La derrota de Mónaco le presenta a Flick al enemigo más temido de Xavi: "Los cambios llegaron tarde..."
El primer partido perdido de Flick en la Champions pone de manifiesto la exigencia del Barça y de la prensa.
Después de cinco victorias seguidas, algunas de ellas de renombre como el 1-4 ante el Girona y otras apabullantes como el 7-0 ante el Valladolid, después de ser, también, de los equipos más goleadores de Europa con 17 tantos y de liderar la Liga con puño de hierro y con un fútbol intenso, vertical, brillante por momentos, Hansi Flick degustó lo que es perder con el FC Barcelona en la Champions ante el Mónaco. Noche aciaga, como las que ha protagonizado el equipo culé en la máxima competición frecuentemente, donde todo sale al revés y mal, donde hay expulsiones determinantes o errores flagrantes. Y donde aparecen las primeras críticas.
El Barça es un club que vive en la exigencia permanente ("el más difícil del mundo", como decía Xavi), donde no solo se pide levantar trofeos sino ganar jugando bien. El propio extécnico, que veía fantasmas por todos los lados, no dudó en señalar y castigar al entorno y a la crítica excesiva desde el mes de noviembre pasado, e incluso llegó a decir que es "cruel y desagradable". No lo está siendo con el técnico alemán, que le ha cambiado de momento la cara al equipo y los resultados, pero Flick, tras la derrota de Mónaco, pudo entender también que las derrotas y los errores no pasan por alto en el entorno azulgrana.
Aunque la expulsión de Eric García marcó el partido, como se señalan en todas las editoriales de la prensa catalana, Santi Nolla, director de Mundo Deportivo, apunta que el Barça "salió empanado, sin intensidad...". Y que "el partido recordó al de los últimos tiempos" y "Flick hizo los cambios demasiado tarde". En El Periódico, Emilio Pérez de Rozas empieza fuerte su opinión y valora que el Barça todavía "no es un buen equipo ni un campeón".
En la crónica de El País de Ramon Besa también se apunta al mal partido del equipo azulgrana y a la pasividad del banquillo ante el desarrollo del encuentro. En la crónica se habla de equipo "irreconocible", de que no estuvo "ni con 11 ni con diez" y señala al entrenador como "un espectador más" desde la banda. También Joan Vehils en el Sport, aunque mantiene que "la ilusión sigue intacta", señala que las sustituciones de Lamine y Lewandowski "no parecían cambios para hacer reaccionar el equipo".
Aunque Flick no es Xavi y está rodeado de su grupo de trabajo que no conoce tanto como el de Terrassa como se cuece entre bambalinas en el club azulgrana, incluso la situación de la entidad de Joan Laporta es más calmada ya que se acerca el momento de regresar a la regla del 1:1 y de jugar de nuevo en el Camp Nou, el técnico alemán supo la crítica en las derrotas. "Ahora nos da la sensación de que todo está más tranquilo, de que nadie hace la guerra por su cuenta como antes, donde estaba Deco, Laporta, Echeverría, Xavi... Ahora el discurso es más uniforme", apunta a Relevo uno de los representantes de jugadores que conoce la entidad y se mueve en el día a día.
Con todo eso lidia Flick, quien sabe que de los resultados más del juego para a depender el crédito en un entorno que abraza La Masia tanto como advierte los tumbos que ha dado la institución y el primer equipo en las últimas temporadas.