Los retoques de García Pimienta para una victoria balsámica
La entrada de Peque y Navas en el once lograron darle un punto extra al Sevilla. El catalán rompió su negativa racha a base de trabajo táctico.
Como si de una película se tratase. El Sevilla 'esperó' para lograr su primera victoria de la temporada al día que más falta hacía. Con una manifestación en la previa del partido, con el ambiente caldeado tras un encuentro entre Del Nido Carrasco y las peñas que no terminó de convencer y con una Junta General Extraordinaria -otra más- en el horizonte. Sin embargo, García Pimienta cumplió con lo que dijo en sala de prensa un día antes: abstraerse de todo el ecosistema y lograr una comunión con la afición.
Parecían complicadas ambas, pero lo hizo. El técnico catalán introdujo varios cambios tácticos que ayudaron a que el Sevilla, ante un rocoso y duro Getafe, pudiera desenvolverse mejor que ante el Girona. La entrada de Peque al once fue crucial. El ex del Racing de Santander se consolidó como esa figura de enlace entre el centro del campo y la delantera que tanta falta le hacía al conjunto nervionense. Comenzó muy bien el partido y desapareció un poco al final de la primera mitad, pero en la segunda se afianzó como el gran creador hispalense.
A su derecha, otra novedad. La titularidad de Jesús Navas sorprendió a todos. El palaciego, de vuelta a su posición de origen -extremo-, había sido suplente en los cuatro partidos anteriores. ¿La razón? Su cadera. Le está lastrando en su vida profesional y personal. Sin embargo, en un día tan señalado, el eterno capitán del Sevilla no podía faltar a la cita. Todo el mundo habla de lo que aportó ofensivamente, anotando un auténtico golazo que vale los tres primeros puntos, pero a nivel defensivo también se notó bastante.
En otras palabras, le hizo la vida más sencilla a un José Ángel Carmona que está acostumbrado a tener que defender, siempre, en inferioridad. Cuando juega Lukebakio por delante de él, las ayudas en defensa no existen. Ejemplo de ello fue el primer gol del Girona en el Ramón Sánchez-Pizjuán, cuando Miguel y Bryan le hicieron un dos contra uno al canterano sevillista. Con Jesús Navas -y, también, un lateral no tan ofensivo- eso no ocurrió. El palaciego se hace notar arriba y abajo. "Es un ejemplo", como diría su entrenador.
El doble pivote y la salida de balón
Aunque de inicio parta con un 4-3-3, el esquema de García Pimienta es volátil en cada jugada y momento del partido. Para presionar, depende de cómo saque el balón el rival para ordenarse de una u otra forma. Cuando ataca en estático, Carmona cierra con Nianzou y Marcao, dejando libertad a Pedrosa para colocarse a la altura de Peque. Algo que no es novedoso en el juego del técnico catalán, aunque ante el Getafe introdujo una variante que posibilitó esa idea.
Aunque sigue atacando mejor con espacios y velocidad, si García Pimienta quiere, también, que su idea encaje en estático necesita lo que puso sobre el césped ante el Getafe: un doble pivote con una figura que realice coberturas. Gudelj cubrió las espaldas a sus compañeros, mientras Sow alternó entre ser un centrocampista más posicional y convertirse en uno que asume galones para llegar casi al área rival. La clave fue juntar ambas versiones, algo que, además, propició que Peque tuviera total libertad.
Y es que cuando juega el centro del campo, todo es distinto. Todo menos un aspecto que aún sigue trabándose en Nervión: la salida de balón. Sobre todo en los saques de puerta. Casi por 'obligación', el Sevilla de García Pimienta siempre los saca en corto. Esto, ante un equipo que no presiona, siempre suele salir bien, pero frente a un Getafe volcado y en busca del empate, estuvo cerca de jugarle una mala pasada a los locales. Todos esos intentos acababan, de nuevo, en las botas de Nyland, quien golpeaba hacia arriba.
Seguramente le falte limar eso a un García Pimienta que ha vuelto a demostrar que su trabajo no se negocia. El técnico catalán logró romper su negativa racha en LaLiga a base de constancia -y con la variante más importante: su equipo tuvo corazón-. Cree en su idea, pero como demostró ante el Getafe, también es capaz de modificarla. Ha encontrado una forma de juego que hace sentir cómodos a sus jugadores. Porque, como siempre insiste el propio entrenador, el resultado es lo más importante, pero jugar bien, también -entiéndase esto como que funcione lo que trabaja entre semana-. Y sin su pieza más clave: Saúl Ñíguez.