El Barça líder se da un festín a ritmo de Lamine y con la música de Raphinha

Lamine bailó con Balde para celebrar ante el Athletic. Con Olmo en Vallecas. Y con Raphinha ante el Valladolid. Y quizá sea la imagen que mejor describa al Barça de Hansi Flick. El alemán llegó a Barcelona con posado serio y la etiqueta de ser exigente, rígido. Sobre esas bases ha florecido un Barça que no juega, sino que se lo pasa bien y hace disfrutar a los culers. Aun goleando, ningún gol parecía suficiente. Raphinha puso la música de un Barça que no mira al futuro, sino que se dedica a disfrutar un verano eterno.

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Fue el primer partido sin Marc Bernal, presente en el palco y acompañado de una muleta. Thiago Alcántara, invitado al partido, se acercó para abrazarle y sus compañeros saltaron al césped con una camiseta que rezaba "Estem amb tu, Marc" [Estamos contigo]. Su puesto lo ocupó otro canterano, Marc Casadó. Y los focos se lo llevaron los peloteros. Fue tan fácil como que Dani Olmo, Lamine Yamal y Pedri se divirtieran para que el fútbol fluyera. El Valladolid enmudeció, nunca llegó a tener turno de palabra.

El Barça empezó dominando. Lamine Yamal prometió una tarde divertida cuando en su primera intervención hizo a Amallah uno de esos caños que derriten la grada. En el minuto tres, cuando los blaugrana encontraron por dentro a Pedri por primera vez, tuvieron su primera gran ocasión. Lewandowski remató algo desviado y el mismo balón Dani Olmo lo mandó al larguero. El Barça no solo quería ganar, quería hacer vibrar.

Olmo, Pedri y Lamine comenzaron a encontrarse y el equipo puso otra cara. Después se conectó Raphinha, confirmando en este nuevo rol es más brasileño y menos gris. De sus botas nació un rebote que acabó en un gol en fuera de juego de Olmo. El Valladolid aguantaba el chaparrón, pero el gol era cuestión de tiempo. En el minuto 20, en el enésimo desmarque de los puntas blaugrana, Cubarsí le regaló un maravilloso balón a Raphinha que este remató suavemente con la derecha. El inicio del Barça no engañaba, había venido a esto.

Todavía con la alegría en el cuerpo, los de Flick repitieron la fórmula. Recibió Lamine un balón en la banda en una acción aparentemente inofensiva y en una diagonal fantástica encontró a Lewandowski. El polaco controló y mató con la zurda. Ya van cuatro goles en cuatro partidos para Robert. Sus compañeros le alimentan y él engorda los números. Antes de la pausa de hidratación, el Valladolid se encontró con dos goles en contra. Fueron incapaces de hacer frente a la presión planteada por Flick. El desparpajo de Raúl Moro, el más activo, era insuficiente.

El Barça bajó un par de marchas, se olvidó de la profundidad y se dedicó a amasar el balón para que el Valladolid no se le escapara después de perder el balón. En el 40, tras un caracoleo de Lamine en el área, Lewandowski dejó un balón de cara a Olmo y este lo mandó nuevamente al palo. Para que la fiesta fuera redonda faltaba el gol del fichaje estrella. A las puertas del descanso, el Barça hizo el tercero. En un córner lanzado por Raphinha, el balón se desplomó en el área y Koundé lo mandó a la red. Descanso y victoria virtual para los culers.

Tras el entretiempo, el Barça volvió a elevar el nivel. Olmo, tras una buena combinación con Olmo, tuvo la primera. Poco después, Lamine le regaló un balón cuando tenía el tiro franco, pero Dani no logró contactar con la pelota. El egarense tiene instinto para presentarse en el área. Luego fue turno de Lewandowski, que volvió a encontrarse con el palo. Solo unos grados de pulcritud en la definición separaban al Barça de la goleada.

A media hora del final, debutó Sergi Domínguez, entró Fermín y Flick le entregó las llaves del equipo a Eric Garcia, que ya sin fascitis plantar tuvo minutos como mediocentro. La música del cuarto gol la puso Raphinha. Se quedó un balón muerto dentro del área para marcar sin oposición. Se pasó el partido presionando, disfrutando de su nuevo rol y fue de los más ovacionados por la grada. Y cerró el partido con un hat trick, el primero de su carrera. Lamine se cruzó todo el campo, después de recibir la pelota en la frontal de su área, para asistir al brasileño en el área rival. Lamine puso el ritmo y Raphinha culminó. Solo una cosa podía mejorar el 5-0, el gol de Dani Olmo. Llegó en el tramo final y el egarense se sacó un peso de encima.

A Raphinha todavía le quedó fútbol para entregar una asistencia a Ferran Torres. Fue el séptimo gol de los catalanes. En otros tiempos, un partido así habría sido un espejismo, un pequeño oasis en el desierto. Las actuaciones del Barça de Flick son reales y consistentes, tienen fondo. El culer ha vuelto a tener ganas de ver a su equipo. La plantilla tiene carencias, y tampoco se salvó Laporta de algún tímido cántico en contra, pero el equipo se encarga de que el foco del club esté en el fútbol. El Barça no quiere que termine el verano.

Barcelona: Ter Stegen; Koundé, Cubarsí (Sergi Domínguez, min. 61), Íñigo Martínez, Balde; Olmo (Pablo Torre, min. 84), Casadó (Eric, min. 61), Pedri (Fermín, min. 61); Lamine Yamal, Raphinha; y Lewandowski (Ferran Torres, min. 73).

Real Valladolid: Hein; Luis Pérez, Javi Sánchez, Cömert, Rosa; Iván Sánchez (Mario Martín, min. 62), Juric, Kike Pérez (Meseguer, min, 88), Moro (Cenk, min. 88); Amallah (Chuki, min. 56) y Marcos André (Latasa, min.56) .

Goles: 1-0, min. 20: Raphinha. 2-0, min. 24: Lewandowski. 3-0, min. 45+2: Kounde. 4-0, min.64: Raphinha. 5-0, min. 72: Raphinha. 6-0, min. 82: Dani Olmo. 7-0, min. 85: Ferran Torres.

Árbitro: Díaz de Mera (Castilla-La Mancha). Amonestó a Javi Sánchez (min. 45), Kike Pérez (min. 73) y a Mario Martín (min. 84).