Diego Alonso, el admirador de Luis Aragonés que ilusionó a Uruguay y acabó enfrentado a los pesos pesados del vestuario
El técnico, que apunta al banquillo del Sevilla, ex jugador de Atlético y Valencia, tuvo una salida difícil del banquillo de la selección charrúa con mala relación con jugadores como Cavani y Giménez.
Diego Alonso (Montevideo, 1975), hombre elegido por Víctor Orta para relevar a José Luis Mendilibar en el banquillo del Sevilla, es conocido como entrenador sobre todo por su paso como seleccionador absoluto de Uruguay. En el imaginario popular se le recuerda más en España por su paso de 2000 a 2006, en su etapa como delantero, espigado, por el Valencia, Atlético de Madrid, Racing de Santander, Málaga y Murcia. Cinco equipos en seis temporadas y 39 goles.
Llegó con el enorme reto de sustituir al Maestro Tabárez después de 16 años, con un cambio generacional de por medio y un Mundial a la vuelta del horizonte. Antes, había tenido una década de experiencia en el fútbol latinoamericano: Paraguay, Uruguay, México, donde ganó la CONCACAF y en el Inter de Miami de la MLS, donde permaneció un año de la mano de David Beckham.
Logró clasificar al combinado charrúa para Catar 2018 y viendo las eliminatorias disputadas y el juego desplegado hasta entonces, la ilusión rodeaba a la 'Celeste' en sus aspiraciones. Se vio a una selección uruguaya mucho más versátil que en los últimos tiempos, aprovechando además un centro del campo formado por jugadores en un nivel gran nivel de forma y diferenciales en sus equipos, como Valverde o Betancur.
Admirador de Luis Aragonés y tremendamente metódico en la preparación, quiso dar un 'plus' a la física y contó en las convocatorias previas al Mundial con la ayuda del 'Profe' Ortega, petición exclusiva de Alonso.
En Doha el equipo acabó decepcionando al no poder pasar de la fase de grupos. Sin embargo, fueron latentes las decisiones arbitrales que perjudicaron a Uruguay no sólo en ese partido ante Ghana. El técnico Diego Alonso fue cuestionado no tanto por el resultado, sino por algunas decisiones que fueron tomadas, calificadas como demasiado conservadoras, como la suplencia de Luis Suárez o Arrascaeta, o las planteadas en el partido ante Portugal, que perdieron por 2-0. Los propios jugadores, fueron críticos con el seleccionador. Giménez llegó a decir que "no habían salido a ganar", y acabó rompiéndose el vínculo de Alonso con los pesos pesados de Uruguay, con encontronazos sonados dentro del vestuario, como el que mantuvo con Edinson Cavani.
El planteamiento poco atrevido que le recriminaron en el Mundial y la mala relación con el vestuario acabó pasándole factura nada más regresar a Uruguay. Tenía contrato con la AUF hasta después de Qatar, pero ambas partes sabían que no habría continuidad. Diego Alonso desapareció de los tabloides, ningún dirigente le decía nada, y se enteraba a través de los medios de que ya tenía reemplazo. Se despidió con un discreto comunicado y se anunció a Marcelo Bielsa como nuevo seleccionador.
Desde entonces, el ex delantero ha estado en Madrid, donde vive con su familia cuando no tiene club a su cargo. Es la ciudad donde más cómodo se siente tras su paso como jugador en el Atlético de Madrid. No ha vuelto a aparecer en un medio mientras seguía curándose de su marcha de la selección uruguaya. Le dolieron las formas y el fondo, y aunque sabía que el cargo le había llegado sin apenas experiencia en grandes equipos, aquel era su sueño y no podía decir que no.
Lleva sus últimos nueve meses viendo fútbol en Europa, sobre todo de España, ya que su prioridad desde que obtuvo la licencia de entrenador ha sido nuestra liga y por ello rechazó en los últimos tiempos ofertas de clubes como el América de México. Diego Alonso se siente preparado para afrontar el reto con el Sevilla.