REAL MADRID

La alarmante falta de confianza que se contagia en el Real Madrid y le lleva a herirse a sí mismo

Dos errores de Camavinga y Asencio permitieron el amago de remontada del Celta. Tchouameni pagó los pitos, el equipo sigue sin líderes… y sólo Valverde y Mbappé parecen 'súper'.

Vinicius lamenta una ocasión fallada. /REUTERS
Vinicius lamenta una ocasión fallada. REUTERS
Manuel Amor

Manuel Amor

La victoria no amaina el temporal. El Real Madrid sudó sangre para superar al Celta (5-2) y dejó entre su parroquia una sensación similar a la de antes de comenzar: el equipo, que parecía haber engrasado, sigue sin encontrarse y paga una endeblez impropia de un candidato a ganarlo todo. Sin la seguridad defensiva que ha cimentado la mayoría de éxitos conseguidos por Ancelotti, los blancos tampoco demuestran ni el empaque ni el oficio suficientes como para resistir cuando el viento sopla a favor. El Barça remontó un 0-1… y el Celta empató un 2-0 en el Bernabéu. El pase a cuartos no conmuta por el perdón.

El juego, primer punto a corregir, no mejoró. Carletto hizo cinco cambios y las rotaciones le salieron rana: sólo Endrick (salió al final) pegó un golpe sobre la mesa. Hubo poco de Brahim, menos de los del medio y un penalti de Asencio provocó el 2-2 que confirmó el amago de desastre. Con el tanto de Bamba ya habían aparecido los fantasmas. Apremiado por la necesidad de mantener el resultado, el Madrid se echó atrás y recibió un castigo merecido y que pudo llegar antes. El penalti no pitado sobre Swedberg, en la primera parte, y una mano de Rüdiger que salvó un fuera de juego previo, en la segunda, ya sembraron el silencio en Concha Espina. Antes y después hubo ruido: silbidos a Tchouameni, Ancelotti, Lucas Vázquez y hasta Vinicius.

Ancelotti, sobre los pitos: “Ha sido un toque de atención”.

La falta de confianza afectó primero al francés, diana del público durante todo el choque. Le pitaron cada vez que tocó la pelota y el panorama dibujó situaciones tan surrealistas como que sus compañeros, para evitar que se cebasen con él, evitaron pasarle la pelota durante los primeros minutos a pesar de que en la acción en cuestión fuese el mejor posicionado para recibir. Luego falló en controles, le robaron la cartera en una contra y perdió varios balones que parecieron dar la razón a la afición. Su mal rendimiento como central le ha vaciado el tanque de seguridad y todo apunta a que tardará (si lo consigue) en volver a llenarlo.

Con Aurélien en el disparadero, la confusión se propagó y el que falló estrepitosamente en el 2-1 fue Camavinga. Perdió un balón absurdo en la salida… e inició la jugada de ataque del Celta. Venía de propiciar la remontada del Barça con su penalti sobre Gavi, y de que Ancelotti le retirase al descanso en Yeda, y volvió a incurrir en el error. En Valencia tampoco había estado fino. Su presencia en las alineaciones se tambalea y tampoco parece atravesar un momento boyante. Luego, Asencio, vitoreado antes por la hinchada, derribó a Bamba en el área por un exceso de ímpetu y permitió el 2-2 que llevó el duelo a la prórroga.

Sin líderes fuera… y con Fede dentro

Distintas fuentes consultadas señalan desde el principio de la temporada un lunar en este Madrid: no hay líderes en el vestuario. Las salidas de Nacho, Kroos y Joselu han generado un sentimiento de orfandad. Y nadie es capaz de asumir la bandera. Ni Modric, que nunca ha destacado por pegar gritos; ni Lucas, de perfil manso; ni por supuesto Mbappé, recién llegado y que ha preferido entrar con pies de plomo para no alterar el gallinero. El equipo lo traslada al campo… y así entienden desde el club los puntos perdidos: empate en Vallecas tras ir 2-3, derrota en Bilbao tras igualar 1-1, ídem ante el Milan, tablas del Atlético en el 95' en el derbi del Metropolitano después de empezar por delante…

Dentro del campo sí hay dos estandartes: Bellingham y Fede Valverde. El uruguayo anda con molestias, descansó de inicio (primera suplencia en 31 partidos) y desatascó el choque con un latigazo tan plástico como personal. Sólo a él y a Mbappé no se les reprocha nada en el último bajón. Jude pasó desapercibido durante la prórroga ante los vigueses y a Vini, que marcó y asistió a Arda Güler en un gol anulado, se le reprocha que no tuviese el día en la final de Arabia.

Con otro match-ball superado por los pelos, el cuadro merengue mira ya al domingo (recibe a Las Palmas a las 16:15) para probar ante el Bernabéu que ganará y convencerá. La prueba ante el Celta, fallida, puso de manifiesto que el momento no es el mejor y que el 80% de la plantilla está lejos de su mejor nivel. Hasta Lunin pagó la corriente y heló al coliseo en varias acciones en las que debió hacer más. Fede y Mbappé tirarán del carro… de un Madrid que se hirió a sí mismo con la Copa.