Unos geos en el Villamarín, un cocinero por los suelos y Joan Laporta desatado: así es la vida de las reporteras de palco en el fútbol español
Mónica Marchante, Cristina Bea y Natalia Torrente explican algunas de sus vivencias en los estadios españoles entrevistando a directivos y viendo lo que se cuece en la zona noble.

El palco en el fútbol es un lugar casi mitológico, el reino del canapé y las conversaciones que pueden derivar en negocios de varios millones de euros. Eso dice la leyenda, que es muy rica en matices aunque muchos de los que pasan por allí lo describen como algo mucho más pedestre. Hay comida, sí, y bebida también, por más que en el resto del estadio esté prohibido, pero la conversación suele ser más futbolera que otra cosa.
Apostada en una esquina del mismo, en el mejor de los casos, suele haber una periodista —habitualmente mujer, al menos en los últimos tiempos— que mira el partido para discernir qué va a preguntar al protagonista que toque cuando los jugadores ya estén en el vestuario. Son entrevistas cortas; tres, cuatro o cinco preguntas; un pequeño duelo que se preparan a conciencia para sacar el máximo posible del intercambio. A veces el partido ha sido algo aburrido, el protagonista no tiene mucho que decir y la conversación no va a más. Otras, sin embargo, hay tensión y agitación, gente con ganas de rajar o no del todo consciente de las bombas que va tirando. Ahí surge la magia.
En Movistar+, desde hace muchos años, esa periodista es Mónica Marchante. Tanto por el tiempo de servicio como por el beneplácito general de los televidentes, ella prácticamente define la posición. Podría escribir un libro contando lo que ha visto con el micrófono en la mano, un reguero de historias y anécdotas que empiezan, de hecho, por la última: el show de Laporta en el palco de Yeda celebrando, nada más y nada menos, que una decisión del CSD.
"Yo vi parte y escuché todo. Se escucharon unos ruidos como si se hubiese roto algo y eso ya nos alertó. La primera sensación fue de susto, como si estuviese pasando algo, pero yo ahí no estaba viendo, estaba en mi posición, en una esquina. Luego ya escuché gritos de euforia y algún insulto que otro. A continuación apareció Laporta, no había duda. No lo vi en primera persona, pero escuché todo y vi parte", rememora la periodista.
"No, esto no es lo habitual, afortunadamente, no, pero cuando llevas tantos años has vivido situaciones de mucha tensión. Lo que pasa es que normalmente llegaban cuando un equipo se jugaba un título, un descenso... por lo que pasa en el terreno de juego, pero claro, nunca había visto una escena parecida antes de que empezase el partido por una suspensión cautelar", añade.
Laporta, por su manera de ser, ha sido siempre uno de los presidentes más dicharacheros, aunque como pasa con todos los protagonistas en el fútbol, cada vez se le escucha menos. "Laporta era uno de los fijos. Yo recuerdo que en cada partido hablaba con nosotros nada más acabar el encuentro. En las circunstancias buenas y en las malas también", explica Marchante.
El Tamudazo
Y esto va hasta las últimas consecuencias. Aquí va la anécdota de uno de los días más tristes para el barcelonismo y, no por casualidad, más alegre para el Real Madrid. El Tamudazo: "Es una de las escenas más surrealistas que he vivido yo, porque descorchan el cava en el palco los camareros y a continuación marca Tamudo y marca el Madrid en Zaragoza. Pasó un minuto, y en ese minuto ya estaba abierto el cava, estaba en las bandejas del palco para recibir a los que estaban viendo el partido en el palco, para celebrar el título. Y ahí se quedaron todas las copas, humeantes, porque se habían descorchado antes de tiempo. A pesar del disgusto que podía llevar, que te lo puedes imaginar, perdiendo un título de esa manera, él salió a hablar".
Marchante tiene muchas historias —luego saldrán unas cuantas más—, pero cada vez es más difícil que todo eso ocurra. Porque los clubes, y la propia Liga, van poco a poco alejando al periodista, reduciendo tiempos, protagonistas y momentos. De eso sabe un rato Cristina Bea, que primero en Movistar+ y después en DAZN ha ocupado la posición de reportera por los campos de España y Europa.
"Generalmente nos tienen separados, estás en algún tipo de anexo al palco, ya sea en algún cuartito o en algún pasillo, como es el caso de Montjuic, en paralelo al palco. Dentro como tal sólo he estado en La Cerámica y en Montilivi", explica la reportera, que también es colaboradora de Relevo.
La espontaneidad que en algún momento reinó, en la que la periodista podía buscarse los protagonistas entre un abanico más o menos amplio de asistentes, no es lo que reina hoy en día.
"A los protagonistas los traen. Las entrevistas se pactan con los jefes de prensa, quedas a tal hora y a tal hora te traen al protagonista. Tú no tienes un acceso directo de acercarte a ellos. En Montjuic sí que a veces he entrado en esa zona de catering a buscar a alguien, pero generalmente las entrevistas de palco están pactadas", recuerda Bea, que en un partido de la pasada temporada trató de pescar a Luis de la Fuente en el palco de Montilivi, sin mucha suerte. A veces sí funciona, Bea recuerda una entrevista con los actores de La sociedad de la nieve que no estaba preparada y se montó de manera improvisada en Montjuic
Las entrevistas prepartido son todo alegría y esperanza, pero el fútbol tiene sus cosas, los equipos pierden y en ocasiones hay que dar la cara. Eso puede ser un problema, pero también, si el protagonista está caliente, un inicio prometedor de una entrevista.
"Evidentemente, no les hace tanta gracia atenderte en el post como en la previa o en el descanso porque pueden salir mejor parados. Si han perdido muchas veces piensas si les interesa comentar alguna polémica, que esto ha pasado a veces", cuenta Bea. Porque no todos los clubes tienen una televisión para señalar al árbitro, pero sí todos encuentran motivos para sentirse víctimas.
Natalia Torrente, hoy redactora de Relevo, también conoce bien los palcos de España. Ella fue los ojos de los televidentes de BeIn Sports durante tres temporadas, haciendo cada semana un partido del Barcelona o del Madrid. Eso la colocó el 1 de octubre de 2017 en el Camp Nou, una fecha señalada pues se estaba celebrando en Cataluña un referéndum ilegal sobre la independencia.
"Cuando llegue a la posición vi salir a varios jugadores, entre ellos Gerard Piqué, después de reunirse con Bartomeu. Había muchísima tensión e incertidumbre. Estaban negociando si jugar o no y desde la directiva nos rogaron no decir nada. Evidentemente nosotros hicimos nuestro trabajo, y el partido al final se jugó a puerta cerrada", rememora la periodista.
No fue el único día memorable que vivió allí: "Meses antes de aquel partido entre el Barça y Las Palmas, donde el equipo canario lució la bandera española bordada en sus camisetas, el Barcelona remontó al PSG en Champions con un 6-1. Fue divertido ver a ejecutivos de traje y corbata saltando por los sofás, con una euforia incontrolable y abriendo botellas de cava para celebrar".
Ayudar o no ayudar
Cada club es distinto, más o menos accesibles, pero hay una que destaca por su lejanía. El Real Madrid es complicado. El club tiene un portavoz, Emilio Butragueño, que es exquisito en las formas y muy poco dado a dar sorpresas. "De Butragueño nunca diré nada malo, porque es una persona supercorrecta, más allá de que diga más o menos, al final el que le pone, le pone precisamente para que no diga nada", explica Marchante.
Su buen talante, indiscutible, no quita para que el club lo ponga difícil. "Yo recuerdo una entrevista con él en la que le pregunté por las renovaciones de Isco y Sergio Ramos, que se estaban valorando. Hice las dos o tres primeras preguntas de partido y la última o las dos últimas se suelen hacer de otros temas de actualidad. Fue terminar la entrevista y vino un responsable de comunicación del club, se me puso a tres centímetros de la cara y me dijo que no me sabía el protocolo, que iba a quejarse a LaLiga, que esas preguntas... Le dije que no se preocupara, que yo también hablaría con LaLiga, que estaba harta, en el mejor sentido, de escuchar a Mónica Marchante hacer esa entrevistas y que sabía de sobra que a Zidane o a los jugadores no se las podía hacer, pero que si no la podía hacer al representante institucional del club, ya me diría él a quién… La temporada siguiente, en el Levante-Real Madrid, otro miembro de comunicación del club me dijo 'Ten cuidado con la entrevista, porque ya sabes lo que te pasó en Villarreal, no puede ser que no se pregunte por el partido...'. Ya, pero es que eso no es real, yo siempre pregunto por el partido primero. Hoy también lo haré, y ya le puedes decir a Emilio que le voy a preguntar por Mbappé", cuenta Bea.
"Hay áreas de comunicación de clubes que han entendido que ayudas al espectáculo y otros que no solo no lo entienden, sino que lo boicotean. Los últimos tiempos en el Barça son más duros, pero en general lo entienden, en el Atlético se trabaja muy bien también. En el Real Madrid hace muchos años que no ponen nada en el palco, como mucho a Butragueño y ya está. Llevan años sin entender que pueden lucir el poderío que tiene el Madrid: invitados, futbolistas, deportistas... que es un espectáculo a mayor gloria del Madrid. No sucede, sabemos lo que hay, y ya está", remata Marchante, que también critica la postura de LaLiga en este sentido, y señala que a veces hacen lo posible para que nadie hable y otras, cuando interesa, se empeñan para que se escuche bien su mensaje.
Esa situación de poca cercanía no impide que, en algunos momentos, en el Bernabéu se haga magia. Marchante estaba en una de las grandes remontadas del Madrid, y es una de esas que no se pueden olvidar. "He vivido muchas cosas allí, pero el primer flash que me viene a la cabeza es cuando le dan la vuelta en el partido contra el City, con el gol de Rodrygo. Recuerdo la sensación de haber vivido algo increíble. Si hubiese sido el único partido de mi vida que hubiese visto al Real Madrid hubiese entendido perfectamente la capacidad que tiene de superarse y darle la vuelta, en Europa especialmente. Yo estaba esperando para recibir a la gente del palco, porque esos goles los vi dentro del palco, a través de la cristalera. La gente salía como si hubiese caído un OVNI en el estadio. Yo he entrevistado muchas veces a Rafa Nadal, porque en eso es un crack, siempre nos atiende, y recuerdo que de las primeras personas a las que vio, y me dio un abrazo. La gente nos iba dando abrazos, como si tuviésemos algún tipo de protagonismo", cuenta entre risas Marchante.
Era un partido especial "el no va más". Porque unía muchas cosas: la remontada, Guardiola, el City...
Hay otros días en los que el protocolo se extrema, cuando aparece alguna autoridad de muy alto rango. "Los momentos quizás más intensos eran las finales de Champions cuando acudían miembros del Gobierno y Casa Real, porque las medidas de seguridad y protocolo hacían que tu trabajo estuviera absolutamente milimetrado", explica Torrente.
El día de Anil Murthy
Cuando Cristina Bea recuerda un día especial se va a Valencia. Ella es de Torrent y lleva desde 2013 cubriendo los palcos de Mestalla y Villarreal, por lo que conoce bien el ambiente. Poco después del despido de Marcelino, y muy poco antes del de Mateu Alemany, que a la larga se ha visto que fue un punto de inflexión histórico para el club, tuvo delante a Anil Murthy, en aquel momento el hombre de Peter Lim en el club.
"Esa mañana me llamó el director de comunicación del Valencia para confirmarme que iba a hablar por primera vez. Fue una entrevista muy tensa, en un cubículo minúsculo en Stamford Bridge, poquísimos metros cuadrados y diez o doce personas. El editor me había dicho esa mañana 'Cris, por favor, tres o cuatro preguntas' y yo le dije que no podía hacerlo en tan pocas preguntas. Había un caldo de cultivo tremendo. Yo no sé la de mensajes que recibí de amigos, de periodistas. Recuerdo empezar y, claro, yo preguntaba, repreguntaba, fueron ocho minutos. Al día siguiente me llamó el editor para hablar de la entrevista y, literalmente, disculparse porque reconoció que era complicado con tantos temas ceñirnos a esas 3 o 4 preguntas, que no era una entrevista cualquiera". Aquella entrevista hizo hasta que le diesen un premio por su labor, y todavía muchos la recuerdan por aquel intercambio.

Porque no es un trabajo fácil, y en ocasiones los clubes pagan con las periodistas una mala relación o un mal día. "Ha habido más de una bronca por hacer preguntas que los clubes en cuestión consideraban incómodas", cuenta Natalia Torrente.
La tensión a veces aparece donde menos te lo esperas. Lo cuenta Cristina Bea, que después de una victoria del Girona en Montjuic, por 2-4, creía que iba a pasar un rato distendido con los dueños del Celler de Can Roca, los hermanos Roca.
Nada más lejos. "Tenía a Josep a la izquierda, a Jordi en la derecha. Empiezo y cuando voy a saludar a Jordi, Jordi se desvanece. Se cae al suelo como un pino. Imagínate, yo me quedo impactada, veo que su hermano empieza a reírse y no entiendo nada. Se levanta, se ríe, me enseña unos tirantes del Girona y me dice 'No, bueno, es mi humor'. Yo me quedé petrificada. Puedo entender que sea tu humor, pero esa tarde había fallecido un señor en Los Cármenes, en el Granada-Athletic. La verdad es que me quedé petrificada, me asusté, pero bueno, continué, terminamos la entrevista y enseguida me preguntó el editor desde control que qué había pasado y qué hacíamos con la entrevista, porque la grabamos en falso directo (a veces ocurre cuando se solapa en tiempos lo que sucede a pie de campo y en el palco). Le conté y le dije que para mí era una falta de respeto muy grande hacia la familia del señor fallecido, que no procedía en absoluto. No se emitió", cuenta Bea.
En ocasiones el ambiente cargado de los palcos lleva a conflictos que nada tienen que ver con el periodista, pero allí están para informar, casi como un espía para todos los espectadores. Esta anécdota es de Mónica Marchante, en el Villamarín: "Era un partido con el Valladolid, y el que perdía bajaba. De repente se levantó una persona delante del palco y le metió un puñetazo a José León, el presidente del Betis. Eso lo vi con mis propios ojos. Al acabar el partido, con el Betis descendido, entraron los Geos en el antepalco, donde yo estaba haciendo el directo, ahí se plantaron".
Y no es la única ocasión en la que le pasó algo similar. Volvemos al primer protagonista de esta historia, Joan Laporta, aunque en aquella ocasión no fue él quien la lió. "Era un momento en el que las cosas no iban bien, cuando le plantean una moción de censura en 2008, antes de que llegara Guardiola. Estaba entrevistando a Laporta y veía de reojo como en una puerta al lado, que daba a un pasillo del Camp Nou había un grupo de gente embistiendo a la puerta, que parecía que la iban a tirar abajo. Yo mientras hacía la entrevista veía como estaban intentando tirar la puerta abajo y a los de seguridad tratando de contenerlos. Si entraban a los primeros que encontraban era a Laporta y a mí. Fue uno de mis momentos más tensos, pero te podía decir unas cuantas más", rememora Marchante.
Son muchos ratos de espera para solo unos pocos minutos de televisión. El fútbol, y la pasión por el mismo marcan la pauta, aunque en realidad, y cada vez más, no solo salen directivos encorbatados, sino que es corriente que pasen por allí otros invitados al palco, cantes, artistas, famosos en general. Todo forma parte del mismo gran espectáculo.