GIRONA - ESPANYOL

Los 22 minutos que dan sentido a la obsesión de Bryan Gil de cambiar Londres por Girona

El arranque de partido del atacante, con un gol y dos asistencias, desmontó el plan del Espanyol de Manolo González.

Bryan Gil cambió el escenario del derbi en los primeros minutos de encuentro./AFP
Bryan Gil cambió el escenario del derbi en los primeros minutos de encuentro. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

"Para mí no es diferente porque sea el Girona, es importante pero es como si fuéramos a Getafe, por decir un equipo, u otro", explicaba Manolo González antes de viajar hacia Montilivi. Para Míchel, en cambio, sí que era este derbi un partido diferente. "Hay una rivalidad deportiva. Y es bueno que eso suceda. El jugador lo debe saber", apuntó el técnico gironí. Ningún futbolista lo entendió mejor que Bryan Gil. Generó un terremoto que se tradujo con un 4-0 al descanso.

El extremo saltó al campo con la chispa que le caracteriza, como si la cita con la selección más que cargarle las piernas le hubiera cargado la energía. El de Barbate necesitó poco más 20 minutos para convertirse en el hombre del partido. Abrió el marcador con un tiro raso y fuerte desde fuera del área y alimentó a Miovski con dos asistencias. Si bien al delantero macedonio le estaba costando en este inicio de temporada, Bryan le catapultó hacia sus dos primeros goles en Liga.

Bryan se puso el equipo a la espalda para que el Girona volviera a ser el del año pasado, el equipo que se pasó toda una temporada entera soñando y hasta se llegó a malacostumbrar. Bryan elevó el nivel de exigencia de un conjunto que desarticuló el entramado defensivo del Espanyol. Los de Manolo González salieron ordenados pero el plan se les cayó demasiado pronto. Con Asprilla por derecha, Van de Beek por dentro y Bryan y Miguel Gutiérrez bailando en el sector izquierdo, los pericos no supieron cómo aguantar el chaparrón.

La apuesta de cambiar el Tottenham por el Girona

Bryan se marchó tres años atrás a Londres para dar un paso de gigante en su carrera. Ya se había convertido en uno de los nombres propios de LaLiga en Ipurua y con el Sevilla, imparable para los laterales derechos del campeonato. Empezó la temporada pasada lesionado, pero tuvo un repunte a finales de año con un par de titularidades. Fue un espejismo. A partir de entonces únicamente sumó 233 minutos hasta el verano.

Llegó el calor y el momento de plantearse las cosas. No quería perder otro año. "Desde el primer momento que el Girona contacta con mi agente, no veo otro lugar mejor al que ir que este. Me gusta mucho la manera de jugar que tienen, son un vestuario joven y me han hablado muy bien del míster", expresó en la rueda de prensa de presentación.

"El reto que me pongo es disfrutar del fútbol", aseguró. Y en Montilivi lo está haciendo. Tenía el dificilísimo reto de hacer olvidar a Savinho, más por jerarquía que por posición -Bryan juega en el costado opuesto-. "La situación de Bryan es obvia. Todos los jugadores quieren jugar porque cuando juegan son felices", comentaban hace algunas semanas a Relevo fuentes del club gironí.

Los últimos días de Bryan han sido inmejorables. Regresó con la selección y disputó media horita. No habían pasado ni diez minutos desde su entrada al campo, contra Suiza, que el de Barbate ya había anotado. Con el Girona prolongó las buenas sensaciones y el buen fútbol. Cambió Londres por la ciudad catalana y la apuesta le está saliendo muy bien. Tanto a él como al club, que le ha entregado a Míchel un futbolista que mejora su puesta en escena.