La promesa de Ronald Araujo, la 'capitanía' de Raphinha y la fiesta en la rúa al ritmo de Casado e Íñigo: "En septiembre nadie daba nada por nosotros"
Los jugadores del Barça celebraron por todo lo alto los tres títulos de la temporada con una rúa por las calles de Barcelona.

El equipo salió a las calles. Era un día para celebrar junto a la gente que no ha abandonado al equipo a lo largo de la temporada. Barcelona estaba a reventar, no cabía ni un alma más en los alrededores por donde pasaba el autocar azulgrana. Padres, madres, niños, niñas y familias enteras con las bufandas de su equipo esperaban pacientemente el paso de sus ídolos, algunos desde bien temprano. El trayecto, de más de dos horas y media, llevó al Barça desde Travessera de les Corts, al lado del Spotify Camp Nou hasta el Arc de Triomf en un ambiente cargado de emoción, gratitud y orgullo. En la parte trasera del autocar, viajaban las tres copas de la temporada: Liga, Copa del Rey y Supercopa de España. Los encargados de custodiarlas eran Eric García, Raphinha y Pedri, quizás los más tranquilos entre tanto jolgorio. Aunque como advirtió Araújo, con una sonrisa que escondía ambición: "les faltaba la Champions".
Las imágenes que dejó el recorrido fueron tan variadas como genuinas. Íñigo Martínez, con la 'Senyera' catalana al cuello, completamente entregado al fervor popular, fue uno de los más eufóricos. A su lado, Szczesny sorprendía con un sombrero estrafalario y gafas de sol (mucha clase), liderando un improvisado grupo de baile junto a Héctor Fort, Pedri y Lamine. La ciudad rugía a su paso, envuelta en un manto de confeti azulgrana y banderas ondeando al viento. Cat, la mascota del 125 aniversario del club, abría la comitiva desde un autobús especial, marcando el paso en una celebración que no era solo por los títulos, sino también por el vínculo renovado entre equipo y afición.
Desfase, cánticos y mucha cerveza...
Desde el primer minuto, la rúa se convirtió en una fiesta popular donde los jugadores soltaron tensiones acumuladas y compartieron su felicidad con los culers. Raphinha, con el brazalete de capitán en el brazo, encabezó la bajada por Balmes mientras lanzaba un dardo irónico: "los terceros en los pronósticos". El recuerdo de los análisis que daban pocas opciones al Barça en septiembre aún estaba fresco. Pero la calle no quería cuentas, solo celebrar. Y en esa dinámica, Marc Casadó se convirtió en uno de los protagonistas inesperados. Micrófono en mano, se animó con el clásico "boti, boti, boti, madridista qui no boti", mientras hacía de animador, reportero y agitador de la fiesta.
Casadó incluso improvisó una entrevista con Lamine Yamal para Jijantes, en la que el joven talento dejó caer con ironía: "no hemos ganado nada, si lo habíamos perdido todo en diciembre…". Una frase que resumía con humor el cambio radical que ha vivido el equipo. Fermín, por su parte, tomó el micrófono en Plaça Catalunya y habló desde el corazón: "esto es un sueño hecho realidad". Cada uno, a su manera, aportaba a la celebración. Gavi, que no suele ser de muchas palabras, reconoció: "si me lo dicen antes de que empezase la temporada, no lo hubiese creído". Y entre aplausos, fotos y bengalas, el trayecto fue pasando sin perder intensidad ni color.
Ter Stegen, uno de los veteranos y con la sexta liga en el bolsillo, desde lo alto del bus, habló con sinceridad sobre lo que este equipo ha construido: "una conexión espectacular entre la afición y el equipo, es lo que hemos creado". Esa misma sensación se percibía en cada esquina, en cada balcón, en cada niño con la cara pintada. Porque esta no fue una celebración cualquiera: fue el reencuentro entre el Barça y su gente, después de años de dudas, de críticas, de reconstrucción.
El mensaje de Araújo para los culés
Entre todos, fue Ronald Araújo quien dejó el discurso más completo y sentido. " Estoy muy contento. Trabajamos mucho esta temporada. El equipo hizo una temporada increíble, mucho sacrificio, y lo merece el equipo, la gente. Al principio de temporada nadie daba nada por nosotros y hoy somos campeones de Liga", arrancó el central, visiblemente emocionado. Luego continuó: "la gente está muy ilusionada con este equipo y tiene motivos porque tenemos mucha materia prima. Estoy contento por ellos, siempre lo digo: la afición estuvo ahí en los momentos duros y se merecen estar en los momentos buenos. Nos falta esa Champions, pero ya va a venir. Hay que confiar". Y para cerrar, destacó el trabajo que no se ve: "mucho trabajo. El club ha cambiado cosas importantes y tenemos un staff muy bueno, fisioterapias muy buenos y un gran talento en la Masía. Hay que dar las gracias al club", dijo.
El mensaje fue claro: este Barça está en camino. La generación joven no solo brilló durante la temporada, también se soltó en la celebración. Los chicos de la Masía mostraron confianza, desparpajo y un sentimiento de pertenencia que traspasaba la pantalla. Disfrutaron en casa, en su ciudad, entre su gente. Y esa identidad fue lo que más emocionó a los culers que se acercaron al recorrido.
Una celebración para el recuerdo
La rúa terminó como empezó: con abrazos, cánticos y emociones a flor de piel. El Barça se reencontró con su gente y lo hizo desde la humildad y la alegría en Arc de Triomf. Porque este no fue solo un desfile de trofeos, sino una reivindicación: la de un equipo que superó las expectativas, que se levantó ante las críticas y que hoy, bajo el cielo de Barcelona, volvió a sentirse grande. Por cierto, el resbalón de Araújo e Iñigo quedarán como anécdota de la rúa y el sombrero del portero polaco, de lo mejor. Faltaba la Champions, como recordó Araújo. Pero con este espíritu de equipo, ese sueño parece cada vez más cercano.