REAL MADRID

Manolo Redondo, el capataz de Florentino que maneja el Real Madrid entre bambalinas: "Su día a día es angustioso"

Trabajadores del Madrid, exempleados, periodistas o habituales del palco del Bernabéu dibujan el perfil del Director del Gabinete de Presidencia.

Manolo Redondo, en Valdebebas, en una imagen de archivo./ABC
Manolo Redondo, en Valdebebas, en una imagen de archivo. ABC
Sergio Gómez
Gonzalo Cabeza

Sergio Gómez y Gonzalo Cabeza

Si Gay Talese supiese de la existencia de Manuel Redondo Sierra (Madrid, 66 años) no vacilaría en telefonearle, acordar una reunión para mecerle con sus preguntas y silencios y, horas después, componer uno de sus artículos-retrato, descriptivos, informativos, implacables. Porque encaja a la perfección en el concepto de personaje secundario que tanto obsesionaba al inventor del nuevo periodismo. Reservado, de gesto severo y conversación sin almíbar, es uno de los hombres más importantes en la carrera y en el día a día de Florentino Pérez. Su sombra. Su Señor Lobo. Y, sin embargo, es prácticamente transparente para quien su vida no gira alrededor del Real Madrid. Ese extremo del anonimato es lo que él busca y agradece.

Manolo Redondo, abogado de formación, es un trasunto de escudero menudo. La cercanía al presidente, su rol relevante en asuntos como la Asamblea y, por qué no decirlo, un carácter tan discreto como áspero son argumentos con peso para levantar un muro cuando el periodista pregunta por el actual director del Gabinete de Presidencia. Sin embargo, todas las fuentes consultadas, desde trabajadores del Madrid a periodistas, de antiguos empleados a habituales del palco del Bernabéu, cada uno con sus verdades, llegan a varios puntos de consenso: es de una fidelidad canina, un ejecutor ordenado y un 'obrero' que desplazaría del puesto al mismo Stajanov.

Su biografía no se entiende sin el cruce de caminos con Florentino Pérez. La intersección sucede en la política. Redondo cursa Derecho en el Centro San Pablo CEU (1976-77) y en la Universidad Complutense (1978-81) antes de convertirse en secretario técnico, primero del Partido Demócrata Liberal (PDL) y, después, del Partido Reformista Democrático (PRD), un proyecto ambicioso para reflotar el centro en España, concebido como respuesta al triunfo arrollador en las elecciones del PSOE en 1982 e impulsado, entre otros, por Florentino. Fue lo que se llamó Operación Roca, denominada así porque el principal referente y candidato a la presidencia del Gobierno fue el catalán Miquel Roca. El plan resultó ser un estrepitoso fracaso y significó el fin de la carrera política del hoy presidente blanco. "No sigo porque me echaron. En UCD perdimos las elecciones, luego hice el Partido Reformista con Roca y me fue mal. Entonces, no es que no haya querido estar en política. Yo lo he intentado", confesó a Jordi Évole en Salvados.

De aquel naufragio, Florentino extrajo una lección y 'descubrió' al que se convirtió en su oficial perfecto. Desde entonces, sus vidas han ido en paralelo. El batacazo del PDR llevó a Manolo Redondo a la constructora ACS, donde desempeñó el cargo de responsable de la gestión de Comunidades de Propietarios, Cooperativas, promociones inmobiliarias y explotación de inmuebles del grupo y estrechó aún más su lealtad con el empresario, que no dudó en reclutarle para su otra gran aspiración, convertirse en presidente del Real Madrid. De esta manera, cuando ganó las elecciones del año 2000, lo nombró Director general de presidencia. O lo que es lo mismo, el jefe de toda la estructura extradeportiva [el otro ala fue competencia, primero de Jorge Valdano y luego de José Ángel Sánchez, después de un ascenso meteórico].

Manolo Redondo, junto a Florentino Pérez. ABC
Manolo Redondo, junto a Florentino Pérez. ABC

Enumerar sus labores, sobre el papel, es quedarse sin aliento: responsable del gabinete de presidencia y Junta Directiva, protocolo y relaciones públicas, área social, aforo y área VIP, infraestructura, seguridad, organización de eventos y explotación de instalaciones. Un hombre para todo. También en la segunda etapa, como Director de Gabinete de la presidencia y director general de la Fundación.

"Es un multiusos y un personaje muy útil para Florentino. También porque es muy bien mandado. Lo toca todo. Desde ordenar el palco y sus invitados, a los aviones, las presentaciones o cualquier tipo de problema que surja de última hora. Por muy nimio que parezca. Si pasa algo, el primero al que llama el presidente es a Manolo. 'Oye, Manolo, que me dicen que hay un niño en la puerta del hotel del equipo que está llorando por una camiseta. Dásela, soluciona eso', o 'Manolo, que viene al partido no sé quién, búscale un sitio'. Manolo, Manolo y Manolo", cuenta una voz que ha presenciado estas escenas dentro del club. Como ella, más de un testimonio exige confidencialidad a cambio de verdad.

"Es sumamente disciplinado, tiene el club en la cabeza y no conjuga el verbo trepar, que le rodea a derecha e izquierda; un currante"

ENRIQUE ORTEGO Periodista

Otros aportan su trazo sin límites, como es el caso de Enrique Ortego, periodista de Relevo con tantos trienios con una libreta que siempre ha valido más por lo que ha callado que por lo que ha publicado: "Manolo es sumamente disciplinado, aplicado como pocos he visto en mi vida y se ha ganado a pulso ser de los hombres de mayor confianza de Florentino. Tiene todo el club en la cabeza, no conjuga el verbo trepar, que le rodea a derecha e izquierda, y no quiere protagonismo, como en las presentaciones de los jugadores, una de sus especialidades. Si lo pudiera definir con una palabra es la de currante, un capataz de obra que sólo piensa en el club. Eso sí, un capataz de lujo. No entiendo el Real Madrid de las dos últimas décadas sin él y José Ángel Sánchez. Cada uno en lo suyo".

Tomás Guasch, periodista de Cope y otra institución con conocimiento en esta causa, recalca la brega de Redondo: "Ese Real Madrid entre bambalinas no se concebiría sin él. Di Stéfano era el mejor en todas las zonas del campo, atacando, defendiendo. Pues ese es un poco su papel. Lo que Florentino y el club necesite, él lo va a hacer y lo va a hacer perfectamente. Y sin límite, tiene una capacidad de trabajo fuera de serie, un tipo lúcido y dispuesto que cualquier organización querría". Los elogios a cara descubierta suelen ser generales y tener menos chicha que la cruda realidad, la que explica un veterano trabajador que dejó el Madrid hace años: "Su día a día es angustioso, aguantar la presión de una entidad así y de un presidente como Florentino 19 horas al día es la hostia. A veces le trataba como a un esclavo. Muchas veces me daba vergüenza, pero él lo asume porque a lo mejor lo que gana ahí no lo ganaría en otro sitio en cien vidas. Ahí Manolo sabe que el jefe es el jefe. Luego, la imagen que proyectaba era la de que no tenía tiempo ni para comer. Era fácil verle bajar al Rodilla a coger unos sándwiches".

Con las obras del Bernabéu en la cabeza

Su centro de operaciones se instaló primero en un despacho de la llamada T4 del Bernabéu; después, con la mudanza del Real Madrid a Valdebebas, hizo vida en la planta de los elegidos; y ahora se le ve muy cerca del estadio con el fin de supervisar el estado de las obras. Esta labor la lleva a cabo junto a Enrique Pérez, hermano de Florentino y gran conocedor del negocio. "Ahora tiene una oficina en Torre Europa, donde hay entre 20 y 30 personas que se aplican sólo en el tema de la construcción y en los retoques del Bernabéu. Él se desenvuelve bien allí, taponando cualquier problema que surja. Y es un tipo bastante seco. Tendrá su familia pero no se le conocen grandes aficiones más allá de la del trabajo", revela el mismo interlocutor.

"Manolo es un tipo seco. Aguantar la presión del Madrid y de un presidente como Florentino 19 horas al día es la hostia. A veces le trataba como a un esclavo"

EXTRABAJADOR DEL REAL MADRID

Un expresidente de LaLiga, asiduo al palco durante varias temporadas y enemigo de eufemismos, refuerza: "Siempre que hablas con él parece que está cabreado, que se ha acabado de levantar. No ganará el premio a la simpatía pero no lo necesita". Ortego, que es de los pocos que logró entrar en un círculo de confianza, matiza: "Gana bastante en las distancias cortas, en las que pierde ese tono huraño que muchas veces desprende, por timidez. Es más empático de lo que aparenta".

Manolo Redondo charla con dos miembros de la Junta del Real Madrid.  ABC
Manolo Redondo charla con dos miembros de la Junta del Real Madrid. ABC

Su silueta, con paso ligero, ocupa planos fugaces en los actos oficiales, sobre todo en la Asamblea de Compromisarios del Real Madrid. Este fin de semana se le volverá a ver detrás del presidente, con una carpeta bajo el brazo y la mirada panorámica para tenerlo todo bajo control. Muchos, los críticos, le ven en este escenario como un "fontanero" de Florentino; otros, los más dóciles, le respetan porque "está en todo". Depende de la puerta que toques, encuentras una cara distinta del poliedro. Eugenio Martínez Bravo, antiguo candidato a la presidencia del Real Madrid, fue socio compromisario. Ahora lucha por volver a serlo pero se lo impiden. Es lo que sostuvo en una entrevista con Relevo, poniendo el dedo en la llaga de la falta de democracia en el proceso: "Cuando haces ciertas preguntas o cuestionas algunas cosas, el statu quo se incomoda y reacciona. Y ahí he sido testigo de un sistema de control de elección del socio compromisario por peñas afines al club y un movimiento, yo diría, muy paralelo al club de elegir únicamente a aquellos compromisarios que estén a favor del statu quo". En este contexto, Manolo Redondo emerge como hombre clave para la tranquilidad del mandamás blanco.

Como pez en el agua en la Asamblea

El propio Martínez Bravo, en un podcast de Sonora sobre Florentino Pérez, radiografió así al director de Gabinete: "Es quien trabaja detrás de las cortinas, su mano derecha. No te diría que es como su Godoy, a lo mejor no llega a ese nivel, pero es la persona que hace que las cosas ocurran. En las Asambleas, por ejemplo. Las prepara muy bien. Sabe detectar qué tipo de amenazas puede haber en una peña o en otra, te lo arregla, te prepara muy bien el terreno, conoce absolutamente toda la foto social e institucional del club. Hace un trabajo muy importante".

"Chato, si no tuviera detractores no estaría en el Madrid. ¿Cómo va haber un consenso? Con él y con todos. Es un club dificilísimo en el que hay una obligación de no equivocarse nunca, con una presión increíble. Lo que yo te puedo decir, porque lo he visto, es que es un tipo intachable en su manera de hacer. Si lleva tanto junto a Florentino es que tiene un valor indiscutible. No sería capaz de entender lo que es hoy la estructura del club sin él", insiste Tomás Guasch.

"Es quien trabaja detrás de las cortinas. En las Asambleas sabe detectar las amenazas y lo arregla, prepara el terreno. Conoce la foto social del club"

EUGENIO MARTÍNEZ BRAVO

En esa morfología del club destaca la extirpación de los ultras a finales de 2013. Una 'limpieza' en la que Manolo Redondo fue un quitanieves paciente y esmerado. Por ello, recibió la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo. Una distinción que generó cierta polémica. Más que por el desenlace, adecuado sin lugar a dudas, fue por la motivación para eliminar a los extremistas. Sucedió cuando se revolvieron contra el palco y no antes, cuando a sus espaldas había más de una acción censurable y más de dos cánticos reprochables. El caso es que se logró acabar con aquello hasta formar una grada civilizada gracias a un esfuerzo grande y continuado: "Florentino se empeñó en poner fin a eso. Tarde o no, pero lo hizo. Y Manolo luchó a brazo partido para lograrlo. Lo consiguió porque es un tío muy listo", sugiere un excompromisario.

Juan Guerrero Burgos, secretario general de la Federación de golf, abogado, miembro de la candidatura de Alfonso Ussia para la presidencia del Madrid y excabeza visible de la peña Primavera Blanca, resumió así el trabajo de trincheras de Redondo. Lo hizo también en el podcast de Sonora: "Se mueve como pez en el agua en la entidad. Cuando echaron a los ultras, que era un problema de violencia, pero de violencia y de delincuencia muy grave, limpió la grada entera y metió a la Grada Fans. Cuando vio que los de Primavera Blanca empezaron a hacer podcast que daban la lata dijo 'a estos me los gano yo, vamos, los toreo'. Yo seguía diciendo 'oye, nosotros vamos a defender al Madrid, pero tampoco tenemos que ser los paniaguados de Florentino'. Si Florentino hacía una cosa mal, pues lo tendríamos que decir. Y ahí Florentino, a través de Redondo, pues fue muy hábil y los compró de alguna manera. A gente que no era socia, le daba algunas entradas y los vestía de blanco. Al final echó a la parte violenta de los ultras, cosa que aplaudo, por supuesto, y los compró. Ahora supongo que la mayoría serán socios".

Una fotografía con muchos enfoques pero con idénticos puntos de fuga que explican la relación de Redondo con Florentino y su influencia en la salud de la institución: es una mano derecha leal, un directivo discreto, un trabajador eficaz y un hombre que vive sólo para el Real Madrid.