Marcelino: "Tengo capacidad para ir al Real Madrid, Barça o Atlético, pero unos apuestan por técnicos con muchos títulos o ex y Simeone puede seguir ahí otros 14 años"
El técnico del Villarreal atiende a Relevo: "Tuve entrenadores que me engañaron y utilizaron, y por eso en mí no cabe ahora la mentira con el futbolista, el rencor ni la verdad absoluta".
Vila-real.- Marcelino García Toral (Careñes, Asturias, 1965) está radiante. Y no sólo por cómo marcha su Villarreal en la tabla clasificatoria (cuarto, empatado con el segundo). Está de vuelta en casa después de marcharse por la puerta de atrás en 2016 y tras haber hecho las paces con la familia Roig, pero es que además sigue viviendo en Valencia, donde es un héroe, tiene a su lado a su madre sin tener que añorarla allá en Asturias y, como remate, cuenta con su hijo Sergio dentro de su staff. Cuando hace menos de un año estaba en paro, pedía un gran proyecto. Y este lo tiene todo.
El técnico recibe a Relevo en la Ciudad Deportiva José Manuel Llaneza y tiene tal predisposición a hacer un repaso a su carrera que se nos va la mañana entera en ello. Sus inicios, con aquel gran Recre de Cazorla le sacan un suspiro. Con su paso por el Sevilla tuerce el morro. No fue él. Pero lo vivido en Mestalla y San Mamés le emociona hasta el llanto. Sólo Peter Lim le borra la sonrisa durante las dos horas de conversación -que dividiremos en dos partes- con la visita del Barça a la vuelta de esquina.
¿Cuánto te gusta dar entrevistas?
Bueno, es algo que entiendo como parte del trabajo, así que no me molesta. Debemos facilitar las cosas.
¿Eres de los que te preocupa dejar titulares o de los que aprovecha para colocar sus mensajes?
No miro eso. Tenéis total libertad para preguntar y siempre procuro responder con la máxima sinceridad.
Vamos a ver si rascamos alguno. ¿En qué momento y por qué decidiste ser entrenador?
Fue surgiendo. Cuando estaba jugando en el Elche aproveché para sacarme los dos títulos de entrenador, nivel 1 y nivel 2. Tendía a escuchar a los entrenadores y a analizar el juego. Y luego dejé de jugar antes de lo que preveía por una lesión de rodilla, de menisco y cartílago. El fútbol me dejó, o nos dejamos mutuamente. Y entonces me propuse empezar a entrenar. Tuve una opción de hacerlo en Tercera, lo acepté y vi que no estaba preparado [habla de Lealtad, donde coincidió con Rubén Uría como delantero, hoy su segundo entrenador, y ascendieron a 2ªB].
¿Cómo?
Sí, sí. Dije que no estaba preparado. Pensé que era todo mucho más sencillo. Me vino un poco grande aquella situación. Y entonces empecé a entrenar a juveniles para formarme mejor. Estuve dos años entrenando en la cantera hasta que luego me apareció ya otra oportunidad más arriba. Aproveché para sacar el título de entrenador nacional. Hasta que Eloy Olaya me fichó para el Sporting para trabajar en la dirección deportiva junto a él. Y entrené al filial y luego al primer equipo.
¿Cuál fue el mejor técnico que tuviste como jugador, por qué y qué intentas copiar de lo que hacía?
Recuerdo con especial cariño a Novoa. Apostó por mí y me hizo debutar con el Sporting, que era mi sueño de niño. Me dio bastantes oportunidades. Y también la etapa de Luis Costa. Y Julián Rubio, que era muy interesante. A nivel personal me quedo con Pachín. Y luego pues también recuerdo a otros para saber lo que no debo de hacer, que también es importante. De todos aprendes. En una etapa profesional coincides con aquellos que consideras buenos entrenadores, los que consideras menos buenos, los que son sinceros, los que te engañan y los que te hacen sufrir. De esos también tuve alguno.
¿Quién?
Prefiero no decirlo. Lo que hace sufrir al futbolista es el engaño. Es una receta que intento tener presente. Y no estoy seguro de que haya cumplido siempre.
¿Recuerdas la primera vez que entraste a un vestuario como técnico, qué dijiste o cómo te sentiste?
Me presenté allí y di una idea de lo que quería. Pero esa primera vez ya no me sentí a gusto. La etapa de juveniles me sirvió para comunicar mejor, para entender mejor el juego o cómo yo lo quería entender. Para tener una batería de ejercicios que me permitiese cumplir los objetivos que pretendía. Al inicio, cuando no tienes experiencias, planteas un ejercicio pensando que se van a cumplir unos objetivos con él y luego no se satisfacen. Esos dos años con los juveniles me sirvieron mucho para cuando llegué a Tercera. Normalmente me gusta jugar siempre con las cartas boca arriba. Entonces, lo que planteo al grupo es quiénes somos a nivel futbolístico y a nivel personal. Y a partir de aquí, cada jugador coge la responsabilidad que le damos y pido que la otra parte devuelva lo mismo que ponemos los técnicos. Sentando unas bases claras, el entendimiento y las relaciones humanas son mejores.
"Recuerdo que la primera vez que cogí a un equipo dije que no estaba preparado y me fui a entrenar a juveniles. No me sentí a gusto"
¿El Marcelino jugador hubiera sido titular con el Marcelino entrenador?
Es posible. Pero depende del nivel. Es difícil comparar el fútbol de 1985, cuando debuté en Primera, con lo de ahora. Son muchos años y nos hacemos mayores. Entonces, es complicado decirlo. Pero, en general, me gusta el perfil de futbolista que yo era.
Por cierto, podrías seguir jugando porque estás fino, fino... ¿Algún truco o hábito que cambiaras y nos pueda servir a los demás?
Me cuido bastante. Además, mi metabolismo se modificó. No sé por qué. Porque tenía tendencia a coger peso. No sé si era por la alimentación en Asturias o porque mi madre me daba de comer muy bien. Cantabria tampoco ayudaba. Siempre estaba en los límites altos de peso. Y luego, cuando me cambié al Mediterráneo a jugar al Levante y posteriormente al Elche, era otro. Esos cuatro años es como si mi metabolismo me hubiera cambiado. Y cierto es que también ahora me cuido. En función del deporte que hagas, tienes que cuidarte más o menos. Esto es muy sencillo.
¿Lo de que como entrenador estás obsesionado con el peso es una leyenda urbana o es una certeza?
A ver, siempre se dice Marcelino, porque soy el máximo responsable de un cuerpo técnico. Pero yo hace muchísimos años que no hablo del tema del peso con un futbolista. Es algo que llevan otras personas en la actualidad y la mayoría de los clubes tienen nutricionistas. Yo tengo un preparador físico que sabe de esa materia muchísimo más que yo. Es un tema de consenso entre el nutricionista y el preparador físico en función de lo que se requiere, y también del propio futbolista.
¿En qué crees que has cambiado más de aquel técnico que empezó en el 96 con 30 años (29 menos)?
Soy menos incisivo que era a nivel de corrección y comunicación. Puedo transmitir de otra forma, pero siempre el fondo es el mismo. [Marcelino lleva tiempo trabajando con el psicólogo deportivo José Carrascosa y se nota…]. Hay ciertos valores que considero innegociables en las relaciones humanas y ciertos valores también, como en el contexto de equipo, que mantengo siempre. El respeto es algo que no se negocia. El máximo esfuerzo, también. El considerar y percibir a cada futbolista como un elemento de un colectivo y que tiene que trabajar y convivir en esa asociación, pues también. Y, a partir de aquí, tienes unas ideas del juego que vas modificando muchas veces o matizando en función de los perfiles de los futbolistas de los que dispones y vas perfeccionando en cuanto a metodología. Es obvio que no entrenamos igual ahora que en el 2003 cuando empezamos a nivel profesional.
¿Ya tenías tan buen ojo como para saber que el Cazorla de tu Recre iba a ser lo que fue?
Eso lo veía un ciego. No tiene mucho mérito. Hay futbolistas que los ve cualquiera. Santi ya hacía en el Recre todo lo que le vimos después. Hasta sacar los córners con las dos piernas. No lo conocía mucho, pero nada más verlo el primer día ya detectas que hay un jugador ahí de un nivel superior. Pasa con algunos otros. Luego se trata de darles a los futbolistas jóvenes los consejos adecuados y que la exigencia también sea en función de la edad para que, con ese talento, mejoren.
¿Nico Williams estaría en ese grupo?
Precisamente, cuando estaba hablando de Santi, me estaba viniendo a la cabeza. A Nico lo veía cualquiera. Y otros que yo tuve. La clave es buscar el momento para ponerlos. Y que ellos perciban que no está todo hecho. No hay que darles todo cuando suben, sino darle lo que se merecen y a la vez decirles en qué están acertando y cuáles son aquellos puntos que deben mejorar para permanecer en la élite. En definitiva, llevar hasta el máximo nivel ese talento que tienen. A mí no me gusta ser consentidor, sino, a través de la comunicación, establecer que el futbolista sepa que a veces puedes resultar incómodo, pero creo que es lo que mejor podemos hacer por él. Porque esto es llegar, mantenerse, progresar y alcanzar el nivel que va en función de tu talento.
¿Se está apostando más de lo que toca por canteranos o saltando ritmos en el fútbol moderno?
No. Lo que pasa es que muchas veces el futbolista aparece por necesidad. E incluso a nosotros nos sorprende. Las experiencias que vas acumulando durante 20 años te hacen ser siempre prudente y a la vez estar preparado para dar paso a esa sorpresa, que también es maravillosa que se produzca.
Los jugadores dicen siempre que lo que más odian de un entrenador es que les mientan, como decías antes. ¿Ir de cara, como reconocen muchos que sueles ir tú, también puede ser contraproducente?
No lo sé. Yo siempre he operado así. Cuando peor lo pasé fue cuando me engañaron y me utilizaron. Entonces, a mí no me gusta ni engañar ni utilizar a los profesionales. Lo que me pasó a mí lo tomas como un aprendizaje y ya está. Cada uno es como es. Hay que respetar a los demás. Y luego tú eres como quieres ser, no como la sociedad te exige ser. Conservo unos valores que mis padres me inculcaron y que para mí son innegociables.
Dinos un futbolista que te quiera casi un padre pese a que en su día tuvisteis un buen enganchón.
No sabría decirte. Lo hago porque creo que es lo natural y que le estoy ayudando. Hubo un futbolista que en una etapa tuve discrepancias con él y le apreté bastante porque entonces, hace muchos años, era de apretar más. Y luego un día le llamé para que volviera con nosotros a otro equipo. A lo mejor le sorprendió la llamada, puede ser. En mí no cabe la mentira, pero tampoco el rencor ni está presente la verdad absoluta. Intento autoanalizarme lo suficiente para pensar que pude haberme equivocado y a la vez corregir determinadas respuestas que pueda ofrecer.
[Marcelino no dice el nombre del jugador en cuestión. Estos son los futbolistas que estuvieron con él en varios equipos: Pablo Álvarez, Uche, López Vallejo, Juanma Gómez, Pablo Amo, Garay, Jorge López, Giovani, Alberto Moreno, Jaume Costa, Paulista, Cheryshev, Vietto, Parejo, Kondogbia, Guedes, Coquelin y Pape Gueye].
Se quedaría flipado ese futbolista.
No lo sé. Nunca se lo pregunté. No tuve interés por preguntarle.
¿Y hay jugadores que han pasado por tus manos que si te los cruzaras ahora no te saludarían?
Es que no hago mi trabajo con el afán de que me recuerden positivamente.
La verdad, es que una inmensa mayoría habla siempre bien de ti. La prueba es cuando visitaste la última vez San Mamés e hiciste el pasillo con el Villarreal porque habían sido campeones de Copa...
Aquel fue uno de los mejores momentos de mi vida. Primero porque me alegré muchísimo de que el Athletic ganase la Copa. Pero muchísimo. Y el destino te juega a veces malas pasadas y otras, muy buenas. Nosotros jugamos con el Athletic finales descafeinadas, porque nos tocó hacerlo en la peor situación que yo viví, que fue jugar partidos con el Covid. Aparte de lo que supuso para la sociedad esa maldita enfermedad, con tantas muertes y tantas familias destruidas, a nivel profesional aquello no era fútbol, parecía otra cosa. Otro trabajo. Otro espectáculo. Si antes no tenías dudas de lo que significa la afición en el mundo del fútbol, pues en esa época los profesionales lo pudimos comprobar. No fuimos capaces de ganar ninguna de las dos finales que disputamos. Pero sí percibí lo que suponía ganar la Copa para aquellos jugadores. Entonces, a medida que iban pasando los eliminatorias, mirábamos el calendario y dijimos, 'si el Athletic gana la Copa, vamos a tener la oportunidad de hacerles el pasillo en LaLiga'. Y surgió. Y fue… [se emociona hasta el punto de llorar]. No es lo mismo mandarles un mensaje, por las redes o uno personal que tener la oportunidad de abrazarles personalmente. Me emociono…
Pues espera a que cuentes la Copa que sí ganaste con el Valencia…
[Risas] Me emociono con facilidad.
¿Siempre has sido así o estás más sensible con los años?
No, no, siempre. Bueno, que sea por cosas buenas.
¿Tenías más o menos carácter como jugador que como entrenador?
Mucho más como entrenador. Muchísimo más.
¿Incluso ahora que dices que te has relajado mucho?
Sí, sí, sí. Bueno, el carácter lo tienes. Lo expresas de diferentes formas o de forma más o menos repetida. Pero lo tienes. Es algo que cada uno tenemos.
Y sabiendo ahora cómo lo vive un entrenador, ¿te hubieras comportado de otra manera siendo jugador?
Sí, totalmente. Lo que pasa es que las personas con 20 años pensamos de una forma, con 22 de otra, con 24 de otra... Entonces, cuanto más joven eres, menos experiencias vividas, por lo tanto, consideras que todo el mundo gira alrededor tuyo. Bueno, a mí fue algo que me sucedió y sucede. Y a los chavales de ahora igual, ¿no? Es decir, o tengo la razón yo o yo. Pero no hay nadie más que tenga la razón. Oigo, pero no escucho. La suma de experiencias vividas te lleva a darle solución de diferente forma.
Con tu staff llevas ya 20 años trabajando. ¿Habéis tenido vuestras crisis como hay en toda relación?
No hemos tenido nunca dudas. Hay respeto. Esto se convierte ya en cariño. Nos queremos mucho. Y nuestras familias. Si sabes delimitar perfectamente cuál es tu función y respetar la del otro, independientemente de que seas el máximo responsable o menos responsable, no hay problema. No recuerdo un momento de crisis o de haberse pasado por la cabeza, en mi caso, prescindir de alguno, de Isma [Ismael Fernández, preparador físico] o de Rubén [Uría, segundo entrenador].
Los que hemos estado alguna vez en un vestuario sabemos que a veces es sano rajar del míster. En este cuerpo técnico están tu hijo y el de Rubén… ¿Eso no coarta un poco la libertad de los jugadores?
Une más. Y ayuda. Cuando yo empecé a entrenar tenía 30 años, pero ahora tengo 59. Al principio tienes una edad similar a la de alguno de los futbolistas, o una diferencia de 8 o 10 años, pero ahora -y desde hace algunos año ya- puedo ser el padre de todos ellos. Los cambios en la sociedad se producen. Ha cambiado todo. No es lo mismo entrenar a un chico en el 2003 que ahora. ¿Qué pasa con nuestros hijos? Tenemos chicos que piensan como los futbolistas, porque son de su edad, y nos acercan a ellos. Ha sido una experiencia muy positiva, y yo incluso la calificaría de necesaria. Nos permite tener, a la vez, una relación mejor con la plantilla. Es como el nexo de unión. En la forma de pensar, eso también nos ayuda. Tienes que estar seguro de que tienes 25 que piensan aproximadamente como yo. Nos ha venido francamente bien. Hemos acertado absolutamente al dar ese paso.
Se nota que te llevas bien con Ancelotti, porque piensa igual y ahí tiene en su staff a Davide. Sin embargo, ¿cómo llevas que se critique tanto el número de personas que te ayudan?
Lo primero, lo respeto. Pero, además, hay que saber que nosotros negociamos con un club cuánto nos paga y luego distribuimos el dinero entre los diferentes miembros del staff. Entonces, el único que a lo mejor sale perjudicado o está fastidioso soy yo porque cobro menos, ¿no? [risas]. Si somos muchos… No suele ser un problema. Ahora en LaLiga, y no nos vayamos a la Premier, en cualquier cuerpo técnico ya hay seis o siete personas. Es difícil encontrar uno con menos de 10 personas.
"Meter en el staff a mi hijo y al de Uría [su segundo] ha sido positivo y hasta necesario para la relación con los jugadores porque piensan como ellos"
¿Siempre has negociado así o es algo nuevo?
Siempre. Cuando éramos tres y ahora que somos más.. Considero que soy un entrenador generoso. Y ahí está el respeto. Creo corresponder, de forma remunerada, la confianza que deposito en los ayudantes.
Centrémonos en el Villarreal. Se ha hablado mucho de tu salida en la primera etapa y posterior regreso y de la relación con los Roig. ¿Puedes darnos tu versión y cómo es ahora el trato?
Llegamos aquí a Villarreal, creo que en enero del 2013, en una situación muy, muy difícil porque existía la obligación de subir sí o sí a Primera. Y creo que estábamos, al iniciar la segunda vuelta, a ocho puntos del ascenso y se logró. Y, a partir de ahí, hubo otras tres temporadas extraordinarias. La relación profesional y personal era casi idílica. Al menos por nuestra parte, con diálogo y diferentes opiniones. Hasta que, por lo que sea, estuvo mal. A lo mejor nos cansamos o hubo desgaste. Y hubo un desencuentro y había que tomar una decisión. Había un futbolista por el medio [por Musacchio] con el que no podíamos convivir en el mismo vestuario. Y el club consideró que era un patrimonio suyo y apostó por el futbolista. Y ya está. Se entiende y nada. La relación con los Roig ahora es igual que al inicio o mejor porque todos nos conocemos más. En la parte positiva y en el momento de discordia. Los primeros meses, cuando nos marchamos, fueron de lejanía absoluta. Y luego…
Llegó el acercamiento.
Fui a entrenar al Valencia, coincidimos, nos saludamos muy correctamente… Como debe ser. Cuando tienes una relación profesional y personal de cercanía, de gran cercanía, durante casi cuatro años, me quedo siempre con lo mucho bueno. No me quedo con un momento puntual malo. El Villarreal tuvo una importancia grande en mi trayectoria profesional y en la vida, pues hay que estar agradecido siempre. Entonces, se fueron limando las asperezas y fuimos reencontrándonos en la relación. Y llegó la normalidad. Y hubo un momento en el que nos llamaron y se sentaron las bases de lo que estaba por venir. Todo es con naturalidad, con normalidad. Sabemos que nos hicimos mucho bien y un poco de mal. Estoy francamente satisfecho de haber vuelto. Y lo que percibo es que ellos también lo están.
En verano pensábamos que volverían a saltar chispas cuando se vendió a Jörgensen, luego salió Sorloth...
No. Porque cuando decidimos dar el paso para poder venir, hubo algo que sabíamos que no iba a ocurrir. En ese posible acuerdo posterior hubo un porqué. Era el primer paso. No digo más porque son relaciones personales en el momento de la negociación. Todo lo que ha pasado ya estaba hablado.
Para que la gente lo entienda. ¿Quién tenía más interés por buscar la salida: Danjuma, el club o tú?
Yo hablo de mí: no tenía ningún interés. Y el club, tampoco. No se buscó una salida. Danjuma tuvo aquí una experiencia anterior. Y las experiencias anteriores son las que son, pero yo no estaba presente. De Danjuma no tengo ninguna queja. Ninguna. Todo lo contrario. Desde el primer día mostró una predisposición al trabajo extraordinaria. Siempre tuvimos un diálogo sincero y cercano. Pero él entendía que este año era muy importante para él. Y yo le dije 'mira, yo no puedo garantizarte que vayas a ser titular siempre; pero sí lo que te voy a pedir es que si eres titular, tienes que comportarte igual que si no lo eres tanto a nivel de trabajo como a nivel de relaciones humanas'. Estuvimos hablando. Porque él vino a hablar conmigo. Además, súper majo. Y yo le dije que le iba a respetar. Que quería que se quedara. Que iba a respetar su decisión. Absolutamente. Y que no le podía prometer jugar 90 minutos. Dado que él consideraba que esta temporada, después de dos experiencias no muy buenas, era muy importante para él, salió. Eso fue lo que ocurrió. Ha existido una cercanía que yo le agradezco. Y la despedida fue súper cordial. Sus palabras fueron de muy buen recuerdo. El problema es que hubo una rueda de prensa previa que se entendió como que era una respuesta a él. Y me expresé mal. Di un mensaje general. Tenemos que ser lo suficientemente analíticos para recordar que con los cinco cambios todo ha cambiado mucho.
¿En qué sentido?
Aquellos que tengan en su mente esto y logre tener a todos preparados en su plantilla para competir, muchos o pocos minutos, y a ser muy trascendentes, va a tener una clasificación final muy alta. Habrá una gran diferencia, beneficiosa o negativa, importante entre los que sepan verlo y no. A mí me llama la atención siempre Simeone. Cómo con jugadores top es capaz de que todos los futbolistas acepten en cada momento su rol y sean decisivos. Le hace sumar muchos puntos.
¿Es inteligente, desde el punto de vista deportivo, reforzar a un rival directo como el Girona con un jugador tan bueno como Danjuma?
No me fijo en eso. Fue una decisión conjunta de tres partes. Si decidiera de forma egoísta estaría utilizando al jugador, a la persona. Y no me gusta. Tú no eres feliz aquí, pues tienes que jugar donde seas feliz.
Habéis fichado mucho este verano, del extranjero y a bastantes desconocidos para la afición española. ¿Cuál es tu papel, el de Tena y el de Roig en un proceso largo para fichar en el que hay análisis y visionado de partidos, contactos con la otra parte, negociación, persuasión para que venga, etc?
Lo primero que hacemos es decidir las bajas a través del diálogo. Damos la opinión los técnicos, la dirección deportiva y el CEO. Tres patas que llegan a un acuerdo. En función de los futbolistas que quedan, que es muy importante, decidimos los perfiles de futbolistas que debemos de introducir. Y luego vamos a los nombres de aquellos futbolistas que económicamente podemos incorporar. Más tarde llega la negociación y vemos vídeos. El Villarreal tiene una dirección deportiva muy, muy buena. Yo tengo una parte de influencia para decidir el que venga pero, sobre todo, para el que no venga. Este no tiene el perfil, ni las cualidades ni va a cumplir las necesidades que tenemos. Te fías también en este proceso de opiniones externas en lo humano, más que en lo deportivo, que ya lo estás viendo en vídeos. Nosotros queremos jugadores que tengan ilusión, ambición, respeto por el compañero y que entiendan el fútbol como una asociación de perfiles y voluntades con un nivel de trabajo diario alto.
"Tengo parte de influencia para decidir a quién fichamos pero, sobre todo, a quién no"
Roig asegura que habéis querido rejuvenecer el equipo, pero ahí siguen Albiol o Parejo fijos. ¿Qué te aportan y por qué es una constante en tus equipos esa importancia de los veteranos?
Siempre debe haber una mezcla. Ni todos jóvenes. Ni todos veteranos. Los de más experiencia aportan profesionalidad, respeto, calidad, éxito, títulos… Pueden ser un espejo para los jóvenes y así tendremos un equipo con más posibilidades. Cuando llegamos, el Villarreal era la plantilla más veterana o la segunda. Debíamos hacer esa reestructuración. En aquella primera reunión antes de firmar ya hubo un plan porque se estaba sufriendo, con una situación lejos del objetivo. Para luchar por Europa se requería lo que hemos hecho. Una reestructuración amplia. Había varios jugadores de más de 35 años.
En los más de tres años que has entrenado a Parejo sólo lo habías sustituido una vez al descanso, hasta el otro día en Mestalla. Tú mismo reconociste desde la banda que te afecta volver incluso cinco años después, y Dani cada vez que juega en el que fuera su estadio se le nota en el verde. ¿Tan viva se mantiene esa llama?
No creo que a un jugador como él le condicione jugar en Mestalla. En líneas generales salió un partido malo, sobre todo en la primera media hora. Jugamos muy por debajo de nuestras posibilidades y tienes que tomar decisiones. Cuando yo conocí a Dani dio un nivel máximo durante dos temporadas. Hace siete, ocho años. Y no es lo mismo jugar al fútbol con 28 que con 35. Y no es lo mismo jugar con 32 que con 39, como tiene ahora Albiol. Influye a la hora de establecer las cargas, a la hora de las respuestas al juego y la posición. Vale más jugar x minutos buenos que 90' regulares. Por eso, los cinco cambios han supuesto una importante modificación en lo que es el fútbol y el resultado final de la mayoría de los partidos.
Cuando llegaste a La Cerámica dijiste aquello de 'no soy Salvador Milagros'. Sin embargo, si contamos solo los puntos logrados desde que llegaste, estaríais entre los cinco primeros. ¿Has superado tus propias expectativas?
Nosotros teníamos que dar una respuesta inmediata a unos resultados bastante negativos. Y nos coincidió que en nuestra llegada [noviembre de 2023] ya había lesionados que fueron aumentando. Yéremy, en el segundo entrenamiento, se rompió el cruzado. Y Denis Suárez también cayó. Foyth, otro, y había demostrado un altísimo rendimiento y es uno de los futbolistas más pretendidos en Europa. Y más. En la parte de atrás estábamos muy mermados. Pedraza, que también se lesionó. Eran bastantes. Y sí que sufrimos al principio. Y además se nos acumularon partidos porque teníamos Europa League y no nos permitía recuperarnos. Entonces, sufrimos y el inicio después de las vacaciones seguimos teniendo lesiones y también ahí padecimos. ¿Qué pasa? Que tuvimos un momento de gran tristeza, que fue la eliminación contra Unionistas de Copa, pero que mirado fríamente fue lo mejor que nos pudo pasar.
¿Cómo?
Sí, porque eso nos permitió entrenar. Luego tuvimos incorporaciones de futbolistas que demostraron un nivel y nos aumentaron el nivel competitivo de la plantilla. Algunos de ellos tuvieron un grandísimo rendimiento. No fuimos capaces de corregir en la medida que queríamos los números desde el punto de vista defensivo, que creo que fue lo que nos privó de seguir en Europa y de entrar en Europa. Pero el equipo demostró nivel. Fueron números de Champions incluso. La parte más importante corresponde a los propios futbolistas.
Has entrenado ya a varios de los grandes equipos que están entre los mortales (Sevilla, Athletic, Villarreal, Zaragoza, Marsella, Valencia...). y que están sólo un peldaño por debajo de los tres transatlánticos. ¿Te ves algún día dirigiendo al Real Madrid, al Barça o al Atlético?
Nos vemos con capacidad suficiente y experiencia acumulada para entrenar a cualquiera de esos tres equipos. Pero la realidad es que es difícil que se dé esa circunstancia. Es estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Y no sé si eso se va a dar. Pero bueno, a estas alturas de nuestra trayectoria profesional y de mi edad, tampoco es algo que me preocupe.
¿Y percibes que estos clubes cada vez te ven con mejores ojos para ficharte algún día?
Percibo a nivel mediático un gran respeto, una aceptación de lo que somos. Estoy muy agradecido de que eso sea así. Pero sí que percibo que a nivel de medios de comunicación, la inmensa mayoría, hay un respeto y diría casi hasta cariño profesional hacia nosotros.
¿Por qué cuesta tanto que un entrenador español no exfutbolista le den las riendas alguno del 'Big-3'?
Sobre todo Real Madrid y Barcelona son dos perfiles que apuestan por entrenadores con muchísimos títulos o exjugadores que hayan estado en esos equipos. Por supuesto, ninguna de esas dos circunstancias se dan en nuestro caso. Y del Atlético de Madrid, que es un equipo que sí que ha tenido diferentes perfiles de entrenadores, pues está Simeone. En 14 años no ha habido ningún cambio ahí y a lo mejor en otros 14 más tampoco. Su grandísimo trabajo es digno de elogio.
No te vamos a preguntar si te haría ilusión dirigir a la Selección, porque ya lo has dicho («sí») y sabemos lo respetuoso que eres con el seleccionador que hay. Pero sí nos gustaría saber qué sientes y piensas cuando lees que Mateu Alemany, amigo y fan número uno tuyo, suena para entrar en la Federación.
Mateu, independientemente de que sea amigo mío, que lo es, es un profesional extraordinario. Porque a nivel personal, es una persona que tiene unos valores muy importantes, pero a nivel profesional me parece que es un trabajador y además con una visión y una perspectiva difíciles de mejorar.
Sabes que se ha hablado de él para varios perfiles en la RFEF, pero no sé cuál es el que más te gusta: presidente, CEO, director general, vicepresidente deportivo…
A mí me gusta lo que más le guste a él. Está perfectamente capacitado para cualquier función que se le pida desempeñar. Domina muchas facetas. Si él quiere, y le surge la posibilidad, pues que sea de lo que más le guste y que disfrute lo máximo posible.
Dinos algún cartel que tengas, te guste y quisieras mantener, y otro con el que no estás de acuerdo.
No sabría decirte.
Te los decimos nosotros...
Bueno, pues si me preguntáis, yo os digo.
En lo bueno, que exprimes al máximo al futbolista y que eres una garantía de resultados inmediatos.
Bueno, no está mal. Quizás lo de exprimir, no. Me gustaría más que dijesen, 'con Marcelino y su cuerpo técnico hay un rendimiento muy alto en bastantes casos, altísimo'.
Vamos al cartel menos bueno.
Por supuesto.
"Estar con Ali Syed [Racing], Agapito Iglesias [Zaragoza] y Lim [Valencia] fueron situaciones penosas a nivel humano y profesional. Tengo para escribir un libro"
Eres demasiado intervencionista…
No me considero demasiado intervencionista. ¿Qué le interesa a un club? Que su cuerpo técnico saque máximo rendimiento a todas las inversiones que hace. Es un trabajo en equipo y hay que trabajar en una misma línea. ¿Por qué se puede decir eso también? Porque, a veces, para ir a un club hago una serie de demandas y si no, no voy. ¿Y por qué lo hago? Porque yo quiero el éxito. Y quiero mi éxito. No quiero mi fracaso. Las veces que no hice esas demandas, fracasé.
¿Te refieres a la etapa en el Sevilla?
Sí.
¿Por qué no demandaste allí como solías?
Porque había tenido una oportunidad previa de entrenar a un muy buen club, que era el Valencia, y luego, por un cambio en la dirección y por ser honesto, pues no acepté. Y cuando llegó el Sevilla en muy poco espacio de tiempo dije 'si no la aceptas ya son dos negativas y a ver si no vamos a tener más oportunidades así…'. Por eso aceptamos. No hice las demandas que estaba absolutamente convencido que se necesitaban. Los dirigentes saben que en el mes de enero les dije lo que iba a pasar, y ellos mismos me lo reconocieron. Y públicamente lo ha dicho después hasta Monchi.
De hecho luego pudiste volver a entrenar al Sevilla.
Así es.
Hay otro cartel más que se dice mucho de ti.
¿Otro?
¿Por qué se dice que Marcelino es entrenador para dos años como mucho? ¿Tan exigente es el camino que marcas?
En algunos carteles no hay bases sólidas. Lo respeto y son comentarios. Aquí, en el Villarreal, estuvimos casi cuatro y en los demás sitios tampoco tuve la posibilidad de tener más continuidad. En Valencia llevábamos dos y creo que nadie, o muy pocos, dudaban de que la tercera iba a ser mejor. Y un capricho… Tengo para escribir un libro sobre alguno de los dirigentes con los que me tocó trabajar...
Sin ánimo de meter en dedo en la llaga, nos la has puesto botando… Has tenido que trabajar y negociar con Ali Syed, Agapito Iglesias, Peter Lim… ¿Eso ha sido un aprendizaje del que sacas cosas positivas para crecer o son relaciones que te han quitado años de vida?
Hombre, a nivel personal ha sido una frustración continua. Y a nivel profesional. Con lo del Valencia os voy a decir lo que pasó…
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* En la segunda parte de la entrevista, Marcelino detalla su polémica salida del Valencia, hace repaso a otros dueños con los que trabajó y le dejaron huella, se centra en el Barça -su rival este fin de semana-, habla de objetivos, candidatos al título, revelaciones y hasta de arbitraje, del VAR y del racismo en los estadios.