FÚTBOL

Cuando el futbolista ya no puede más: "Igual lo idealizamos mucho de pequeños y cuando llegas arriba te pegas la hostia"

Son multimillonarios, ídolos de masas, tienen un futuro, en teoría, acomodado y, además, reciben premios, pero no es oro todo lo que reluce.

Aihen Muñoz golpea el balón en un partido con la Real Sociedad. /RS
Aihen Muñoz golpea el balón en un partido con la Real Sociedad. RS
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Raphinha ha sido el último en alzar la voz. Pero muchos otros lo hicieron antes que él. Cada vez son más los futbolistas que no tienen ningún reparo en hablar sobre los efectos negativos que produce el fútbol sobre su persona. Soportar la presión que se genera alrededor del jugador de fútbol cada vez es más difícil de sobrellevar y algunos, no pueden más y explota. Otros prefieren callar y las consecuencias suponen un peaje muy caro. "El fútbol es una profesión que te destruye", ha llegado a declarar el futbolista brasileño del Barça en una entrevista a RAC1, donde se sinceró como pocos futbolistas suelen hacerlo: "Todos deberían ir al psicólogo. Yo tuve momentos en que llegaba a casa y no sabía cómo iría a entrenar al día siguiente. Lloraba muchísimo. Hay momentos en los que piensas en desistir, ir a casa y buscar otros caminos", desveló.

Aihen Muñoz habla de los problemas que sufrió al inicio de su carrera. RS

No ha sido la única estrella del balompié que ha hablado de los problemas que conlleva soportar la presión que genera el simple hecho de ser jugador de fútbol. Ahí están los casos, por ejemplo, de Richarlison, que en una entrevista en ESPN se echó a llorar recordando una depresión que había superado. "Una sesión con mi psicólogo me salvó la vida. Sólo pensaba en cosas negativas, en Google sólo buscaba cosas negativas, mi cabeza sólo quería ver cosas relacionadas con la muerte. Hoy puedo decir que busquen un psicólogo si lo necesitan porque está bueno abrirse y hablar con gente", recomendó. Nikal Schmidt, por su parte, pasó por momentos complicados durante su etapa en el Werder Bremen. Tenía 25 años y estaba deprimido. "El fútbol ya no era tan importante. No sentía entusiasmo por la vida, pero cuando las personas cercanas temen por ti, debes seguir su consejo y buscar ayuda. Y yo lo hice", explicaba en 2023.

Incluso, Andrés Iniesta, autor del gol que le dio a España su único Mundial, se vio obligado a buscar ayuda. "No tenía esa alegría o energía que tiene que ser la vida. Te empiezas a encontrar mal, te hacen pruebas y estás bien, pero tú dices que algo no funciona. Te vas metiendo en tu cuerpo y en tu mente y todo lo ves negro. Yo deseaba que llegase la noche para tomarme mi pastilla y descansar. Ese era el momento de más placer", contó en 'The Wild Project' un futbolista que deshoja la margarita de qué hacer con su carrera deportiva.

Pese a que muchos piensan que ir al psicólogo es sólo para 'gente loca', cada vez la sociedad está más habituada a acudir a un profesional para combatir sus problemas. Lo hizo, por ejemplo, Aihen Muñoz, futbolista de la Real Sociedad, que también pasó por un momento en el que lo pasó "muy mal". "No sé si te destruye la vida. Hay mucha gente que no ha podido soportarlo y también se ha quitado la vida. Lo comparas con otros trabajos y parece que aquí vivimos muy bien. No hay que comparar porque cada uno tiene su batalla interior", asegura. En este sentido, "por mucho que ganes millones o que estés en un club superior, puedes tener tus miedos internos, puede estar pasándolo mal, puedes llegar a casa y echarte a llorar", lamenta.

"Hay mucha gente que no ha podido soportarlo y también se ha quitado la vida. Lo comparas con otros trabajos y parece que aquí vivimos muy bien. No hay que comparar porque cada uno tiene su batalla interior"

Aihen Muñoz Futbolista de la Real Sociedad

Para Aihen, en esos casos, "lo mejor es hablar, compartirlo, pedir la opinión de gente veterana que haya pasado por eso y también tomarlo con naturalidad. Y, sobre todo, lo que siempre intento decir a los demás, que hay muchas cosas en esta vida que no puedes controlar. Si te centras en las redes sociales, en lo que te están poniendo, en los comentarios, puedes acabar hundido. Pero si te centras en el día a día, en valorar lo que tienes, puedes, a pesar de perder, a pesar de jugar mal, estar disfrutándolo también", valora.

Aihen habla de no hacer caso a los comentarios en redes sociales. RS

Echa la vista atrás y la sonrisa nerviosa que esboza deja entrever que los recuerdos no son los mejores. "Fue en mis primeros años. Igual es un deporte que lo idealizamos mucho de pequeños y que todo es bueno y cuando llegas arriba, te pegas un poco la hostia". confirma. "Hay presión, hay crítica y cuando te pilla joven, muchas veces no lo entiendes", apostilla. Agradece la figura del por entonces psicólogo que trabajaba con el primer equipo. "El día de Becerril sufrí mucho. También estaba Imanol Ibarrondo para darle la vuelta. Empecé a darle la vuelta, empecé a leer, a informarme cómo lo podía trabajar y eso es lo que me ha ayudado a estar tantos años en la pelea", afirma. Su mensaje no puede ser más optimista: "A los jóvenes recomiendo que se informen, que hablen, que pregunten a los demás, que se apoyen en los psicólogos, en los coach y, que todo pasa, que aprendan, que valoren lo que hay. Muchas veces nos centramos en lo malo, pero este deporte tiene muchas cosas muy gratificantes y que nos pueden hacer muy felices".

Mucho tiempo antes de que Aihen Muñoz diera el salto al primer equipo, otro futbolista de la Real Sociedad sufrió los efectos nocivos de no saber asimilar la presión. Zuhaitz Gurrutxaga, en su libro 'Subcampeón', relata la odisea vivida como futbolista de la Real Sociedad. La presión sufrida fue tal que deseó "con todas sus fuerzas" que el conjunto blanquiazul perdiera aquel campeonato de la temporada 2002/03, en la que estuvo peleando de tú a tú con el Real Madrid de los Galácticos. "Yo, cuando debuto a los 19 años, empiezo a sentir mucha presión", reconoció el exfutbolista en Relevo. Recordada fue su puesta en escena contra el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón, en el que hace un gran partido, pero en el que también acaba expulsado. "Tuve un incidente con Hasselbaink, un delantero muy conocido en aquella época. Ese incidente hace que se cree una polémica, que me entrevisten todos los medios nacionales y paso de ser un auténtico desconocido a alguien conocido de un día para otro. La gente de la Real empieza a creer que teníamos un defensa para una década, que puede ser una leyenda, y yo no pude con esa presión", se sincera.

Zuhaitz Gurrutxaga habla de la presión sufrida tras su llegada al primera equipo. Relevo

Sin saberlo, ahí comenzó el principio del fin. "Era muy niño, tenía 19 años y no pude. Pasaban los meses, los años, empecé a sentir ansiedad, después depresión y luego el TOC. En el libro lo cuento, no quiero hacer demasiado spoiler, pero hay un incidente con un estupefaciente con el siento que se me vuela la cabeza, que me vuelvo loco. Empiezan a complicarse mucho las cosas y caigo en ese trastorno obsesivo compulsivo muy severo", explica un Zuhaitz, que acabó odiando el fútbol: "Era mi pasión cuando era niño. Después, por desgracia, acabé odiándolo porque sufrí mucho por el fútbol, y después tuve alejarme de él para sentir indiferencia y hacer las paces con el fútbol, algo que sí he conseguido", agradece.

Gurrutxaga: «¿A quién se lo iba a decir? ¿Al entrenador o al presidente? Eran otros tiempos»

A Zuhaitz Gurrutxaga le tocó vivir esta depresión en una época en la que hablar de problemas de salud mental era tabú. "¿Decírselo al club? ¿A quién se lo iba a decir: al entrenador, al presidente? Eran otros tiempos. No creo que me fueran ayudar en nada, por ejemplo, renovándome el contrato. Lo disimulé y lo mantuve en silencio", sostiene. Si encontró ayuda fuera de la Real. "Disimular aquello fue muy complicado hasta que llegó un momento en el que era imposible disimularlo. Mi madre, mi familia, veía que hacía cosas muy extrañas. Ahí fue cuando pedí ayuda, fue a un psicólogo externo al club y me puse en terapia y poco a poco fui saliendo", confirma.

"Hay un incidente con un estupefaciente con el siento que se me vuela la cabeza, que me vuelvo loco. Empiezan a complicarse mucho las cosas y caigo en ese trastorno obsesivo compulsivo muy severo"

Zuhaitz Gurrutxaga Exfutbolista de la Real Sociedad

Así las cosas, pese a que son muchos los que piensan que ser futbolista es todo felicidad, la realidad es que la presión en sus hombros a veces es imposible de soportar para algunos. Es el momento de pedir ayuda y ahí aparece la figura del psicólogo deportivo. "El fútbol es una realidad muy compleja. La base de nuestro trabajo es tener una buena relación y confianza con el deportista. El futbolista, en este sentido, tiene un entorno muy complicado, muchas influencias y no suele ser un trabajo fácil", asegura Unai Arrieta, exjugador de balonmano que estuvo 15 años en la elite y que ahora es psicólogo deportivo del Bera Bera y de las selecciones femeninas de España. Es consciente de que declaraciones como las de Raphinha "cada vez se escuchan más". "Hay que entender que el deporte de alto rendimiento es una actividad de alto riesgo porque genera desgaste físico y psicológico. El deporte de alto rendimiento no tiene un enfoque de salud. Todo lo contrario. Vamos a exprimir las capacidades físicas, técnicas, tácticas y psicológicas de los deportistas. Por esto tanto los futbolistas como los clubes necesitan tener unos profesionales para preservar la salud de los jugadores", recomienda.

"El fútbol es una realidad muy compleja. La base de nuestro trabajo es tener una buena relación y confianza con el deportista. El futbolista, en este sentido, tiene un entorno muy complicado, muchas influencias y no suele ser un trabajo fácil"

Unai Arrieta Psicólogo deportivo

En este sentido, "hacer afirmaciones tan contundentes y tajantes no me gusta, pero el deporte de alto rendimiento, el fútbol en este caso, es una situación de riesgo tanto para su salud física como emocional", aclara. "La presión mediática que soportan los futbolistas tiene unas dimensiones que yo, incluso desde un enfoque de deportista, no he podido palpar. Pero esa presión es percibida y la trabajamos. Habrá futbolistas que, por sus recursos y capacidades, porque lo han entrenado o porque tienen algún asesoramiento de algún profesional, no la perciben de esta manera. Perciben que son capaces de sentirse bien y de rendir. Habrá otros que sufran más", sostiene.

De lo que sí es consciente es de que "estamos hablando cada vez más de esto, pero no porque haya más, porque los estamos normalizando. Antes también había pero no se contaba tanto. Ahora se está normalizando más y los jugadores, también con más normalidad, recurren a profesionales. Hoy está muy extendido. Estoy trabajando con el Bera Bera, pero también de las selecciones femeninas españolas y es sorprendente, a la vez que gratificante, ver cómo promesas, por su cuenta, contratan servicios de psicólogos y psicólogas, no porque tengan grandes problemas sino porque están haciendo un trabajo preventivo, saben que tienen que manejar situaciones de estrés, de presión y están en ello", valora.

«¿El primer mensaje? Que hay que normalizar el proceso y que no es ninguna debilidad»

El primer mensaje que trata de hacer ver al deportista que acude por primera vez a su consulta es que hay que normalizar el proceso y no verlo como una debilidad propia. "Esto es muy importante. Muchas veces se ha asociado que el futbolista que acude al psicólogo es débil. Esto no es así. ¿El deportista no acude al fisio o a un médico? Claro que lo hace. Muchas veces tiene lesiones y quiere prevenirlas. Pues a nivel emocional, tres cuartos de lo mismo", explica. También deja claro que "nosotros no solucionamos problemas a los deportistas, es el propio deportista el que afronta el problema. Le orientamos, le ayudamos, le enseñamos técnicas, estrategias para que el propio futbolista maneje". En su opinión, "el deportista tiene que entender que la mejora psicológica no viene dada porque tenga una consulta conmigo, sino que viene dado porque el deportista incorpore, en su día a día, ciertas conductas, pautas, estrategias y que requieren entrenamiento. Nosotros hablamos del entrenamiento de habilidades psicológicas. Tiene que ser sistemático y constante a lo largo del tiempo", advierte.