Chano dejó al Real Madrid sin dos Ligas y sufrió el golpe más cruel con España: "Un minuto antes de jugar, Clemente me susurró que mi padre había fallecido"
El mítico dorsal '8' del mejor Tenerife de todos los tiempos revive sus recuerdos ahora que, 28 años después, La Roja regresa a la isla más alta de España.
En Santa Cruz de Tenerife, próximo al estadio Heliodoro Rodríguez López, recorre sus calles el único transporte ferroviario de las islas Canarias: el tranvía. En persona, es un armatoste multicolor y práctico, que presume de una característica nariz pintada de azul, como el cielo costero. "Parece que ya me han encontrado un digno sucesor de recorrido", bromea Sebastián Cruzado, más conocido como "Chano" (Huelva, 1965), una figura carismática y leyenda viviente del Club Deportivo Tenerife de los años noventa. Entre 1991 y 1999, era indiscutible para la dupla galáctica Jorge Valdano-Ángel Cappa, además de ser del gusto del serio y estricto técnico alemán, el señor Jupp Heynckes.
Chano, un enamorado de las Bellas Artes y miembro actual del departamento de scouting del Real Betis Balompié, se formó precisamente en la cantera del conjunto andaluz. Debutó en el primer equipo en 1984 y celebró un ascenso en 1990, sin previamente escaparse de la amarga experiencia de dos descensos a Segunda. "En Sevilla fue muy difícil. Económicamente estábamos mal, en lo deportivo no éramos muy regulares, y apenas teníamos jugadores extranjeros... Igualmente estoy muy, muy agradecido al Betis por la oportunidad". Con 26 otoños buscó un nuevo mapa y aceptó la propuesta tinerfeña, en Primera. "Fueron ocho temporadas consecutivas e inolvidables en Canarias. Con el tiempo, uno aprende a valorar lo mucho que ese grupo logró. Nos sorprendimos incluso nosotros, porque era un club sin apenas tradición en Primera", desembucha en Relevo.
En sus 293 partidos bajo el imponente Teide, no solo descubrió los guachinches canarios, sino que, escoltado por la mente brillante del irrepetible Fernando Redondo, llevó al Tenerife hasta las semifinales de la UEFA, enfrentándose al Schalke 04, y a las semifinales de la Copa del Rey contra el Celta de Vigo. "¡Y no olvides las ligas que le robamos al Real Madrid! Incluso llegué a marcarles", dice entre risas. "En la capital deben odiarme de por vida… Es increíble que, dos años seguidos, se repita la misma historia con los mismos protagonistas. Esto y las vivencias en la UEFA no creo que puedan volverse a ver, al menos en mucho tiempo…".
Cerró su carrera profesional en el Benfica, donde sumó dos temporadas y alcanzó, en total, los 446 partidos como futbolista profesional. Nunca jugó en el Recreativo de Huelva, en el equipo de su tierra, sí fue su entrenador en categorías base. Pero el destino le tenía una guardada. Porque en su única convocatoria como internacional, con la Selección Absoluta, vivió el momento más desgarrador de su vida. Fue en febrero de 1994, en un amistoso contra Polonia, con el Heliodoro como escenario. "Un minuto antes de entrar al campo, Javier Clemente me susurra que mi padre ha fallecido. Me quedé sin palabras, pálido, roto en lágrimas. Pero jugué los 90 minutos". Tres décadas después, la Roja regresa a Tenerife, y Chano, en "Chicharrolandia", honra a su padre y revive sus tardes doradas sobre el césped blanquiazul.
Sebastián, en tu amplia carrera viviste instantes de gran alegría y también de profundo dolor. Uno de los momentos más duros fue aquel partido amistoso entre España y Polonia, cuando te informaron de la muerte de tu padre. ¿Cómo recuerdas esa situación y qué te llevó a tomar la decisión de jugar, a pesar de todo?
El más duro, el más devastador, el más cruel de los golpes ha sido ese. Lo que iba a ser un día importante en mi vida deportiva y personal, sin duda uno de los objetivos que uno persigue cuando se dedica al fútbol, pasó a ser totalmente secundario. La noticia del fallecimiento de mi padre me la comunica Javier Clemente, en el vestuario, un minuto antes del amistoso celebrado en Tenerife. Exteriormente se sabía un poco la situación de mi padre y se temía que me la podían comunicar en el pasillo, en cualquier momento. Pero aún así, no piensas que va a ocurrir eso. Me derrumbé. Clemente me preguntó si quería jugar ese partido y a pesar de que estaba muy mal, decidí jugar en homenaje a mi padre. Se me venían a la mente muchos recuerdos…
Lo siento mucho.
No pasa nada, han pasado años. Sí es curioso porque me acuerdo de que ese encuentro lo jugué de lateral derecho, una posición poco habitual en mi carrera. Aunque sí tenía recorrido en banda, no estaba acostumbrado a jugar allí. Pero al fin y al cabo no importaba, en esas circunstancias, da igual. Con esa magnífica oportunidad de jugar en la Selección, pues uno lo hace donde sea.
Al recordar esos años y los cambios en el fútbol español, ¿qué opinas sobre el enfoque actual de la Selección, especialmente la apuesta de Luis de la Fuente por jugadores jóvenes y atrevidos?
Luis de la Fuente está haciendo un papel fundamental en el éxito de la Selección, sobre todo por el atrevimiento a la hora de llevar, como bien dices, a chicos tan jóvenes, que sorprenden a todo el mundo, y que puedan expresar su talento. Yeremay es uno que "buf", Bryan Zaragoza, Nico Williams. Son jugadores que improvisan, son efectivos y lucen. Eso es raro verlo hoy en día en un fútbol de mucha asociación, donde los partidos se obstruyen… Son estos profesionales los que pueden revolucionar los encuentros en el último tercio del campo.
Y tú, Sebastián, ¿a qué futbolista de la actualidad crees que te pareces más? ¿Cómo te definirías a ti mismo?
Nunca he sido un jugador agresivo, provocativo, ni de querer hacer daño al rival. Siempre he ido con honestidad y he respetado al contrario porque están mi misma profesión. Pero bueno, cada jugador es un mundo, tiene su estilo, su forma, sus características. En mis comienzos era un carrilero por banda, de mucho recorrido. No me puedo comparar, pero sería algo así como Jesús Navas, de gran recorrido, llegada, persistiendo con centros. Más adelante, ya fui jugando hacia el interior, como un mediocentro pasador, asistente, trabajador. Era organizador también, estilo Rodri Hernández, con muchos kilómetros encima.
Pero para llegar a la élite, antes...
Mira, te voy a ser sincero. Hay futbolistas con muchísimo talento que emocionalmente no están preparados. Es importante que en lo extra-deportivo sean personas disciplinadas, ordenadas. Desgraciadamente, en el Real Betis, hemos tenido casos con jugadores de mucho talento, pero no hemos tenido más remedio que tomar esas decisiones porque era lo mejor para el equipo.
En general, ¿estás contento en tu nueva etapa en el conjunto verdiblanco?
Mucho. Empecé entrenando en la cantera, estaba como analista, hacía seguimiento de jugadores sub23 para el filial. Ahora estoy como scout de lo que es la etapa infantil hasta que es jugador senior. Ahí estamos, ofreciéndome en lo que haga falta en el club. Y como jugador, por desgracia, no viví la mejor etapa del conjunto andaluz. Sí había muchas oportunidades para los canteranos, pero después costaba asentarse. No es sencillo hacerlo en un club tan histórico. En mi primera temporada fue en la que mejor supimos mantenernos, teníamos jugadores extranjeros diferenciales. Después hubo un bajón grande, descensos… Eran tiempos difíciles, no tenía mucha estabilidad. Deportivamente no estaba a la altura que exigía la masa social. Ahora se ha profesionalizado todo, se ha convertido en una empresa. En lo que antes eran pocos empleados ahora son más de 400 en todo el club, que por supuesto van generando dinero. Se ha estabilizado en todos los aspectos, ahí están los frutos.
Y del Real Betis a tu queridísimo Tenerife. Lo primero, ¿qué reflexión de la situación actual del Tenerife?
Evidentemente, mirando la clasificación, están en un mal momento, pero entiendo que esto es muy largo, que la Segunda es muy larga. Hay que tener paciencia. Hay equipos que empiezan muy mal y luego acaban bastante mejor. Tampoco veo una diferencia abismal del Tenerife respecto a puntos con otros equipos. Sí estoy viendo que están a tope con la cantera, con las instalaciones, con el filial, el Tenerife B, que está en lo alto de su grupo, en Segunda RFEF. Cuando yo jugaba allí, la cantera de la UD Las Palmas era muy superior. Ahora veo que se están igualando las fuerzas. Por cierto, yo jugué con Pepe Mel y es un entrenador que mira la cantera muchísimo. Pedri, Moleiro, Fede Valverde, ahora Aarón, Dani… Siempre hay un periodo de adaptación de este tipo de jugadores, pero me parece fantástico que le de la oportunidad en categoría profesional, que sea valiente. En definitiva, les deseo todo lo mejor.
Ya en tu época, pasan de luchar por la permanencia... A clasificarse al siguiente año a UEFA.
Lo mismo que te sorprende a ti, nos sorprendimos nosotros con el cambio meteórico que pegó el Tenerife con el tándem Valdano-Cappa. Cuando estás dentro, en dinámica de equipo, no lo asimilas. Pero ahora, después de tantos años, lo piensas y conseguir lo que consiguió con un equipo que no tenia tradición en Primera… La llegada de estos dos profesionales fue el punto de inflexión, fue como un cambio de mentalidad, de decir aquí estamos nosotros, vamos a arriesgar al máximo, a quitar el balón en su campo. Me acuerdo que hacíamos una presión kamikaze, que a veces nos salía bien. Esa temporada nos salvamos y a la siguiente, con una serie de incorporaciones, que eso es mérito de la presidencia del Tenerife, hicimos historia clasificando por primera vez para UEFA.
De esa época, ¿hay alguien en especial con quien te gustara compartir en el terreno de juego?
Redondo, sin duda. En Tenerife, era un jugador tremendamente atrevido, líder. Cuando tenía el balón en los pies, no había jugador que se lo quitase. Su capacidad de llegar al área contrario era brutal. Quizá en el Real Madrid no tuvo tanto atrevimiento. Pero está claro que la calidad y todas las cualidades y recursos era inigualable.
Tantas y tantas eliminatorias de UEFA, alguna recordarás, para bien o para no tan bien.
La eliminatoria más épica, que más recuerdo, fue la vivida contra el Auxerre. Primero porque era la primera y después por la forma en la que se consiguió. Era uno de los equipos punteros de Francia, un campo muy jodido. Llegamos con la vitola de víctima, pero conseguimos algo francamente digno de admirar. Con la eliminatoria a favor, nos expulsan a César Gómez y se nos lesiona el portero Agustín. Por este último entra Pier, quince minutos. Se pone de portero y balones arriba (se ríe). Fue tremendo, la mejor de todas, y mira que tuve vivencias muy bonitas.
Le marcaste al Olympiakos en el infierno griego.
Efectivamente. Bueno, una locura de bengalas, de fuego, de todo. Me acuerdo que le tiraron una moneda en la frente a uno de nuestros fisios, Senén Cortegoso, y le abrieron una brecha.
Eran otros tiempos. Pero tiempos dorados para el Tenerife. Después de ese año en UEFA, vuelven a clasificarse años más tarde, con un viejo conocido como es Heynckes, el alemán canoso que dirigió no hace tanto al Bayern Múnich.
Heynckes personifica lo que normalmente caracterizamos nosotros a un alemán: serio, cuadriculado, disciplinado. Era así. Fue capaz de ordenar al equipo, de cambiar muchas cosas en el club. Era súper exigente. Me acuerdo en entrenamientos suyos en los que, aunque fuese un ejercicio muy sencillo, ponía muchísimo hincapié en el contacto con el balón, en mejoras muy básicas. Pero eso, quieras o no, nos mantenía enchufados y concentrados en todo momento. Se preocupaba mucho por el campo, la grada, el vestuario. Mantenía una constante comunicación con los distintos trabajadores del Tenerife. Logró profesionalizar aún más al equipo. Una institución, un gran entrenador.
Con él llegan a la cúspide, a las Semifinales de la UEFA, contra el Schalke 04.
Y llegar a una Semifinal era de un mérito tremendo. En Gelsenkirchen, Alemania, viajamos con bajas. Nuestro portero estaba lesionado, tuvo que jugar el suplente… Afrontamos el partido con una ventaja de 1-0 y las características de los equipos alemanes, con mucha intensidad, con una afición imponente, que apretaba muchísimo. Nos metieron gol a balón parado y nos fuimos a la prórroga. Hubo una falta y también nos marcaron. Ya ahí fue todo complicado. Pero si hubiésemos ganado nosotros, no hubiese pasado absolutamente nada. Estuvo todo muy igualado.
Si de algo presume la afición «chicharrera», aparte de las gestas en UEFA, es de esas Ligas «ganadas» al Real Madrid.
Hay que presumir. En Madrid no me pueden ni ver (se ríe). Qué locura. No creo que se vuelva a producir algo así, en esas circunstancias, siendo la última jornada, mismo partido, mismos protagonistas un año después. Míchel era el homólogo mío, jugaba en la misma demarcación que yo. Y nosotros en el primer partido no nos jugamos nada, pero sí honramos el escudo y el prestigio de la entidad. Al año siguiente, si ganábamos al Real Madrid, sí nos clasificábamos a UEFA. Lo hicimos, les ganamos justamente en ambos encuentros. No recuerdo nada raro, nada de polémica. Nuestro equipo perfectamente le podía ganar al Madrid, al Barcelona o a cualquier otro.
Y no contento con eso, les vuelven a molestar, a los blancos, en Copa del Rey.
Sí, les eliminamos en Copa, en Cuartos de Final. Era esa misma temporada en la que debutamos en UEFA. Luego nos eliminó el Celta de Vigo en Semifinales. Era a doble partido. Con el conjunto gallego pasó lo que suele pasar: si te hacen un buen partido y se adelantan ellos, profesionalmente no es tan fácil remontar. No fuimos capaces de darle la vuelta.
Ya estamos acabando. Cuéntame una ilusión que tengas.
Estudiar Bellas Artes fue mi ilusión, de siempre. Pero desde que se me plantea la oportunidad de ser jugador profesional, no pude dejarlo pasar. La carrera universitaria era presencial, era muy difícil compaginarlo. Mejor hacer una cosa bien que dos mal. Pero la sigo teniendo ahí en el tintero, quizá algún día.
Y un mensaje a tu gente de Huelva.
Me acuerdo de mis inicios, en un equipo de barrio, de Huelva. En juvenil hice las pruebas con el Real Betis y ahí me quedé. Nunca jugué en el Recreativo de Huelva, pero sí llegué a trabajar como entrenador en las categorías inferiores. No me puedo olvidar de mi tierra, que le pase todo lo bueno, al Recre, que siendo el decano del fútbol español, que esté donde merece estar. Es complicado mantenerse para una ciudad pequeña, aunque siempre tengo la esperanza de que la afición de Huelva, que es muy futbolera, vean pronto al equipo en lo más alto. Lo merecen.