La 'huelga' de futbolistas que no se cree nadie y que esconde el pulso político entre UEFA, FIFA y las ligas europeas
Los jugadores están hartos de la situación... pero muy lejos aún de una medida de fuerza que resultaría casi imposible de coordinar.
Hay un enfado lógico, muy importante y muy compartido entre los futbolistas por la sobrecarga de partidos. Sobre todo por los futbolistas de clubes europeos... y más en concreto de aquellos que suelen alcanzar las finales, que son los que de verdad llegan a números por encima de 60 partidos al año. Rodri alzó la voz y muchos le siguieron: Koundé, Carvajal, Courtois... Y de nuevo con una palabra que llena la boca del fútbol muchas veces, pero que casi nunca termina llegando a nada después del ruido inicial.
"Huelga" se acaba de escuchar con el conflicto de los entrenadores. "Huelga" se escuchó también por el enfado de los árbitros la temporada pasada. "Parón patronal" dijeron los clubes hace un par de años cuando, en su mayoría, no estaban de acuerdo con la Ley del Deporte que el Gobierno quería sacar adelante. Y en ningún caso ocurrió nada... En ninguno de estos casos, en realidad, se plantearon ni mínimamente en serio llegar a ese punto. Y ahora, salvo los jugadores... la verdad es que tampoco. Es como el cuento de Pedro y el Lobo: al final, cuando pase de verdad, a todo el mundo le sonará a milonga.
Los primeros que podrían poner soluciones a la sobrecarga de partido son los auténticos "jefes" de los futbolistas: los clubes. Pero ellos han aceptado de mil amores el aumento de partidos de la Champions y del resto de competiciones europeas, porque también suponen más ingresos. Y, de hecho, en cuanto tienen un par de días libres aprovechan para cruzar el océano y jugar lucrativos amistosos... que sirven, entre otras cosas, para poder pagar a los jugadores.
El nuevo Mundialito de Clubes de FIFA parece que es en realidad el que desató la polémica (y quizá haya que analizar más profundamente por qué ahí, y no con el aumento de Champions, por ejemplo). En realidad estamos hablando de una competición cada cuatro años, que para la mayoría de los 32 clubes se va a limitar a tres partidos (7 para los finalistas). Y que reparte mucho más dinero que un amistoso en los EE.UU. Y en muchos de los casos con una finalidad más global y formativa que otras competiciones multinacionales.
En cuanto a las federaciones, tampoco alzaron la voz cuando se creó de la nada la Nations League, que también compite en el mercado de los derechos televisivos y que también hace ganar dinero con cada emisión por televisión, patrocinadores, etc... Aceptaron encantadas.
¿Y las ligas? El presidente de LaLiga Javier Tebas apoyó decididamente a Rodri en su protesta y razonó con gravedad sobre el peligro de que se sigan creando y aumentando competiciones al margen de las ligas nacionales... con el peligro que esto implica para estas últimas, que de seguir así la cosa temen que pudieran verse obligadas a reducir el número de sus partidos propios. Y, a menos partidos, menos ingresos por televisión, claro. Y también es difícil (como le recordó David Aganzo el presidente del sindicato AFE) encajar la solidaridad con la sobrecarga de partidos de las estrellas, con la idea de mandarlos jugar partidos oficiales en Miami a mitad de temporada.
Así pues los jugadores de los clubes más importantes y que además llegan a las rondas finales de los campeonatos con sus selecciones tienen una queja legítima. Es una pasada jugar 80 partidos por temporada y un peligro para su salud. ¿Les apoyarán sus compañeros europeos que juegan 40-50? Seguramente sí. ¿Sus compañeros de fuera de Europa que se quejan precisamente de lo contrario? Protestan, de hecho, por jugar poco, y por lo tanto vender menos derechos de televisión y, por lo tanto, ganar menos dinero... Pues igual hasta también les apoyan, porque responder a solidaridad de gremio siempre es una opción.
A partir de ahí les tendrían que apoyar sus clubes... que no quieren. Sus ligas... que tampoco porque no podrían recuperar los partidos que parasen. Sus federaciones... que ya veríamos. Las ligas europeas (ECA) ha estado a favor, el Real Madrid ha apoyado con una contundencia absoluta el Mundialito de Clubes... No parece fácil. Y. por último, tendrían que encuadrar todo eso en un inverosímil marco legal que los amparase de forma más o menos global. ¿O pararían sólo los españoles?
¿Cómo se podría hacer?
¿Sería posible una huelga ahora mismo? Pues seguramente, al final, si los jugadores de los clubes más importantes se plantan, podrían conseguir algo parecido. Pero... ¿dónde? ¿En España o en Inglaterra? ¿En la Champions? ¿Cuándo se recuperarían los partidos? Hasta hace bien poco la voz cantante en el sindicato mundial de jugadores FIFpro la llevaba el español David Aganzo, que siempre se ha mostrado beligerante con este asunto.
La leyenda del fútbol alemán y ahora consejero del Borussia Dortmund, Matthias Sammer, fue tajante hace unos días: "Como jugador no puedes exigir que el mismo club que te paga 18 ó 20 millones te dé más días de vacaciones y menos partidos. No puedes tomar más y dar menos, eso no matará a los jugadores". "Si no existieran estas competiciones, los clubes volarían a Asia, Australia o EE.UU. a jugar amistosos", añadió.
Un pulso por detrás
Así pues: a los jugadores les preocupa, obviamente, su salud. Pero sólo a ellos de forma prioritaria. Los clubes involucrados (los que de verdad afrontan 70 partidos al año) no parecen tener pensado renunciar al incremento de sus ganancias. El resto sí, por supuesto: todo solidaridad. Sus federaciones no se van a pelear con UEFA y sus ligas tampoco se van a sacar de la manga fechas de emergencia para solucionar una presunta huelga que les trastoca todos los planes.
Entonces, más allá del enfado legítimo de los jugadores de los clubes gigantes... ¿qué hay detrás de esta polémica? Pues varios pulsos esencialmente políticos: el primero es todo un clásico entre UEFA y FIFA. El Mundialito de clubes que ha instaurado Infantino es un claro competidor para otras competiciones que sólo es mirado con recelo desde Europa. El resto de clubes del mundo encantados de jugar (e ingresar) más partidos.
En Europa no, porque ya está la Champions, la Europa League, la Conference, la Nations League, la Supercopa de Europa... Es una amenaza, un competidor real en el terreno comercial. Y además llena un vacío que no había hasta ahora: no existía una competición (real y seria) entre clubes que supusiera un foco de atención. Ahora la clasificación tiene pendientes a qué equipos se van a clasificar (en España Real Madrid y Atlético) y son un producto más que compite con los ya existentes (y ampliados). Sería interesante conocer quién respalda y anima a FIFpro a azuzar un problema en el que la salud de los jugadores (salvo para ellos) no es lo prioritario.
La realidad, ahora mismo, es que los jugadores están molestos y enfadados... pero a mucha distancia en este momento de organizar una huelga de verdad, a pesar de todo lo que hayan leído. Los demás... o apoyan con la boca pequeña porque saben que es casi imposible llevarla a cabo, o buscan repercusión mediática, o quieren mantener sus derechos y sus partidos o, por último, quieren perjudicar a un rival político. Eso es lo que en realidad hay detrás de esta "huelga".