ATLÉTICO DE MADRID

Ahora sí que sí: el Atlético busca al relevo de Simeone desde hace meses por si sale esta temporada

El club percibe cierto desgaste en torno a su figura y desde la llegada de Bucero como director de fútbol (posterior a la renovación del Cholo hasta 2027) ya prepara el terreno para una sucesión.

Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético. /GETTY
Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

No es un calentón. Y es totalmente independiente a algunos de los resultados que han hecho daño esta temporada. Más bien es una política de club. El Atlético de Madrid, ahora sí que sí, busca activamente entrenador para cuando Diego Pablo Simeone se marche del Riyadh Air Metropolitano. Sobre todo explora el mercado desde hace cinco meses para estar preparados por si sale esta temporada.

El objetivo de la dirección deportiva es que la hipotética salida -voluntaria, pactada o precipitada en último caso; según se vayan desarrollando los acontecimientos- no suponga un socavón en el club ni pille a nadie desprevenido. Por eso, y aunque no es una medida de urgencia, el Atlético ya sondea desde el verano diferentes perfiles que encajarían para tener un recambio de garantías en el banquillo, algo que sólo se había atrevido a plantearse una vez antes desde que firmó en 2011.

En el Atlético se percibe cada vez más la sensación de desgaste en torno a la figura del argentino. Pese a la renovación de la plantilla esta temporada, al técnico le cuesta mucho más que antes mantener el nivel del grupo como en los mejores años. A estas alturas de curso, y con sólo tres meses de competición, ya está a siete puntos del líder en LaLiga, el Barcelona, y marcha algo descolgado en la clasificación de la nueva Champions (23º), pese al vital último triunfo en París, con seis puntos en cuatro jornadas. En la entidad rojiblanca entienden que hay proyecto para mucho más y que se ha hecho un esfuerzo económico, por darle lo que pedía, que debe ser recompensado.

La decisión del club de protegerse de cara al futuro, y de empezar a buscar alternativas, puede chocar con el hecho de que Simeone firmó hace sólo un año su renovación hasta 2027. Sin embargo, aquella prolongación del contrato se realizó para distribuir su importante salario en más años, dando así facilidades de pago. Más que un refuerzo y una mejora, fue la salida que encontró Miguel Ángel Gil Marín, su gran valedor, para mantenerle feliz y motivado al mismo tiempo que permitía respirar a la entidad.

Los emolumentos de Simeone hasta el año pasado ascendían a los 45 millones de euros brutos, incluyendo bonos de todo el contrato, ficha y demás variables. Es decir, casi cuatro millones de euros brutos al mes. La ampliación, desvelada por Relevo el 3 de octubre de 2023, se ideó en un principio por dos temporadas más (hasta 2026), pero finalmente se decidió que fuera de tres más, reduciendo su salario por campaña entre el 45% y el 55%. La propuesta consistió en pagarle lo que restaba de la 2023-24 (45 millones) más lo que le ofrecieron por las tres siguientes para que el Cholo ingresase en total más de cien millones de euros. Contribuiría así a que las arcas del Atlético, en una situación delicada desde la crisis de la pandemia, respirasen un poco. Algo a lo que ya habían contribuido antes jugadores de la talla de Griezmann al rebajarse el sueldo. De esta manera, el club se ahorra con el técnico 19 millones, pudiendo ajustar más todavía el límite salarial de la plantilla.

Otros tiempos

Sin embargo, se da la circunstancia de que Simeone pactó aquella renovación pocos meses antes de que llegara al club Carlos Bucero (en enero de 2024), el nuevo director de fútbol. Las cosas, desde que está él, han cambiado mucho. Para comprobarlo, basta con ver cómo Andrea Berta, hasta ahora director deportivo de máxima confianza del Cholo desde mayo desde 2013, ha sido apartado de muchas de sus funciones. O detalles de mucha menos importancia como el de la nueva foto oficial sin cinco miembros del staff. Si cuando llegó, Berta tenía las máximas responsabilidades en el primer equipo (cuerpo técnico, asistentes y el área de coordinación) y en la cantera (Atlético de Madrid B y el equipo de scouting y análisis), ahora no puede ni entrar al vestuario. Su rol en el Atlético es otro bien distinto y su relación con los futbolistas se ha enfriado muchísimo. De ahí que esté más fuera que dentro, y que en el club ya den por descontado que se marchará más pronto que tarde puesto que, además, tiene buenas propuestas de Inglaterra. Y eso que algunas fuentes, no todas ni oficiales, deslizan que con la renovación de Simeone y el no fichaje de Mateu Alemany él también reforzó su posición hasta 2029 aprovechando que PSG, Juve, Arsenal y Manchester United se peleaban por hacerse con sus servicios.

La nueva política en la dirección deportiva del Atlético se ha podido ver desde el verano. Bucero llegó hace diez meses y, desde entonces, una de sus primeras misiones fue reducir considerablemente la masa salarial en el primer equipo. De ahí las salidas. Hermoso, Savic, Morata y Memphis Depay fueron algunos ejemplos que ayudaron a cuadrar esas cuentas debilitadas. Mientras, y aunque nadie se lo impuso en un principio, ha ido quitando poder a Simeone, que antes lo decidía absolutamente todo, como parapeto preventivo al entender que un club no puede estar a expensas de que las decisiones de un entrenador pesen por encima de las de la dirección deportiva. Por eso su posición con el Frente Atlético tras los incidentes del último derbi, con el Cholo haciendo casi de portavoz en un principio acudiendo a la grada, no gustó a todo el club. Según pudo saber Relevo, Bucero no sólo ha disuelto la dupla Simeone-Berta sino que, además, no era de los más animados para fichar a Giuliano (el hijo del Cholo), por el que el italiano sí hizo verdaderamente fuerza. Gil Marín, centrado en otros asuntos mayores para el futuro del club, está dejando hacer estratégicamente y tiene coartada al haberse separado más de los temas deportivos.

Análisis con lupa

En el Atlético hay perfiles de entrenadores que gustan mucho desde hace tiempo. Pero la decisión de apostar por uno en concreto dependerá del momento en el que se cree la vacante. No es lo mismo ahora, a mitad de temporada, que si la salida de Simeone se produce en junio, que si se da en 2026 o al acabar su actual contrato. Cuando ese desenlace se produzca, habrá que ver qué técnicos tienen trabajo, cuáles están en el paro y quiénes están dispuestos a romper un contrato por heredar el puesto del Cholo. Porque los hay. Klopp siempre estuvo muy bien valorado en la casa, donde Fernando Torres es ahora uno de los preferidos. Luis Enrique, como él mismo reconoció la semana pasada, ya estuvo en las oraciones del club antes de apostar por Simeone. Pochettino sigue ahí aunque con menos fuerza. Y no está de más recordar que Bucero fue representante de dos entrenadores que le fascinan como Julen Lopetegui y Luis de la Fuente. Eso sí, el que más gusta de todos a Gil Marín se llama Unai Emery. Hoy, negociaciones de este tipo serían complicadas de llevar a cabo porque todos están inmersos en importantes proyectos deportivos. Mañana...

Además, cuando el club se decidió a contar con Alemany para esa parcela deportiva, Marcelino García Toral era el entrenador que más gustaba como sucesor. El dirigente balear lo tenía como prioridad en su lista, igual que si recalaba en la Federación, tras el éxito que ambos alcanzaron juntos en el Valencia. De hecho, el asturiano, con contrato en el Villarreal hasta junio de 2026, reconoció en una entrevista reciente con Relevo que "se siente preparado" para dirigir a un grande. Pero también fue realista: "Tengo capacidad para ir al Madrid, Barça o Atlético, pero unos apuestan por técnicos con muchos títulos o exjugadores, y Simeone puede seguir ahí otros 14 años...". Ahora, ese profecía podría cambiar pronto.

En el Atlético hay tres razones de peso que aún le tienen atado de pies y manos para empezar a vislumbrar un futuro sin Simeone. El primero es su alto salario. O pactan una salida, llegado el caso, o sería imposible prescindir de sus servicios con una indemnización tan alta. El segundo es que el argentino, con todo lo que ha dado, se ha ganado el derecho a decidir. Le tienen un respeto máximo y prefieren que tome él la decisión de dar el primer paso. Y tercero, y no menos importante, los directivos que negocian con el Atlético una futura venta del club querían que, en un principio, fuera con el Cholo dentro. Pero hasta esas preferencias ya van cambiando...