Ceballos pasa de joya del Madrid y pilar de De la Fuente a un quiero (jugar o salir) y no puedo: 19% de titularidades y un valor de 6M€
Ha sido titular de blanco en 58 de 293 partidos posibles durante seis años y, como no logra salir, podría acentuar esta caída libre.
Por si alguien se ha despistado con el verano y su testimonial aparición en este arranque de temporada, Dani Ceballos (28 años) sigue en el Real Madrid. Entre otras cosas porque la temporada pasada amplió su contrato hasta 2027 para dar continuidad a esa constante reivindicación de que juega, supuestamente, menos de lo que se merece en LaLiga. Siete años en los que también ha desaparecido de la Selección, donde ha pasado de ser el ojito derecho de De la Fuente a no entrar en las prelistas ni en los debates sobre las convocatorias. Hasta la fecha sólo ha disputado un minuto en la Supercopa de Europa. Y en Mallorca ni apareció volviendo a ver cómo le adelantaban Tchouameni, Valverde y Bellingham en el once -Modric, Güler y Brahim desde el banquillo- para confirmar que ahora mismo es suplente de suplentes.
El centrocampista andaluz lleva meses estudiando su futuro y ha pasado por todos los estados posibles. Desde la más absoluta convicción de que debía hacer las maletas para volver a ser quien fue, hasta verbalizar con algunos compañeros que no hay mejor sitio para ser feliz que en el Madrid. Sin embargo, lo cierto es que las propuestas que realmente le aportaban algo a nivel deportivo, alejadas de los millones de Catar y Arabia Saudí que siempre está a tiempo de escoger -todavía hoy-, no han terminado de concretarse para su desdicha. Por mucho que ahora parezca que jura amor eterno a su club, lo cierto es que en estos momentos no le queda otra salida. Ni Betis ni Atlético han sido capaces de dar el paso que él demandaba más allá de mostrar un importante interés, y que no era otro que presentar una potente oferta por él y asegurarle, además, un salario que en la actualidad supera los cuatro millones de euros netos. En Francia e Italia, donde tiene buen cartel, ha sucedido más de lo mismo.
Por eso, y como ya anunció Relevo el pasado 24 de abril, el Madrid no ha movido ni un dedo para abrirle la puerta ni lo hará mientras no llegue un club con una oferta importante. Para el club, Ceballos es un complemento de lujo, un profesional querido en el vestuario, que no da guerra, que aún puede remontar el vuelo por edad y talento, que ayuda a mantener el cupo obligatorio de españoles, que tiene contrato en vigor y que, además, mantiene una magnifica relación con todos sus compañeros y el cuerpo técnico. Tanto, que algunos como el hijo de Carletto, Davide Ancelotti, consideran que Dani lee el juego y entiende la difícil gestión de un vestuario como pocos futbolistas en activo y que, por tanto, tiene madera de futuro entrenador.
Ceballos llegó al Madrid en 2017 procedente de Sevilla como un fichaje de futuro y de campanillas. Sin embargo, la constante en su trayectoria han sido las suplencias. En los 293 partidos en los que pudo ser alineado desde la temporada 2017-18 (siendo cedido al Arsenal en la 19-20 y 20-21), únicamente jugó de inicio en 58 de ellos (el 19,8%) y tan sólo completó 25. En el resto de titularidades (33) fue sustituido. En los otros 90 encuentros saltó desde el banquillo y ¡hasta en 145 no participó!, bien por lesión (39) o porque el técnico de turno no le dio minutos (69) o ni siquiera le convocó (37). Sus números son más bien los de un meritorio o los de un canterano que no acaba de derribar la puerta. Jesús Vallejo, que llegó al club la misma temporada que él, fue cedido y es otro claro ejemplo de ostracismo y fichaje fallido, ha llegado a disputar 29 partidos como titular, la mitad que él.
En el diván del entrenador
Ancelotti intenta hacer terapia con Ceballos cada vez que puede, pero también se ha dado cuenta de que, pese a que intente motivarle, de poco sirve si sus palabras luego no son acompañadas de gestos. El internacional continúa muy frustrado y, pese a que parece haberse hecho a la idea de que deberá seguir peleando en Valdebebas, el hecho de que resten diez días de mercado hace que vuelvan a sobrevolarle los fantasmas de intentar una salida. Pese a que el curso no ha hecho más que empezar, el técnico italiano manda unas señales que le hacen ser pesimista. Cuando cuenta con él, jamás participa en el costado que más le gusta, el izquierdo, donde mejor se perfila para jugar hacia adentro y ver espacios. Y en sus alineaciones y recambios delata que hay futbolistas que gozan de más confianza.
La llegada de Mbappé, y el hecho de que Bellingham ha tenido que retrasar su posición para hacer cabida a todo el talento ofensivo, han limitado aún más sus opciones de jugar. Y, además, la salida de Kroos, y ahora la lesión para mes y medio de Camavinga, lejos de beneficiarle le podrían suponer el castigo de que el club no se plantee facilitarle un traspaso. Por una cuestión numérica y para no tener que acudir después al mercado, con lo caro que están los interiores, para cubrir otra baja. Por eso, a Ceballos sólo le queda poner buena cara y esperar, con fe, a que vayan llegando el resto de competiciones (hasta siete esta campaña) y que Ancelotti cumpla con su palabra de ir dando vacaciones al personal. Sería la única forma de colarse en el once, volver a jugar y recuperar su nivel.
Una caída en picado
Ceballos fue fichado por el Madrid por 16,5 millones de euros al contado (uno y medio más que su cláusula de rescisión) y llegó a tener un valor de mercado jugando de blanco, según Transfermarkt, de 30 millones de euros en 2019, al final de su segunda temporada en el Bernabéu. E incluso alcanzó los 45 millones durante su préstamo en Londres a las órdenes de Mikel Arteta, donde ser revalorizó. Pero desde ese momento no ha hecho más que iniciar un descenso pronunciado que ha provocado que su valor de mercado se precipite hasta los seis millones de euros. Las lesiones tampoco le han acompañado. Sus problemas en el tobillo, tras un mal diagnóstico en 2021 con la selección olímpica, le frenaron en el mejor momento de su carrera deportiva. Ahí perdió un sitio por el que aún sigue luchando.
Esta permanente estancia en la sombra le ha hecho bajarse del tren de la Selección cuando mejor pintaban las cosas para él. Después de debutar a las órdenes de Luis Enrique con 22 años y de llegar a disputar 13 encuentros con la Absoluta (un gol) como premio a haber sido habitual en las categorías inferiores, todo hacía pensar que sería fijo con De la Fuente. Con él era capitán general en la Sub-21 y acudió a los Juegos de Tokio como su mano derecha en el campo. Sin embargo, superado un inicio en los que persistía la sintonía, esa comunión se enfrió hasta congelarse.
Ceballos fue convocado en los dos primeros partidos del técnico riojano en la Selección en marzo de 2023, valederos ambos para la fase de clasificación de la Eurocopa 2024. En uno fue suplente (victoria 3-0 ante Noruega) y disputó media hora; y en el otro, la derrota frente a Escocia (2-0), fue titular y sucumbió. Ese rendimiento -en una noche en la que el país pedía la cabeza del entrenador y Rubiales y Luque se mantuvieron firmes-, la mala sintonía con Gavi tras los roces de un Clásico y sus continuas suplencias acabaron por convencer al seleccionador de buscar otros centrocampistas que eran habituales y también son de su agrado. Por eso se quedó fuera de la fase final de Alemania y se mantiene lejos de los planes de la Roja. De la Fuente sólo le rescataría si juega asiduamente y mejora unos números que en este Madrid plagado de estrellas será complicado que levante.