Preocupación con los ultras: Indar Gorri y Biris Norte, a la cabeza de las siete peleas en lo que va de temporada
El del Sevilla FC ha sido el grupo más conflictivo la última década aunque los radicales de Osasuna están, ahora, en el foco policial.
"Esta gente, si pudiera, se pegaría todos los fines de semana. La violencia forma parte de su cultura. Tenemos que estar ahí". Esta frase, dicha por una fuente experta en la lucha contra los radicales en el mundo del fútbol, resume la realidad policial de muchos partidos en España. En Europa, el problema con los radicales está aumentando exponencialmente y las peleas entre facciones rivales de grupos ultra parecen volver a estar en auge.
En España, valga como ejemplo el último fin de semana: un reyerta en Sevilla entre radicales del Betis y de Osasuna el sábado, y otra, en Primera RFEF, en Córdoba entre dos aficiones que hasta ahora no habían tenido problemas: los locales y la del Recre. Pero, ¿es verdad que ha aumentado la conflictividad en el fútbol español entre radicales? Las cifras dicen que no. "El dato total de acciones violentas, en lo que va de temporada, es de 10, mientras que la temporada pasada a estas alturas, eran de 13", explican a Relevo fuentes de la Dirección de Integridad y Seguridad de LaLiga.
"De esas 10 acciones, 7 son peleas entre grupos rivales: 4 se han producido en LaLiga, 2 en Champions y una en Primera RFEF", explican las mismas fuentes. Es decir, con los datos en frío no ha aumentado la violencia ultra (aunque, por supuesto, con respecto a los años de COVID sí, claro, por razones obvias). El problema está en la naturaleza de estas acciones (no cuenta igual una pelea entre dos individuos que una múltiple con 30 personas involucradas), y sobre todo, los lugares donde se están produciendo, en sitios que hasta ahora no habían tenido estos problemas.
En general tanto las fuentes institucionales (RFEF y LaLiga) como las policiales coinciden en que si hubiera que hacer una clasificación por conflictividad en los últimos diez años, estaría liderada por los radicales del Sevilla (Biris Norte) y sus múltiples escisiones, ahora dedicadas a enfrentarse entre ellos. Tanto el club como las autoridades policiales hispalenses están haciendo un gran esfuerzo para reducir estos problemas y los resultados se están notando de manera inequívoca.
También hay unanimidad, sin embargo, en que en los últimos meses aumentan de forma sensible las alertas en torno a Indar Gorri, la agrupación de radicales que apoyan a Osasuna. En lo que va de temporada ha protagonizado dos de las peores entre las cuatro peleas múltiples registradas en el fútbol español. Eso, además de innumerables propuestas de sanción por parte de Antiviolencia por no respetar las zonas de evacuación de El Sadar y otros problemas puntuales menores.
Siete peleas: el mapa de la violencia
El pasado 23 de septiembre se registró el primer incidente entre grupos Ultra: antes de un Osasuna-Sevilla, Indar Gorri y Biris se pelearon en Pamplona. La segunda llegó el 3 de octubre, involucrando al Frente Atlético y a los radicales del Feyenoord, antes del encuentro de Champions que los enfrentaba. Esta, en concreto, se realizó con la modalidad Draka: quedaron en la Casa de Campo para, en igualdad de efectivos, pelearse durante apenas un minuto fuera del alcance de la Policía y lejos del resto de viandantes.
Apenas cinco días después llegó la tercera, el 8 de octubre, entre radicales del Alavés (Iraultza) y Betis (Supporters). La cuarta fue el 22 de octubre en una ubicación poco frecuente: Las Palmas de Gran Canaria. Ultra Naciente y Bukaneros antes del partido.
Dos días después llegó la quinta, el 23 de octubre en Sevilla. Biris Norte y aficionados radicales del Arsenal tuvieron problemas previos al partido y ya llegamos al pasado fin de semana: el sábado, de nuevo en Sevilla, United Family (Betis) e Indar Gorri creaban problemas con hasta cuatro heridos de diversa gravedad.
La séptima y por ahora última, un día después, llegó fuera del fútbol profesional: Brigadas Blanquiverdes y Frente Onuba se enfrentaban en Córdoba en otro foco violento que hasta ahora no había despertado el interés policial de manera contundente.
El problema especial de Osasuna
Indar Gorri supone un reto todavía mayor para las autoridades, y para el propio club, porque es uno de los cuatro clubes españoles que no son sociedad anónima deportiva: es decir, sus socios son dueños del club. Fuentes propias de Osasuna lamentan que las entradas no lleven, siempre, el nombre y apellidos del que las compra y aclaran a Relevo que siempre que las autoridades han comprobado la implicación de uno de sus socios o simpatizantes, este ha sido expulsado. Ellos son los primeros interesados en atajar esta situación aunque, legalmente, no pueden negar la venta de una entrada a sus socios si no hay una orden que lo justifique con rotundidad.
El problema, en ocasiones, es que la Policía comunica a Osasuna un nombre para que se le prohíba el acceso a El Sadar. Pero, al final, el que recorta un "derecho" del socio es el club, no la Policía, que es la que lo está demandando. Y han llegado a perder sentencias por esta causa y teniendo que readmitir al socio "expulsado".
La realidad es que Osasuna tiene una de las políticas más restrictivas a la hora de vender entradas visitantes de toda LaLiga, dentro de sus posibilidades, pero con eso no ataja el problema. No es extraño que, en ocasiones, viajen radicales incluso sin entradas, en sus propios vehículos... y eso es incontrolable. De hecho ayer mismo en las oficinas del club rojillo se consultó con la Policía por si tenían que prohibir la entrada a algún socio, identificado en la reyerta de Sevilla del pasado sábado, pero todavía no habían comprobado el listado de identificados.
Mal vistos... entre los propios ultras
Seguro que han podido ver las imágenes o, si no, las encontrarán sin problemas: un grupo de radicales apalea y patea a otro que ya está en el suelo, sin presentar ninguna resistencia. Este hecho ha generado rechazo hacia Indar Gorri no sólo en toda la sociedad civilizada, sino también entre los propios grupos radicales. Al final, la mayoría se conocen entre ellos y la "norma" de no atacar a un rival que ya está en el suelo es de las pocas que, hasta entre ellos, siempre se han respetado.
Indar Gorri, Biris Norte (con todas sus esciciones), Supporters y United Family del Betis y Bukaneros, además de la presencia latente del Frente Atlético y apariciones puntuales de Boixos Nois, Ultras Sur y Ultra Boys son, ahora mismo, los focos más conflictivos de la violencia en el fútbol español. A pesar de todo la tendencia, aunque parezca lo contrario, sigue invitando al optimismo y cada vez tienen más herramientas y colaboración a la hora de erradicarlo.