ATALANTA 2 - REAL MADRID 3

Los tres tenores salvan al Madrid de otra cantada

El equipo blanco venció gracias a los tantos de Mbappé, Vinicius y Bellingham.

El Real Madrid, celebrando uno de sus tantos./REAL MADRID
El Real Madrid, celebrando uno de sus tantos. REAL MADRID
Rodra P

Rodra P

No le puede pasar una cosa más al Real Madrid, en una noche que se presumía larga y empezó preciosa, con el control-regate y golazo de Kylian Mbappé. Pareció el inicio de los tiempos de bonanza, el sonido del timbre al salir del cole, el primer día del imperio del francés. Pero nada de eso. El equipo merengue este curso no está ni para diez minutos de calma; todo lo arrasa un huracán imprevisible, que no deja ni un aviso ni tiene compasión. Un fenómeno paranormal al que le llaman "lesión". Esta vez se llevó por delante al Kylian más prometedor y cambió el partido en Bérgamo, que por momentos fue una pesadilla y acabó con un milagro blanco.

En el centro-chut de Ademola Lookman perdí la vida yo. Su disparo fue un infarto para el madridismo, que en el último segundo de partido veía cómo se le escapaba medio pase a la siguiente ronda de la Champions. Pero el Madrid también se alimenta del horror, y Retegui, el pichichi actual de la Serie A, remató alto sin portero, como si debajo de su camiseta llevase la camiseta de la decimosexta.

Entre medias, un encuentro divertidísimo, en el que a los dos rivales mostraron sus costuras. Los locales, con sus dos mejores bazas: Lookman y Gasperini a los mandos, pero con demasiados espacios a la espalda. Los de Ancelotti, con sus tres tenores facturando, y un desastre en la defensa.

Un equipo mancomunado

Si tuviéramos que definir a un equipo mancomunado ese sería la Atalanta. Dirigidos por Gasperini como si formasen una orquesta de guerreros, cada uno de su padre y de su madre. Enérgicos, rápidos, técnicos, muy completos. Contra el Real Madrid se atrevieron incluso a jugar a tumba abierta, como ellos saben, y resistieron.

El conjunto italiano no se vino abajo en el mejor tramo blanco, ubicado en los primeros minutos de juego, y se levantaron como si nada, con un vigor muy característico de Bérgamo. Orden, presión alta, defensa arriba, balones rápidos. Lookamn se encargó de agitar su ataque y De Ketelaere de empatar el encuentro con un zurdazo prodigioso desde el punto de penalti. Una igualada momentánea.

Bellingham y Vinicius

Cuando el cielo oscurecía en el estadio de la Atalanta, un golpe de suerte. ¡Al fin! Los locales inquietaban con el empate en el marcador y también pesaba la lesión de Mbappé, pero fue aún más grave la aparición de Vinicius Júnior. Surgió de la nada, que en el fútbol se le llama 'los rebotes', y en una jugada accidentada le cayó el cuero al área y agujereó la red con su rifle de pierna izquierda. Ya un killer. Aún al 60%. Esa es su dimensión. 1-2.

No le bastó. Y justo tres minutos después de su gol, en el 59', encendió la mecha de Jude Bellingham. Envió un pase largo al espacio y el crack inglés hizo como Juan Palomo pero en versión 'british'. Más seco, más productivo. 1-3. Bellingham suma seis tantos de sus seis últimos tiros. En Bérgamo se apoderó de todo el campo y creemos que también de toda la ciudad, con su cuerpo infinito y algo mejor: su madridismo colérico, que ya enfila una nueva ronda de la Champions.

Ancelotti "Con Mbappé hubiera sido mejor"REAL MADRID TV

Una defensa en apuros

En lo que llevamos de curso el Real Madrid ya ha jugado dos finales y las dos han sido contra la Atalanta. Las dos con triunfo. La mala noticia es que la tercera no será contra los italianos, y que el equipo de Ancelotti no podrá salvarse con la misma defensa que en esta noche de susto.

Lucas Vázquez y Fran García están muy lejos de ser zagueros titulares del cuadro blanco. Y eso que ahora mismo lo son. Pero en realidad no. Sus rivales cargan la zona de los laterales del Real Madrid, ganándole la espalda a Lucas y los duelos a Fran, con el añadido del malfario de Tchouameni. Reconvertido a un central aprovechable, pero que volvió a dejar su nombre en un nuevo drama, estaba vez cometiendo un penalti en el último minuto de la primera parte. En la segunda mitad ninguno de los tres dejó de sufrir.