Un informe científico contra el saturado calendario defenderá a los futbolistas en posibles juicios
El estudio de la Universidad de Lovaina encargado por FIFPRO se esgrimirá en los distintos procesos judiciales que ha empezado el sindicato de futbolistas contra la FIFA .
Los futbolistas de élite son trabajadores, aunque en ocasiones el foco se desdibuje. Es cierto, cobran infinitamente más que el promedio de la población, pero lo abultado del cheque no es, no debería ser, un criterio para arrancar los derechos laborales. Al menos eso es lo que expone repetidas veces FIFPRO, el sindicato internacional de futbolistas, que en tiempo reciente ha planteado una demanda ante la Comisión Europea por entender que el calendario es abusivo.
Ahora toca la siguiente fase, tratar de sustanciar esa denuncia, explicar sus argumentos hasta conseguir que no quede duda de que tienen razón. Con ese fin encargaron un estudio científico riguroso que se dedicase a explicar, basándose en la literatura médica, todas las consecuencias que puede tener para el futbolista de élite, el que se puede disparar a 70 partidos en una temporada, ese tipo de carga.
Ese estudio independiente fue solicitado a la prestigiosa Universidad de Lovaina y lo han realizado los investigadores Lode Godderis, Kelly Mortelmans y Frank Hendrickx que aportan una visión tanto médica como legal del asunto. El informe es una revisión de toda la literatura científica publicada sobre este campo, los encargados del mismo acudieron inicialmente a 360 artículos, de los que escogieron 97 para descartar redundancias. Visiones muy diversas que viajan desde el estrés físico y anímico que produce el fútbol hasta un análisis sobre la carga en el cuerpo humano de los constantes viajes en avión.
Del análisis de toda esa información, los investigadores detectaron seis puntos de conflicto, cuestiones a tener en cuenta para entender la diversidad de problemas derivados de un calendario excesivo.
Explican en el primer punto que el futbolista tiene un gran riesgo de fatiga, un término que tiene que ver con la depleción del glucógeno y el cansancio tanto físico como mental. Lo asocian con la importancia de factores como la dieta o el descanso y recuerdan que el Comité Olímpico Internacional establece en 96 horas el tiempo de descanso adecuado entre partido y partido.
Otro de los factores, quizá el más llamativo para el aficionado, es el que lleva a las lesiones. En el documento establecen que los futbolistas sufren lesiones con más frecuencia que los trabajadores industriales, un mal asociado también a la velocidad y exigencia del juego en la actualidad. Todos los puntos del documento aparecen cuajados de citas que enlazan a literatura médica o legal. En este caso, por ejemplo, hay multitud de artículos que hablan de los problemas que arrojan los cada vez más cortos espacios de tiempo entre partidos.
No podía faltar en un estudio de esta naturaleza una referencia concreta a la salud mental. Según los investigadores, los jugadores sufren en promedio más síntomas depresivos que la población general, algo acuciado recientemente por el aumento de las cargas de trabajo.
Dentro de los documentos recogidos por este artículo también hay referencias al load managment, un término muy utilizado en el deporte estadounidense y que viene a designar las variaciones de entrenamiento y carga de partidos a las que se someten los jugadores. "Aunque estos indicadores estén disponibles, su efectividad para predecir las consecuencias del entreno se mantiene poco clara", remarca el texto.
Y eso está relacionado con el quinto punto que remarca el informe de la Universidad de Lovaina: de las lesiones no se sabe lo suficiente como para preverlas. Porque por más esfuerzos que hace la medicina por monitorizar, estimar y factorizar todo lo relacionado con el físico, todavía no hay métodos suficientes como para saber exactamente cuándo se están tomando riesgos excesivos y cuáles son.
El último contenedor tiene que ver con el estilo de vida de los futbolistas, todos esos factores que hacen la vida un poco peor y afectan al deportista. En ese cajón de sastre se incluyen los horarios tardíos de los partidos que empujan a un sueño deficitario o el impacto que una luz excesiva tiene en los seres humanos pasando por la fatiga del viajero.
Todas estas cosas orientan a una serie de conclusiones que los investigadores tienen claras y tienen que ver con el mundo del trabajo. La petición es que el fútbol, por más diferente que sea a todo lo demás, se alinee con las leyes laborales y las pautas de la Organización Internacional del Trabajo, que se haga más esfuerzo por identificar los riesgos que tiene este calendario y que la industria sea más sensata y empática con los peligros que corren los jugadores. También hablan de la importancia de la negociación sindical, que estos temas no vengan dados sino que existan mesas de conversación para llegar a acuerdos sobre cuestiones que son, en su opinión, troncales para la vida de los trabajadores.
¿Será suficiente? Es difícil de saber, actualmente hay dos procesos legales abiertos para tratar de embridar el calendario futbolístico, uno en la Comisión Europea y otra en un tribunal de Bruselas. En ambas van de la mano con las ligas europeas, que tienen sus cuitas con FIFA dentro de una guerra de mayor alcance que salpica a todo el fútbol mundial, desde una hipotética Superliga hasta la desconfianza mutua entre la FIFA y la UEFA. Una batalla sin cuartel en el que cualquier informe de la Universidad de Lovaina bien puede servir como munición. Lo cual no quita para que sea riguroso y real, al futbolista cada vez se le pide más, pero los cuerpos no son infinitos.