para el Camp Nou. Gracias a la salida Griezmann, Ronald Koeman pudo ver cómo le inscribían a Memphis Depay y el Kun Agüero. El entrenador neerlandés no superó el mes de noviembre y en enero Xavi vio como a Aubameyang, como Luuk anteriormente, lo cerraban en el último día de mercado.
El siguiente verano fue el de las palancas, unos movimientos que sirvieron al Barça para ganar oxígeno y sumar talento en el corto plazo. Así llegaron Robert Lewandowski, Raphinha o Koundé. El Barça acabaría ganando aquella Liga. Jules tuvo que esperar algún tiempo para poder debutar con el primer equipo. Lo hizo en la tercera jornada de liga, a finales de agosto. Hasta entonces, el club no había podido inscribirle. Se precisó de un aval de Laporta y Ferran Oliver, el tesorero-.
Un año más tarde, más matchballs. Jordi Cruyff y Mateu Alemany apostaron por Iñigo Martínez para reforzar la defensa. De los dos años de contrato, al central solo pudieron inscribirle uno por andar limitados en el fair play. El club le prometió a Iñigo que el siguiente verano serían la primera ficha a mover. Con un futuro poco claro, fue Hansi Flick quien pidió su inscripción antes de debutar en Liga en Mestalla. Hoy es indiscutible. El verano que aterrizó Iñigo también lo hicieron los Joaos. Fue el último día y después de que Ansu Fati cambiara Barcelona por Brighton. Para inscribir a los portugueses hizo falta un nuevo aval de la directiva.
Con el tiempo en su contra, parece que Laporta logrará a ganar el pulso y Dani Olmo y Pau Víctor podrán seguir a las órdenes de Hansi Flick. Y es que el Barça se ha acostumbrado a celebrar estas pequeñas 'victorias', se niega a no vivir como un club grande, todavía con capítulos abiertos como son el regreso al Camp Nou o, uno más preocupante, quién se interesará en adquirir Barça Studios. Sobre el verde, habrá un problema menos.