La hija de Dennis Rodman, icono junto a Michael Jordan en los Chicago Bulls, carga contra él: "No es un padre, tuvimos que vivir en un coche tras su divorcio"
Trinity, campeona olímpica con Estados Unidos en París, ataca con dureza la paternidad del exjugador de la NBA.
Dennis Rodman era extravagante, desestructurado y complaciente de sus propios vicios. Seguir las normas no era parte de su personalidad. Fuera de la cancha de baloncesto se comía los focos de las cámaras por su forma de vestir, sus salidas nocturnas o sus escándalos. Y cuando se vestía la camiseta, ya fuera de Chicago o Detroit, para entrar al parqué, se transformaba en un perro de presa. Sus cinco sentidos se compenetraban para cazar cualquier rebote o pelota en el límite de la pista con la mirada fija en el Larry O'Brien. Pero su personaje externo al aspecto deportivo se comió a la paternidad de sus hijos.
Trinity Rodman es la hija del exjugador de los Chicago Bulls y una gran futbolista profesional y campeona de los Juegos Olímpicos de París con Estados Unidos. Su destreza con el balón en los pies la ha trasladado a los mayores escenarios del fútbol femenino. Y, sin pelos en la lengua, contó como fue la ausencia de su padre cuando era pequeña y desterró sus secretos familiares. La jugadora ha contado anécdotas que describen con pelos y señales como creció durante su vida junto al cinco veces campeón de la NBA en una entrevista en el podcast Call Her Daddy. "No es padre. Tal vez por sangre, pero por nada más, escuchar su voz es doloroso", comenzaba la delantera en el Washington Spirit de la National Women's Soccer League.
Ser integrante de la mejor liga y más poderosa del mundo de baloncesto te baña en dinero y reconocimiento, y más cosechando premios individuales y colectivos como hacía Rodman. En cambio, los más de 27 millones de dólares en salario que ganó a lo largo de su carrera en la NBA, parece que durante una etapa de la vida de Trinity, eran insuficientes para alimentar y ayudar a sus hijos a tener un techo bajo el que dormir. "Teníamos una Ford Expedition y vivimos en ella durante un tiempo. Antes de que se divorciara (de la madre de Trinity, Michelle Moyer, en 2012), mi padre me ayudaba económicamente", explicó. "De hecho, le daba dinero a mi madre y nos dejaba vivir un poco la vida, pero cuando se produjo el divorcio, fue como: 'Que se jodan, chicos'", continuó.
Entorpeció su crecimiento, les privó de tener una estabilidad y les generó dificultades para labrarse un futuro. "Creo que es un ser humano extremadamente egoísta, todo siempre ha girado en torno a él", relataba sobre Dennis. Pero los impedimentos de la personalidad destructiva de su padre, no han podido frenarla y se ha alzado como una de las estrellas del fútbol nacional en Estados Unidos. Trinity no para de superarse y evolucionar como futbolista. Con tres goles, incluyendo el de la victoria en la prórroga de los cuartos de final contra Japón. y una asistencia, fue una de las principales culpables de brindarle a su país el oro como campeonas olímpicas.
Además, en el 2021, fue seleccionada por el Washington Spirit a los 18 años y se convirtió en la jugadora más joven en acceder a la NWSL. Y cuando durante esa misma temporada, la futbolista peleaba junto a su equipo por el título de liga en un partido de Playoffs, a Dennis no se le ocurrió mejor idea que, tras meses sin hablar con su hija, aparecer en el estadio y provocar que Trinity se desestabilizara. "Cuando apareció en mi partido, me enojé muchísimo. Comencé a llorar en el campo. Así que intenté jugar al fútbol y lloré. Estaba muy enojada. Pensé: 'Me arrebataste este momento feliz. Me jodiste la cabeza otra vez. Caminaba hacia allí (hacia Dennis) muy enojada, como diciendo: 'Que te jodan'. Camino hacia allí, él me agarra la cabeza y empiezo a llorar en sus brazos como si fuera un momento padre-hija", finalizó.