LAS PALMAS - ESPANYOL

El "jodido pero contento" que se vendió en forma de taza y condenó a Diego Martínez en el Espanyol

El conjunto blanquiazul se enfrenta este domingo a Las Palmas, dirigido por el técnico gallego.

Diego Martínez en su presentación como entrenador del Espanyol. /RCDE / CARLOS MIRA
Diego Martínez en su presentación como entrenador del Espanyol. RCDE / CARLOS MIRA
Marc Mosull

Marc Mosull

"Jodido pero contento", de este modo resumió Diego Martínez, cuando era entrenador del RCD Espanyol, el mercado de verano en 2022. Más textual, imposible. Apenas llevaba unas semanas en el cargo y el técnico gallego, que fue una apuesta del entonces nuevo director deportivo Domingo Catoira, ya le vio las orejas al lobo tras una ventana de fichajes verdaderamente "compleja" y una planificación deportiva que quedó "incompleta".

"Faltarían dos jugadores de campo, por lo que ninguno podemos estar satisfechos, ni yo ni ningún perico. Sacaremos el máximo rendimiento a lo que tenemos pero la insatisfacción está ahí", advirtió un Diego Martínez que llegó a Cornellà-El Prat, tras un periplo formándose en el Reino Unido y siendo un entrenador consolidado; era una firme gran apuesta de club que debía dar un salto de calidad a la entidad, ya consolidada en Primera gracias a Vicente Moreno.

De hecho, en cierto modo, se le entregaron las llaves del equipo al gallego, pues fue él, junto a Catoira, quien decidió prescindir de David López -a quien se le comunicó su marcha por teléfono cuando estaba de vacaciones en Disneyland con su familia-, de Diego López y, en última instancia, de Raúl de Tomás. El vigués no tuvo tanta mano en las incorporaciones porque ya entonces los recursos en el Espanyol eran limitados, aunque no tanto como ahora. Y aquel curso no terminó nada bien para Diego Martínez ni para el equipo que dirigía. En realidad, el técnico gallego ni terminó la temporada.

Diego Martínez, "jodido pero contento".

“Jodido pero contento” para desayunar

Volviendo a ese "jodido pero contento", las palabras del míster blanquiazul se convirtieron en una especie de lema en su etapa al frente del Espanyol. Tanto es así que el departamento de comunicación, liderado por el brillante Sergio Aguilar, lo utilizó en varias ocasiones en sus publicaciones en redes sociales. También a nivel de marketing se le dio uso a la frase del exentrenador del Granada y se utilizó para fabricar merchandising oficial. Todavía a día de hoy corre alguna taza en Wallapop con ese eslogan serigrafiado. No es una mala consigna para la hora del desayuno.

El mensaje, entre positivo y desesperante, caló en la entidad y entre la afición, que con el tiempo estuvo más jodida que contenta, pues se tuvieron que "reajustar expectativas" y el Espanyol volvió al objetivo del curso pasado: salvar la categoría y, con el tiempo, consolidarse en Primera División. Ni la irrupción de Joselu y Braithwaite, dos goleadores que ya quisiera tener Manolo González actualmente, evitaron que el conjunto perico estuviera abajo en la clasificación.

Finalmente, a falta de once jornadas para que se terminara LaLiga, acumulando el Espanyol los mismos puntos que el primer equipo en posición de descenso y tras cuatro derrotas consecutivas, el club cesó a Diego Martínez y firmó a Luis García, que no pudo salvar la categoría. 20 meses después de su despido, el conjunto blanquiazul se reencuentra en Primera División con su exentrenador, que ha resucitado al Las Palmas con 16 puntos en apenas ocho partidos dirigidos. Un verdadero milagro.

Diego Martínez, en el último encuentro antes del parón navideño, amenaza con hundir todavía más a un Espanyol en descenso y amargar seriamente las fiestas a los pericos y a su entrenador Manolo González, que de ganar en la isla -el conjunto perico solo ha sumado un punto fuera de casa- seguramente firmaría aquello de "jodido pero contento".