Cómo Modric ha pasado de enfadarse con Ancelotti a solventarle un lío
El croata se postula como titular ante el Real Valladolid (domingo, 17:00) por la lesión de Bellingham. Hace un año se sintió decepcionado por no jugar; ahora asume su rol y apunta a ganar peso.
Luka Modric (38 años) no suele equivocarse, por mucho que sus últimos 12 meses hayan sido una montaña rusa. Pensó en marcharse a Arabia y se quedó; se enfadó con Ancelotti por su rol; y, cuando el Real Madrid ya preparaba su despedida y hasta pensaba en homenajes, jugó un papel clave en la Liga y la Decimoquinta y decidió quedarse. Aunque muchos en el club entendían que debía dar un paso al lado y dejar paso a los jóvenes, el croata volvió a decir 'no' al dinero saudí para perseguir el mismo fin que Nacho un año atrás: convertirse en capitán en solitario y quizá cerrar su etapa de blanco por todo lo alto. Y parece que la apuesta le va a salir bien.
La lesión de Bellingham en el entrenamiento del viernes le abre las puertas del once ante el Real Valladolid (domingo, 17:00, M+ LALIGA TV) y para los siguientes compromisos. El inglés faltará como mínimo ante Las Palmas (próximo jueves) y Real Betis (domingo) y tampoco llegará al debut en Champions (entre el 17 y el 19 de septiembre). Ancelotti ya le introdujo como primer cambio en la Supercopa de Europa y en Son Moix y piensa en Luka como reemplazo. Si al equipo le faltó equilibrio en Mallorca, pocas alternativas parecen mejores que el Balón de Oro para corregir el hándicap y compensar una ausencia tan sensible como la de Jude.
El choque ante el Pucela tiene cierta carga simbólica: es el primero de Mbappé en el Nuevo Bernabéu y el que debe iniciar una nueva era. Y ahí, entre los novatos que irrumpen, sigue estando Luka. La temporada pasada fue el 13º en minutos y ahora ya es el jugador número 12. En Varsovia salió por un extremo (Rodrygo), en Palma por un pivote (Tchouameni) y este domingo está en la pole para relevar a un interior. Se quedó para no perder importancia y todo apunta a que la ganará.
El segundo de pausa
Carletto ha insistido esta semana en aumentar el trabajo defensivo y que los medios sean solidarios en el esfuerzo. Y con Modric no tiene dudas: sumará hacia arriba, pero se fajará hacia atrás. Tras la Supercopa, Fede Valverde avisó del único problema que puede lastrar a este Madrid mejorado: "En ataque haremos daño, pero quizá nos falte el segundo de pausa que nos daba Kroos". El croata también levanta la mano para asumir ese control y lograr que el equipo no se parta en dos. La retirada de Toni le ha otorgado otro estatus.
El cuerpo técnico, además, creía antes de que cayese Bellingham que el de Zadar sería clave en contextos de partidos cerrados y en los que el rival esperase muy atrás para no dejar espacios a Vinicius y Mbappé, un escenario que saben que se repetirá. Y no se prevé que el Valladolid vaya a salir precisamente a morder. La imaginación y creatividad de Luka tendrán la llave para derribar la muralla. Si hace sólo unos meses se sintió verdaderamente molesto y decepcionado por la falta de oportunidades, en este punto asume cuál es su labor y que Ancelotti pueda recurrir a él en momentos puntuales.
Más allá de lo deportivo, a Luka también le hizo especial ilusión convertirse en el futbolista con más títulos de la historia del Real Madrid. Lo consiguió en la Supercopa (acumula 27) y aspira a redondear la cifra en un curso con siete competiciones, otra de las circunstancias que le empujó a quedarse (sabía que gozaría de minutos) pese a dejar de ganar dinero. Su vida en la capital es idílica: tiene negocios y su familia tampoco quería abandonarla.
Así, y con un peso capital en un vestuario que ha perdido a líderes como Nacho o Kroos, Modric se presenta como el ancla de la transición entre el Madrid de la CMK (Casemiro-Modric-Toni) y el nuevo equipo de velocistas y galácticos que ha armado Ancelotti. Cuando todo cambia, él permanece. A dos semanas de cumplir 39 años, vuelve a enfundarse la camiseta de titular y a demostrar que no se confundió cuando decidió seguir.