COPA DEL REY | LOGROÑÉS 0 (4) - GIRONA 0 (3)

Historia de la Copa: el lateral Pol Arnau, hijo del fallecido Francesc Arnau, se viste de portero para ser el héroe de los penaltis y honrar a su padre

El guardameta improvisado paró un penalti para que el Logroñés eliminara al Girona. Se lo dedicó a su progenitor antes de empezar.

Pol Arnau celebra la hazaña./
Pol Arnau celebra la hazaña.
Jonás Pérez
Marcos Durán

Jonás Pérez y Marcos Durán

Historia del fútbol español. Absoluta historia. El Logroñés ha logrado la clasificación para los dieciseisavos de final de la Copa del Rey al ganar en la tanda de penaltis al Girona, un equipo de Champions. La magia es que jugó más de 15 minutos sin portero, lesionado tras sufrir una conmoción, y tuvo que recurrir a un lateral llamado Pol Arnau. Este fue el héroe auténtico, deteniendo una pena máxima a Abel Ruiz. Después falló Stuani y los locales convirtieron el resto de penas máximas para asegurar una clasificación que se recordará para siempre.

Además de la innegable épica de lo ocurrido, hay un trasfondo que ya forma parte del libro de esta competición. Pol Arnau es lateral y nunca ha jugado bajo palos. Pero sí tenía un grato recuerdo de la portería por ser hijo de Francesc Arnau, mítico guardameta que defendió la camiseta del Málaga o el Barcelona entre otros. Arnau padre se quitó la vida en el año 2020, dejando un inmenso dolor en su familia.

Cuando Kike Royo tuvo que retirarse, fue Pol Arnau el que levantó la mano y apostó por ser él el que ocupase los palos. A lo largo de los minutos restantes, el Girona apenas amenazó al Logroñés y sus llegadas fueron repelidas sin demasiado problema por el improvisado portero. Podría parecer sencillo, pero no lo era: cabe recordar que jamás había competido.

Ya en la tanda, pecó de varios defectos típicos de quien tiene que improvisar. A veces se venció antes de tiempo, sí, aunque tenía ese juego de manos y gestos para tratar de engañar a sus adversarios. Ante Abel Ruiz estuvo brillante. Le adivinó las intenciones y lo detuvo, pese a que no lo lanzó especialmente mal el delantero: iba ajustado, cercano al palo... Muchísimo mérito. Con Stuani no tuvo mérito, aunque no hay que quitarle ni el más mínimo ápice de valor por lo logrado.

Criado en Málaga, donde su padre brilló como guardameta y después trabajó en la dirección deportiva, Pol jugó en las categorías inferiores del Málaga hasta infantiles, donde coincidió con futbolistas como Julen Jon Guerrero o Álex Calvo.

Posteriormente dejó el club malaguista para vestir la camiseta del Benamiel (club que vio nacer a Isco) durante dos temporadas de Cadete, antes de recalar junto a su padre en el Oviedo, donde disputó una temporada antes de mudarse a la Damm para jugar en categoría juvenil donde fue campeón de Cataluña.

Ya como futbolista senior, el Logroñés lo fichó la temporada pasada para jugar en el filial del equipo de Logroño. Esta temporada ha disputado once encuentros en el segundo equipo y sólo tres en el primer equipo, aunque en uno de ellos, en Copa, ya se estrenó como goleador.

En Radioestadio Noche, habló sobre su hazaña: "En la tanda de penaltis tenía confianza en poder parar alguno y así ha pasado, he parado uno. Mi hermano es portero y me fijo mucho, pero no creo que me haya movido bien. Mi padre también era portero, así que lo he visto claro: me ponía yo".

Antes de que comenzara una tanda de penaltis que le cambiará la vida, miró al cielo, hizo un gesto y se lo dedicó a su padre. Una historia inolvidable. Un homenaje inmejorable a Francesc Arnau, que le acompañó en cada lanzamiento desde el cielo. Una página dorada para la historia del fútbol español. Pol Arnau, el héroe más inesperado del Logroñés.