Griezmann transforma Balaídos en su jardín ante un Celta desquiciado

Vigo. - Lo que bien empieza, mal acaba. Así está siendo la temporada del Celta. Los vigueses salen enchufados, juegan bien, crean ocasiones y muy pocas veces se llevan la victoria a casa. De hecho, este curso tan solo han conseguido una en nueve partidos. De esa endeblez se aprovechó un Atlético de Madrid que no necesitó exigirse para llevarse los tres puntos de un estadio de Balaídos que ha pasado de ser un fortín a tener abiertas las puertas de par en par.

Tiró Simeone de experiencia para llevar el partido a su terreno, sabedor que la cita en Vigo les llegaba entre el parón internacional y un partido de Champions. No había deseo de desgastarse y por eso dispuso a Azpilicueta, Hermoso, Witsel, Koke, Griezmann y Morata, jugadores curtidos en mil batallas que saben que los partidos no se ganan en los primeros veinte minutos pero que sí se pueden perder. Aguantaron hasta que un error de Iván Villar les puso casi sin que se enterasen con ventaja en el marcador y superioridad numérica.

No cambió mucho el guion en la segunda mitad. El Atlético a medio gas, porque no creía que necesitase más, y el Celta esperando a llegar con vida a los últimos minutos para lanzarse hacia la portería de Oblak. Y en esto llegó el segundo tanto rojiblanco, de nuevo obra de Griezmann, que no se sabía si quiso centrar o tirar, pero que marcó. Y se acabó el partido ahí, aunque hubo tiempo para otro gol del genial jugador galo con los vigueses ya implorando clemencia.

Hace unos años se generó una polémica un tanto absurda sobre si Griezmann podía comer en la mesa de Cristiano Ronaldo y Messi. Unos se indignaban porque les parecía un sacrilegio comparar al francés con sus homólogos futbolistas y los otros hacían lo propio porque les parecía que era una evidencia que hasta un ciego vería. La realidad es que el argentino y el luso han dado un paso a un lado en la élite europea para jugar a otro ritmo en Estados Unidos y Arabia Saudí, mientras el rojiblanco sigue siendo uno de los mejores jugadores del Viejo Continente. Es cuestión de gustos crear una clasificación sobre quién es mejor, pero la realidad es que Griezmann no tiene nada que envidiar a los Haaland o Mbappe. Hoy, en Balaídos, nuevo clínic.

Hay partidos que van por un lado y, de repente, dan un giro de 180º. Un rebote, una carambola, una mala decisión arbitral o un error pueden tirar abajo un gran planteamiento, y justo eso ocurrió esta noche en Balaídos. Salió el Celta mucho mejor que el Atlético, dominando y teniendo ocasiones (desaprovechadas, como casi siempre) hasta que a punto de llegar a la media hora un doble error de Iván Villar y el árbitro acabó con 0-1 en el marcador y el equipo vigués jugando con diez. Mal el portero al no blocar un balón fácil de coger y mal el colegiado al no saberse correctamente el reglamento.

Nunca he tenido a Koke por un grandísimo jugador. No me parece fino con el balón, no tiene mucho gol, no es brillante en el último pase... Sin embargo, tengo muy claro en 2023 que es una de las tres piezas esenciales para Simeone y, posiblemente, su extensión en el campo. Porque el mediocentro entiende lo que quiere su entrenador como nadie, da sentido al juego rojiblanco, equilibra y sostiene. Un fuera de serie.

El Celta tiene muchos problemas, pero el más evidente es que no suma puntos. Apenas acumula seis en diez jornadas, lo que le hará estar una semana más en puestos de descenso, esos mismos de los que se libró el año pasado sobre la bocina como también hiciera en 2019 y 2020. Este año llegó Benítez para, justamente, evitar ese drama, porque cuando bajas a Segunda no sabes cuando regresarás. Y si no, que se lo digan a sus vecinos de A Coruña. Aunque dentro del club no está discutido, una parte de la afición si empieza a exigir más a un técnico que, no olvidemos, es el mejor pagado de la historia de la entidad.

Iago Aspas no ha marcado en lo que va de Liga. De hecho, no lo ha hecho desde marzo, aunque en el tramo final de la pasada temporada apenas podía levantarse de la cama por una importante dolencia en su espalda. Él es consciente de su mala racha, la peor de su carrera deportiva, pero no se desanima ni se desconecta. Ante el Atlético creó, genero, movió al equipo y remató, aunque de nuevo sin fortuna en la hora que estuvo sobre el césped. Posiblemente haya comenzado su declive y pese a ello, sigue siendo el mejor del equipo. De largo.