Una anécdota de recogepelotas con 12 años que explica la devoción de Arda Guler: "Llamó a su portero, le dijo: 'A la derecha, raso'"
La Gazzetta clasifica al turco como segundo mejor joven del mundo por detrás de Yamal y desvela su carisma 'molestando' a los mayores.
Arda Guler es un talento especial. Da igual los colores que representes, es prácticamente un consenso que el turco es un jugador diferente y que puede marcar una época. De momento, se tiene que conformar con un rol residual en el Real Madrid, a la par que manda en el fútbol ofensivo turco, tal y como ha demostrado en el empate de los suyos frente a Gales en una nueva jornada de la Nations League. Desde luego, su imagen internacional está fuera de toda duda. La Gazzetta dello Sport así lo demuestra en la elaboración de su ránking de 80 mejores jóvenes del planeta, considerando como tal a aquellos que hayan nacido del 2004 en adelante.
El madridista ocupa la segunda posición, solo por detrás de Lamine Yamal, el indiscutible referente de su generación y aspirante a jugador histórico. Por detrás llega Endrick en tercera posición; Gavi en cuarta y Pau Cubarsí en sexta. Entre los jugadores de LaLiga solo se cuela en quinta posición Warren Zaire-Emery. Ya en la séptima posición llega Savinho, al que le siguen Desire Doué, Aleksandar Pavlovic y George Ilenikhena.
Más reconocidos del fútbol español de la lista: Samu Omorodion (11º), Nico Paz (29º), Arthur Vermeeren (51º), Vitor Roque (56º), Valentín Barco (60º), Assane Diao (64º) o Marc Bernal (66º).
Biz bitti demeden bitmez! ❤️🤍 pic.twitter.com/iRGEzMXYOf
— Arda Güler (@10ardaguler) October 14, 2024
Pero que Arda Guler sea considerado como uno de los mejores jugadores jóvenes del planeta, en realidad, no es novedad. Sí es más sorprendente una anécdota sobre él que desvela la Gazzetta dello Sport en un pequeño perfil informe que realiza entre todos sus grandes talentos.
Para recuperarlo hay que irse años y años atrás. Concretamente a cuando Arda Guler tenía 12 y ejercía de recogepelotas en el Gençlerbirligi, club turco en el que se formó en su infancia. Para entonces, ya se codeaba con los mejores y no de forma figurada. Porque el talentoso jugador del Real Madrid no solo se dedicaba a pasarles el balón a los protagonistas, sino que incluso quería formar parte de sus dinámicas.
Giulio Di Feo, uno de los expertos del medio italiano que se encarga de profundizar en los jugadores del ránking, desvela una situación rocambolesca que habla mucho de quién era Guler en su infancia: "Partido en casa contra el Trabzonspor, él está detrás de la portería y hay penalti para el Trabzonspor. El chico de doce años llama a su portero. Le dice: 'Ven aquí, conozco al atacante, lo tira a la derecha y raso'. El portero se fía, derecha, abajo. Con doce años estudiaba a los atacantes visitantes, incluso de recogepelotas. Por lo tanto te hace entender, el tipo de ordenador que tiene en la cabeza".
Efectivamente, el lanzador chutó donde Guler había previsto y el guardameta detuvo el lanzamiento. Puede que fuera fruto de la circunstancia, pero ya se intuía la absoluta devoción por el deporte que atesoraba. Continúa Di Feo revelando detalles de su carrera: "Después ha crecido también con un talento nada convencional en los pies. En el Fenerbahçe le pedían que hiciese de Ozil, en la mediapunta. Ahora Ancelotti se encuentra de hacerlo jugar. Entrar de titular y en qué posición. Es un equipo como el All-Star de la NBA. Todos los días son difíciles para él, encontrar espacio en el equipo a un fichaje como el del fichaje del desvergonzado Endrick. Que llega al entrenamiento un día y dice desde hoy el Real Madrid es cosa mía. Lleva un tiempo y necesita un tipo de carácter que no sé si lo tiene o tal vez le serviría irse a otro equipo, pero él es de verdad".
El reconocimiento de Arda Guler es prácticamente un consenso entre todos los amantes del fútbol. Un arduo trabajo el de llegar hasta ahí, labrado en pequeños detalles como estudiar a los rivales a los que después vería desde su puesto de recogepelotas. Ahora, le toca demostrar que todo ese talento puede tener una continuidad en la élite.