Oriol Romeu, el campeón de la Champions del Girona y un tipo sin pelo tan listo como las bombillas de la Philips
El centrocampista de Ulldecona ha estado más un mes en el dique seco.
El Girona juega este martes en Eindhoven, contra el PSV. Van casi 70 años de vida de la Copa de Europa, y para los de Míchel será su cuarto partido en la competición continental. Muchos lesionados, pero más ilusión. Ya lo dijo el de Vallecas en la previa: "Ningún partido que juguemos en Champions puede pasar desapercibido". En fin, un novato contra un campeón europeo. Sigue siendo un hito para una entidad que apenas está disputando su quinta temporada en la Primera División del fútbol español, que se enfrenta a un miembro de la élite del balompié neerlandés.
Si hablas del PSV, hablas de Koeman, Stam o Cocu, el jugador neerlandés que más veces ha vestido la camiseta del FC Barcelona. Si hablas del Girona, hablas de la ilusión de sus más de 15.000 socios, que hace menos de dos meses no habían visto nunca un encuentro de su equipo en competición europea; tampoco Míchel había dirigido un choque de este calado, pero algunos de sus pupilos sí son veteranos en eso: Blind, Gazzaniga, Van de Beek, Bryan Gil… ¡Uy! Y resulta, qué cosas, que Oriol Romeu levantó el título con el Chelsea.
El de Ulldecona regresó a mediados de agosto a la ciudad de los cuatro ríos para poner su experiencia al servicio del colectivo en la temporada del histórico debut continental, pero no tuvo suerte, pues fue uno de los primeros en sucumbir a la maldición de las lesiones, y ahora, tras más de un mes en el dique seco y habiéndose perdido los dos encuentros de Champions en Montilivi, vuelve a una convocatoria europea. Y eso es una gran noticia para el técnico vallecano, que tiene muy poco para escoger entre tantas bajas.
El currículum de Oriol Romeu trasciende a un jugador normal. Y su manera de entender la profesión también. Cuando preguntas a cualquiera que haya compartido vestuario con él, en el fútbol formativo o profesional, ya sea compañero o empleado de un equipo por donde haya pasado, en Inglaterra o España, te dirá algo así como "es muy difícil conocer a un tipo mejor que Oriol en un vestuario". El que responde al otro lado del teléfono es un veterano empleado del FC Barcelona: "Es un ser especial". "Top to top. Bueno, top no, lo siguiente. Es tan buen tío que parece imposible", asegura un trabajador del Girona con muchas muescas en el revolver. ¿Y si preguntas en Inglaterra? Pues te lo dirán en inglés. De azul o de rojo y blanco. "Very special, mate". O algo parecido. "Muy especial, colega". La respuesta siempre es la misma. Y porque su perro no habla y su mujer no quiere hablar. Elegante y discreta.
"¿Yo qué quieres que te diga? Pregúntale a otro, no soy imparcial", avisa Xavi 'Màgic' Díaz, ex jugador mallorquín que militó, entre otros equipos, en el Espanyol, y que lleva siendo su representante hace dos décadas, desde que tenía 14 años. A Romeu nunca se le ha pasado por su cabeza rapada cambiar de agente. Y a 'Màgic' aún menos decirle que se pirara del despacho. "Es de las personas más decentes que conozco", dice el agente.
Un futbolista poco convencional
Explican quienes mejor le conocen, amigos y familiares, que lo que más le ocupa en la vida al futbolista es "ser feliz". Por eso tiene inquietudes más allá del futbol. Bueno, lo primero es la familia. Y uno de sus grandes placeres es la lectura, incluso llegó a escribir un libro de su experiencia en Inglaterra. Pero por encima de todo, le apasiona comer; sin reparos, probando cosas sin manías. Suele marcar en una lista de Google Maps los restaurantes que le gustan, manda fotos de platos que le sorprenden y asesora a amigos con inquietudes semejantes, así que siempre tiene un consejo para regalar cuando alguien de su entorno se va de viaje. "No tiene filtro, lo prueba todo", comentan sus allegados.
Hace meditación, yoga y prueba artes marciales básicas que tienen que ver con la salud mental. Por eso ha viajado varias veces a Tailandia, con su esposa, Tania, nacida en La Sénia, con la que tiene dos hijos, Zak y Gia. Tan de pueblo es que se sabe al dedillo los pasos del ball de gitanes de Cardedeu, una danza folklórica de la cultura popular y tradicional de Cataluña. Es fácil encontrarles en sus respectivos pueblecitos por las fiestas, siempre que el calendario de pretemporada a él se lo permita.
De Ulldecona a levantar la Champions
Como su íntimo amigo Aleix García, Romeu, también nació en Ulldecona (Tarragona). El padre de Oriol tenía una pequeña empresa de plásticos, y cuando el chaval empezó su carrera profesional le echó un cable para ordenar sus asuntos. Llegó a la ciudad condal siendo un niño, a las inferiores del Espanyol, pero todavía era infantil cuando fichó por el Barça. Allí creció, debutó en el filial azulgrana con Luis Enrique, en la temporada 2008-09, y con Guardiola en el primer equipo en el verano de 2010. Fue en la Supercopa de España contra el Sevilla, que ganó el equipo catalán. Antes, había sido campeón de Europa sub-17 con la selección española junto a Thiago Alcántara y Sergio Canales, entre muchos otros.
Pese a su innegable talento, en el Barça no pudo competir con Busquets [y quien pudo competir con Busi] y buscó minutos lejos de la sombra del de Badia; así que se marchó a la Premier, donde su cartel le reclamó. Al final, firmó por el Chelsea en agosto del 2011. Ganó la Champions League y la FA Cup en su primer curso y jugó a un nivel espectacular. Allí conoció a Juan Mata, uno de los mejores amigos que ha hecho en el fútbol. Así que quien conozca a Juan, puede hacerse una idea de cómo es Romeu, que en diciembre de 2012 se lesionó. Al recuperarse, se marchó cedido para recuperar sensaciones -al Valencia y al Stuttgart- hasta que en verano del 2015 el Southampton de Koeman pagó siete millones de euros al Chelsea para ficharle por tres temporadas. Allí jugó siete años y 256 partidos. Con los Saints lo bordó: se clasificó para Europa y disputó la final de la Copa de la Liga en su primera temporada, y fue escogido mejor jugador del equipo por sus compañeros. Llegó a ser capitán y de paso, ídolo absoluto.
En el #Panenka129 Míchel Sánchez nos contó lo importante que era Oriol Romeu para el Girona.
— Panenka (@RevistaPanenka) July 19, 2023
“Uri es el futbolista que más ha entendido lo que quiero. Alrededor de él tengo que formar la estructura”.
El Barça ficha a uno de los jugadores clave de LaLiga 2022/23. pic.twitter.com/Rz8C8n4o91
El aterrizaje de Romeu en Girona
En agosto de 2022, firmó por tres temporadas con el Girona y se ganó el respeto referencial de compañeros, empleados y aficionados. Y de Míchel. Su rendimiento fue tan alto que cuando Ramón Terrats entró al despacho de Míchel a decirle que le dejara irse al Villarreal, y el de Vallecas le pidió que tuviera paciencia, que se quedara porque tarde o temprano jugaría más, el centrocampista barcelonés le contestó: "Míster, yo no puedo competir con Romeu, soy muy joven y necesito jugar". Y Míchel, claro, se quedó sin argumentos.
Reclamado por el Barça de Xavi, el caramelo era demasiado apetecible y volvió al Camp Nou, tratando de cumplir el sueño de triunfar en el club de su vida. Maldita la hora. Como el mismo ha reconocido, su año con Xavi en el FC Barcelona fue "malo". Sufrió una pequeña lesión de rodilla, que sanó en poco más de un mes, pero que se convirtió en excusa para el cuerpo técnico, apoyado por el médico del primer equipo. "Le estamos protegiendo", se escuchaba en la ciudad deportiva. No sé sabe bien de qué, porque tan pronto recibió el alta, era habitual verle quedarse veinte minutos más sobre el campo de entrenamiento cuando se daban por terminadas las prácticas. Con lo que hacían, a él, como a otros, no le bastaba.
Dicen quienes vivieron a su lado el año en azul y grana que Romeu estuvo "más ocupado en cambiar cosas, tratando de conseguir revertir su situación y de que no le afectara la realidad, que preocupado". Por eso, una de las frases que siempre le acompañan remite a Marcel Proust, uno de sus referentes literarios: "Aunque nadie cambia, si yo cambio, todo cambia".
En el Camp Nou volvió a coincidir con Sergio Roberto, con quien compartió muchos años en el fútbol base; también hizo buenas migas con Iñigo Martínez. Durante el annus horribilis disputó 1435 minutos repartidos en 37 partidos -no llega a 45 minutos por encuentro-. Tuvo suerte de no tener redes sociales para no leer según que barbaridades. "Para eso es muy maduro, le puede preocupar lo que pasa dentro, pero no el ruido de fuera", dicen los que más le conocen.
Este martes, Oriol Romeu, volverá a disputar un encuentro de la máxima competición continental, lo cual es un alivio para Míchel, que tiene más opciones en la enfermería que sobre el campo. Y motivo de alegría para el Girona, que le quiere mucho. Y él quiere a Girona. Por eso, fue el primer fichaje que le pidió el entrenador vallecano a Quique Cárcel para esta temporada. Y como "su objetivo era volver", admiten los amigos del jugador, y además el Barça tampoco puso demasiados problemas, las negociaciones fueron rápidas y el acuerdo satisfizo a todas las partes. A él, el primero: "Siempre supo que volvería a jugar en Girona, antes o después, porque le caló hondo la ciudad, el cariño que recibió de la gente y lo bien que lo pasó allí. Tiene un gran sentimiento de pertinencia hacia ellos".
Y ahí está en Eindhoven, en el campo que financió la Philips, la empresa de las bombillas. Un invento sin pelo. Sin un pelo de tonto. Como Oriol Romeu. Un tipo muy listo.