Decretado el estado de alarma para Carlo Ancelotti: decide como siempre y pierde como nunca
El entrenador italiano no es capaz de dotar a su equipo de equilibrio tras cuatro meses de competición.
"Competimos bien. El partido ha sido igualado, creo que era un empate, por lo hecho por los dos equipos, pero nada que decir sobre el hecho de que han ganado. Creo que nosotros lo hemos hecho bien defensivamente en la primera parte, se pudo hacer mejor con balón. En la segunda parte estuvimos mejor en ataque, tuvimos oportunidades. Y nada. Seguimos en la pelea". Fueron las declaraciones de Ancelotti tras la derrota en San Mamés. Decepcionantes para el madridismo.
El Real Madrid acumula cinco derrotas en sus últimos once partidos. Una racha sonrojante que incluye además dos goleadas muy dolorosas en el Santiago Bernabéu: el 0-4 contra el Barça y el 1-3 en Champions ante el Milan. Y un dato preocupante para medir al cuadro merengue: de sus cuatro duelos más exigentes, sólo ha logrado un empate contra el Atlético de Madrid. Perdió contra el Liverpool, en el Clásico con estrépito y ahora también frente al Athletic Club.
Los de Ancelotti no carburan, con Mbappé en el centro de la diana, y cada día que pasa crece la tensión de su entrenador. La sensación es que este curso nada está bajo control, desde la plaga de lesiones hasta los problemas tácticos. Todo lo contrario a la campaña pasada, en la que 'Carletto' encontró su bloque ya en el mes de agosto.
En la presente campaña el staff técnico del Real Madrid no es capaz de ordenar a su equipo, ni de hacerle competir con equilibrio, el objetivo más buscado por Ancelotti. Esta situación les pone en peligro, en un estado de alarma para las próximas fechas que les vienen por delante, en las que no tienen margen de error: Girona, Atalanta, Rayo Vallecano, Mundial de Clubes y Sevilla.
Las decisiones de siempre para perder como nunca
Ante las cinco derrotas, Ancelotti responde con las decisiones de siempre. Los futbolistas que alinea juegan según su jerarquía en la plantilla y no por su rendimiento, no termina de darle confianza a los jóvenes y los cambios llegan en los partidos cuando ya es demasiado tarde.
Así, casos como los de Endrick y Arda Güler, sin apenas protagonismo en los planes del italiano y siempre como el último recurso cuando los planes salen mal. Todo ello, sumado a sus planteamientos en los escenarios más exigentes: esperar y minimizar errores, sin imponer una propuesta dominante que decline los partidos de su lado.
Para más inri, sus estrellas no están siendo potenciadas este año. Mbappé sigue pareciendo un jugador vulgar desde que llegó al Madrid, Bellingham se ha entonado en las últimas semanas, a vueltas con su posición, y Vinicius está lesionado. Con el hándicap de todos los errores individuales esta campaña, el de Valverde en Bilbao, el último.
Este cóctel lleva a Ancelotti y a su cuerpo técnico a una situación de máxima tensión, con un vestuario difícil de gestionar y una crisis de resultados de complicado arreglo. Pero el mismo entrenador blanco lo ha dicho: hay que seguir.