A De la Fuente le queda mucha, pero muchísima plancha...

De la división de opiniones del primer partido contra Noruega a la unanimidad absoluta del segundo contra Escocia. De la Fuente tiene mucha, pero muchísima plancha, para los dos próximos meses. En Málaga, el resultado, los dos últimos goles de Joselu, enmascararon un partido mediocre de la Selección en lo concerniente al juego y a la personalidad expresada por el equipo. Lo de Hampden Park no se puede disfrazar, ni encubrir, ni tapar, ni ocultar... Fue patético en el más amplio sentido de la palabra.
A la hora de formar el once inicial de su segundo examen, el seleccionador tenía dos posibilidades: mantener el bloque titular del primer encuentro e ir buscando un conjunto más o menos fijo; o, por el contrario, apostar por los que en la segunda parte mejoraron la figura del equipo en La Rosaleda y convertir el plan B de entonces (Ceballos, Yeremy Pino, Oyárzabal, Joselu, Fabián...) en el plan A contra Escocia. Entre una y otra opción, ocho cambios. Es decir que De la Fuente decidió dar continuidad a los más resultones contra Noruega... y le salió el tiro por la culata.
El problema, gran problema, es que ahora no tenemos confianza ni en el plan A, ni en el plan B. Ni en los jugadores del primer duelo, ni en los del segundo. La rudimentaria Escocia desnudó a la peor España de los últimos años. Un equipo partido en dos mitades que defendió mal y solo mostró el recurso del centro lateral como solución de ataque. Esta selección de De la Fuente controla el balón, pero no manda en el juego. No explota las bandas y se pierde en el juego interior. Por mucho que se vaya perdiendo desde el minuto siete y el contrario solo deje un delantero arriba, defender solo con los dos centrales, es temerario. Y más cuando esos dos jugadores se olvidan de que en el fútbol hay una figura, las vigilancias, que sirven para evitar, precisamente, las situaciones que se concedieron a los escoceses.
Tampoco se antoja muy normal que esos dos mismos defensas que quedan desamparados en su soledad sean los encargados de sacar el balón jugado desde su zona de influencia. No es fácil de explicar el movimiento táctico de Rodri, el único mediocentro y que en teoría debería ser el canalizador del juego. Se supone que la intención era crear una nueva línea para que Ceballos, Merino y Oyarzábal estuvieron lo más cerca posible de Joselu, pero la realidad fue que el bloque quedó abierto de par en par y cada balón perdido era una invitación a dejarse las venas largas.
Dos meses largos para De la Fuente y también para algunos jugadores que quedan marcados demasiado pronto. Conociendo el percal, los responsables de la materia, intentarán en las próximas semanas 'fichar' nuevos jugadores a golpe de nacionalizaciones. Se vienen Le Normand, Chimy Ávila... y seguro que alguna incorporación nueva. Lo que está claro es que 'este no es el camino' como ayer profetizó el seleccionador en la noche más triste de su vida deportiva.