FC BARCELONA

El Barça sigue con Nike hasta 2038: Bueno para su economía, para la 'marca blanca'... ¿y para sus camisetas?

Por fin es oficial el acuerdo más oficioso de la historia de los patrocinios.

Las equipaciones de Nike del FC Barcelona en los últimos años. /RELEVO
Las equipaciones de Nike del FC Barcelona en los últimos años. RELEVO
Alejandro Mendo

Alejandro Mendo

El FC Barcelona prolonga su relación con Nike hasta 2038 tras una negociación que primero fue retransmitida al minuto y que después entró en un incómodo letargo cuando solo faltaba la firma. El comunicado anuncia "un nuevo modelo de asociación estratégica colaborativa entre ambas organizaciones". Siempre dio la sensación de que club y fabricante estaban, como es obligatorio decir en estos casos, condenados a entenderse, pero la ruptura pareció una opción real a principios de 2024. Puma sonó con fuerza. New Balance llamó a la puerta. Y una idea tan romántica como compleja estuvo sobre la mesa: autoproducir la camiseta del Barça. Entre creatividad financiera y nostalgia, se planteó la producción in-house (interna, en casa) englobando a Meyba o la distribución apoyándose en una firma externa, tarea para la que sonaron Hummel y en menor medida Kappa.

Al final, Laporta eligió pájaro en mano. Un jugoso premio de renovación que superaría los 150 millones de euros, la dificultad para desvincularse de Nike sin pagar una multa, una media anual de ingresos que ascendería a 127 millones (la cantidad fija pactada más el prorrateo del signing bonus) y un mayor control sobre el e-commerce o la marca blanca son —por este riguroso orden— los motivos que convencieron a la entidad azulgrana. Al otro lado del contrato, la empresa norteamericana valoró el factor estratégico del Barça Femení, un equipo exitoso en lo deportivo y en lo social que cuenta con jugadoras franquicia de la marca como Alexia Putellas o Salma Paralluelo.

Pero este texto, lo prometo, no va sobre cifras. La idea de un Barça vestido por Puma, con las tres franjas de adidas sobre la manga, la M de Meyba o los mitológicos omini de Kappa en la ropa capturó nuestra imaginación. Más allá del habitual sesgo de actualidad, más allá de la hierba del vecino que luce más verde, ¿cómo calificamos la trayectoria de Nike en estos 26 años? ¿De dónde viene el malestar del club con su patrocinador técnico? ¿Por qué se ha jugado una partida de póker a cartas descubiertas? Vamos a intentar responder a estas preguntas clave.

1998-2006, cuando lo más arriesgado era la tradición

En 1998, Nike se hizo con las riendas de la indumentaria azulgrana sucediendo a Kappa, eternamente asociada al Dream Team y a la vanguardia camisetera. La empresa de Oregón crecía entonces a pasos agigantados. Primero incorporó a su nómina clubes como PSG, Dortmund o Arsenal y posteriormente sedujo a selecciones tan potentes como Italia, Países Bajos o Brasil, la guinda de su expansión futbolística. El acercamiento al Barça fue sobrio, una estrategia que hoy resultaría ganadora y obvia —el hincha actual demanda sencillez y exige prendas ultraclásicas—, pero que en su día fue arriesgada. Si somos justos, Nike sí hizo olvidar a Kappa en su primera fase. Tradicional y minimalista, incluye grandes éxitos como la sublime camiseta del Centenario, las visitantes plateadas y doradas de la época o la espléndida local de 2006, la última sin publicidad en la historia barcelonista.

@classicshirts
@classicshirts

2006-2011, si la pelotita entra, las camisetas son preciosas

Seguiría un periplo sin grandes estridencias estilísticas, caracterizado por la relación sin ánimo de lucro con Unicef y culminado con la gloria deportiva del club. Huelga decir que los títulos y una propuesta de juego vistosa son un regalo de visibilidad, popularidad y ventas para cualquier fabricante. Indudablemente, Nike sale bien parado en términos de iconicidad, aunque en mi opinión no lanzase equipaciones especialmente mágicas sobre el papel, esto es, antes de que el balón echase a rodar. Destaca la visitante azul celeste 2007-09, probablemente la mejor prenda alternativa de Nike con el Barça. Esta fase de camisetas sencillas y eficaces cierra la primera mitad del patrocinio, 13 años en los que no es descabellado otorgar un notable a la firma del Swoosh.

@classicshirts
@classicshirts

2011-2020, se nos rompió el diseño de tanto usarlo

Llegaría entonces un largo bache estético del que Nike aún paga las consecuencias. Pese a alguna excepción como el sobresaliente trío de uniformes de la 2014-15, la disrupción sistemática en las camisetas no convenció ni al de casa ni al neutral. Franjas de distinto grosor, infelices difuminados o degradados, rayas horizontales y un diseño a cuadros que fue la simbólica gota que colmaba el vaso. Es justo matizar que la acumulación de experimentos no es solo imputable al fabricante de turno. También, o sobre todo, hay que pedir cuentas a los clubes, cuyo rol ideal debe ser el de filtro de sensibilidades para con su aficionado. El mercado se volvía cada vez más competitivo y muchos consideraban que Nike no estaba a la altura del Barça. El amor por unos colores hace que las miradas apunten a quien produce un trozo de tela que vale incluso más de lo que cuesta.

@classicshirts
@classicshirts

2020-2024, prendas que suenan bien

Desde 2020, Nike ha reconducido su propuesta y refinado sus camisetas. Cualquier firma se beneficia de la actual pasarelización del fútbol, ya que con cuatro y cinco equipaciones por curso, lo normal es acertar en algo. Perversiones del mercado aparte, Barça y Nike han mejorado la narrativa de los lanzamientos mediante guiños a la dimensión local del club y sin perder de vista la repercusión global. El acuerdo con Spotify generó un peculiar entusiasmo en la afición y un impulso de popularidad que beneficia a la empresa norteamericana. Los patrocinios dinámicos con artistas elevan el atractivo y el valor de la camiseta del Barça en abstracto, mientras los modelos concretos de los últimos años son más reconocibles. La relación parece ir a más. Echando la vista atrás, los 26 años de Nike arrojan una nota que oscila entre el bien y el notable.

FC Barcelona
FC Barcelona

El Barça ha llevado a cabo una estrategia agresiva, con exceso de transparencia y alimentando la rumorología. Fue llamativo desmentir, a través de un comunicado oficial, una filtración sobre el actual uniforme visitante (acabó siendo exactamente como en el rumor, por cierto). Se trató de una indirecta más dirigida a Nike, como las reuniones debidamente fotografiadas con Puma, las cifras astronómicas puntualmente documentadas o la confesión explícita de Laporta de contar "con distintas opciones, entre ellas la autoproducción". Han trascendido desavenencias relacionadas con el servicio, la personalización de la ropa o la flexibilidad en la producción, pero el trasfondo económico siempre pareció el primer punto del orden del día.

¿Qué nos dice la letra pequeña del contrato? El Barça ha presionado para obtener el control total del e-commerce internacional, factor que incrementará la facturación de BLM. Sigue aumentando la importancia de la marca blanca y el club catalán se ha asegurado la comercialización de prendas retro sin logotipo Nike, limitada hasta ahora al territorio español. También ha estipulado poder lanzar su línea de calzado deportivo.

Económicamente, el club respira. Estilísticamente, el "nuevo comienzo" es una buena noticia para el Barça. Nike acostumbra a dictar las modas, no a seguirlas, lo que implica algún enfado cortoplacista por esta o la otra camiseta disruptiva compensado por un retorno de imagen positivo a largo plazo. La apuesta por el fútbol femenino y la relación estrecha con la cultura urbana redondean el acuerdo. Es cierto que ser equipo franquicia de una marca menor o autoproducirse son sugestiones con potencial, pero no era el momento para un Barça necesitado de certezas. Económicas y, de paso, estéticas.