El 'plan de negocio' de Ultras Sur para sobrevivir y seguir ganando dinero: sólo tres viajes y perfil bajo
Los radicales blancos organizan tres salidas al año para no perder repercusión mediática y poder seguir comercializando su 'marca'.
El problema con los ultras, en España, está todavía lejos de poder compararse con otros países europeos como Francia. Aún así, preocupa y mucho. Sobre todo en puntos muy concretos del país que, ahora mismo, se centran en Pamplona (Indar Gorri) y Sevilla, con los radicales del Sevilla (Biris Norte) y Betis (Supporters y United Family).
Las cifras de actos violentos protagonizados por este tipo de aficionados, pese a lo que pueda parecer, están bajando respecto a la temporada anterior. La dirección de Integridad y Seguridad de LaLiga lleva contabilizados 10 episodios violentos por los 13 que, a estas alturas de la temporada, se habían registrado. Pero hay algunos de estos grupos que, aunque tengan un peso histórico más fuerte, parecen estar quedándose fuera del foco.
Es el caso de los seguidores más radicales del Real Madrid. Siguen existiendo, aunque el club les ha cerrado el grifo, de forma drástica, hace tiempo. Es posible que nunca los vea en el Santiago Bernabéu: desde luego no a todos juntos y con la iconografía anticonstitucional y de ultraderecha que suelen lucir. Entran al estadio (todos los que no han sido sancionados y expulsados por incidentes anteriores), pero no forman un grupo identificado.
El Real Madrid ha promovido la creación de grandes peñas y grupos de animación que, ahora mismo, llevan la voz cantante del ambiente durante los partidos. Algunos de estos grupos, incluso, están ahora dirigidos por históricos líderes de Ultras Sur, reconvertidos a la animación pacífica y hasta con una relación directa con el club. En cuanto a los más radicales: nada. Ni espacios en el estadio para guardar cosas, ni ayudas a los viajes y a las entradas... nada.
Por eso los cánticos contra Florentino Pérez y el importante historial de enfrentamiento entre la cúpula madridista y los Ultras Sur. Entonces... ¿ya no existen? Sí. Claro que existen. Pero con los años y las dificultades han pasado a trabajar más una táctica "comercial" que una actividad violenta propia de otros grupos ultra, y la suya propia de hace pocos años.
Problemas en Braga
La visita del Real Madrid a Braga ha sido, por ahora, la última ocasión en la que este grupo de radicales se ha mostrado abiertamente. Las imágenes de televisión antes del encuentro ya eran evidentes: familias de aficionados que veían cómo tenían que mezclarse, obligados por la Guardia Republicana lusa, con individuos vestidos de negro con símbolos y actitud que dejaban muy a las claras su ideología ultra.
¿Por qué pasó esto? Ellos, en Liga, tienen muy difícil comprar entradas como visitantes. El protocolo de venta es súper restrictivo y en muchos de ellos, al tener que introducir su nombre y DNI, hacen saltar las alarmas de la Policía Nacional que, enseguida, los localiza y los "embolsa", escoltándolos ya desde el momento que viajan. En Champions es mucho más complicado. Ellos pueden comprar localidades sueltas por internet, disgregados (su sacan muchas todas seguidas también los identifican) y luego, dentro del estadio, ya se encargan ellos de reubicarse juntos amedrentando, amenazando y hasta agrediendo si es necesario a los que les discutan ese lugar en la grada.
Así ocurrió. Incluso algunos sin entradas. Después del encuentro, un importante colectivo de peñas del Real Madrid realizó un comunicado denunciando la situación y el trato que habían recibido. Entre ellas, algunas de las que más poder tienen ahora mismo, y más relación con el club como Primavera Blanca o La Clásica. Este es un resumen de lo que venían expresando en su comunicado.
En las gradas del Estadio Municipal de Braga la leal afición madridista padeció la humillación de verse rodeada por decenas de policías antidisturbios armados con sus defensas y protegidos con sus cascos que la desplazaron de sus localidades para abrir espacio a más de un centenar de individuos agresivos que venían sin entrada. (...) La irrupción de un grupo violento organizado, a cuyos integrantes se distinguía con facilidad por sus vestimentas negras y sus actitudes belicosas, muchos embozados, cuya proximidad nadie deseaba y cuya confusión con la afición madridista en las localidades destinadas a los aficionados mereció el más unánime rechazo, fue la causa de que nos viéramos sometidos a semejante humillación.
No siendo madridistas, sino enemigos declarados del madridismo a los que nadie distinguiría de sus primos del Frente Atlético, que vienen insultando y coaccionando a los seguidores del Real Madrid ¿qué pintan dentro de las localidades reservadas a la afición del Madrid? Nada. Pero unas decenas de entre ellos son socios del Club, que diez años después de haber expulsado a su organización violenta del Estadio no consigue evitar su presencia —siempre agresiva, siempre perjudicial para la convivencia cívica y siempre dañina para el sosiego de la afición madridista— en los desplazamientos de nuestro equipo. (...) El Club tiene que conocer perfectamente quienes son esos socios y esas peñas que utilizan las entradas de afición visitante para dar respiración asistida a Ultras Sur y por lo tanto para promover, en los núcleos de afición visitante de los Estadios y en las ciudades que visita el Real Madrid, la violencia, el racismo y la discriminación, desvalores antagónicos con los valores del Real Madrid.
Igual con el Castilla y, en España, cada vez menos...
¿Por qué hacen esto? Es mucho más fácil burlar cuerpos policiales que no los tienen tan controlados fuera de España y, también, es mucho más fácil acceder a estadios no profesionales en los que juega el filial madridista. Este grupo radical, Ultras Sur, como colectivo, ya no consigue meterse en peleas multitudinarias o en Drakas con otros grupos rivales. Están muy controlados y financieramente nada boyantes.
Pero la marca sigue vendiendo. Estos viajes como el de Braga o como el que con toda seguridad realizarán a algún estadio menor al que viaje el Castilla esta temporada, o anteriormente el Real Madrid en las primeras rondas de Copa del Rey, les sirven para reivindicarse. De hecho es lo que intentan: generar la mayor atención posible dentro y fuera del campo, exhibir sus logos y símbolos, dejar claro que siguen existiendo, aunque sea testimonialmente, para que la marca Ultras Sur siga siendo consumida por este tipo de hinchas. En definitiva: para seguir ganando dinero.
¿Y en Copa? El nuevo formato ha ayudado a desterrar la actividad ultra del Santiago Bernabéu. Antes, con encuentros de ida y vuelta, los radicales aprovechaban los partidos menos atractivos, en los que las gradas se quedaban desangeladas, para entrar y hacer su show particular en eliminatorias claramente decididas contra rivales que llegaban con muchos goles en contra. Siempre en competición copera, fuera del control que siguen los encuentros de Liga, que es donde encontraban más facilidades.
Tres viajes: uno en Champions, uno con el filial y uno a un estadio con menos vigilancia... que el nuevo formato de Copa está imposibilitando últimamente. Tres movimientos (siempre razonablemente baratos en coches, vuelos low cost...) que están muy lejos de la afición deportiva y que se aproximan mucho más a la estrategia comercial de un grupo ultra para sobrevivir y seguir vendiendo merchandising, carnets, música, pegatinas, chapas... Menudeo de supervivencia.
Fuentes expertas de la lucha contra los radicales consultados por Relevo son muy claros: "Están ahí. Esto no se puede dejar. Si te relajas... aparecen. Los más jóvenes se están reorganizando y, aunque hay menos delincuentes que en el pasado, el riesgo sigue ahí".