Cuando un pájaro rompió el motor del avión del Real Madrid y desató el pánico: "Morientes gritaba '¿Habéis visto esas llamas?'"
El incidente ocurrió en un viaje de Champions a Moscú, el 30 de octubre de 2001. Óscar Miñambres recuerda que aquello le agravó su miedo a volar.
El Real Madrid viajó ayer a Lille y todo transcurrió, como decían los clásicos, por los cauces de la normalidad. Sin embargo, uno no puede dejar de pensar cuántas veces un acontecimiento arrastra y condiciona el comportamiento desde ese punto en adelante. Si este suceso, además, resulta traumático suele originar un miedo irracional que se traduce en ansiedad, taquicardias o bloqueo. Así, lo que para muchos puede resultar una experiencia relajante, para los afectados por este pánico se convierte en un drama. Sobre todo si no puedes regatear el trance y, por motivos laborales, debes enfrentarte a él de manera frecuente. Es el caso de los futbolistas que padecen aerofobia. Habitualmente, la semilla de ese terror al avión se halla en algún percance en pleno vuelo que se llevó por delante todo rastro de confianza.
La hemeroteca rebosa ejemplos de jugadores que se negaban a pisar un aeropuerto. De sobra es conocida la aversión de Dennis Bergkamp, cuya intransigencia le llevó a ser baja en muchos de los largos desplazamientos del Arsenal. En una ocasión llegó a conducir 1.600 kilómetros, de Londres a Leverkusen, para echar una mano a los gunners en un encuentro de Copa de Europa, en el año 2000. Lee Dixon, excompañero del fino delantero, desveló el inicio de todo: "Dennis tuvo un vuelo horrible cuando viajó al Mundial de Estados Unidos de 1994 con el resto de la selección holandesa. Hubo una avería grave en uno de los motores. Parece algo místico, pero él casi no quiere ni hablar de eso. Esa es la razón por la que decidió no volver a embarcarse en un avión en su vida". Dejó el fútbol prematuramente cansado de viajar a los partidos a domicilio en automóvil o en barco.
Un incidente en el avión del Real Madrid, a miles de pies de altura, también marcó a varios pasajeros de ese vuelo que salió de Moscú hace casi 23 años: César Sánchez, Iván Helguera, Óscar Miñambres... El 30 de octubre de 2001, los blancos se enfrentaron al Lokomotiv de Moscú, en partido de Champions. Fue una mala tarde, los de Del Bosque cayeron por 2-0. Sin embargo, la derrota fue el menor de los disgustos. Al finalizar el encuentro, la expedición se dirigió al aeropuerto y tomó el vuelo 7642 de la compañía Futura sin sospechar que al cabo vivirían un aterrizaje imprevisto en el que más de uno se temió lo peor.
"El avión comenzó a oler raro, se veía mucho humo saliendo en un ala. ¡Se había metido un pájaro!"
Tras diez minutos en el aire, el comandante Jesús Aguilar cogió el micrófono y anunció: "Señores, les informamos que el impacto de un ave en el motor izquierdo durante el despegue ha provocado daños y tenemos que regresar". El golpe sucedió al despegar, en la turbina. Al coger altura, comenzó a desprender humo y el piloto se vio obligado a dar un giro. "Fue un episodio que me tocó. El avión comenzó a oler raro, se veía mucho humo saliendo en un ala. ¡Se había metido un pájaro!", rememora Miñambres con Relevo.
El miedo de Helguera, la 'guasa' de Valdano...
El exlateral describe el momento como si lo estuviera viviendo en este instante. Sucede con los hechos que traumatizan. En su caso lo hizo. "Me acuerdo de Morientes gritando: '¿Habéis visto esas llamas? ¿Habéis visto?'', del piloto saliendo a informarnos de que teníamos que dar la vuelta porque el avión había sufrido daños... En ese momento, estábamos en el aire, con los motores a todo trapo, arriba, arriba... Y de repente los paró totalmente. ¡Todos creíamos que íbamos para abajo!", reconoce. El madrileño asistió a escenas de verdadero pánico: "César, el portero, se alteró muchísimo. E Iván Helguera imagínate. Él tenía un miedo importante a volar, siempre viajaba en la cabina del piloto porque eso, supongo, que le daba más confianza".
Un año antes, el cántabro sufrió otro susto. Pudo ser incluso mayor, tal y como Tote lo detalla a Relevo: "En septiembre de 2000 fuimos a Leverkusen ¡y descendimos como dos mil metros en picado! Yo veía a las azafatas corriendo, que eso ya te pone más nervioso. Todo cayéndose, Helguera, delante de mí, llorando porque le debió dar un ataque de pánico".
Testigos presentes en el trance de Moscú aseguran a este periódico que más de uno se descompuso. Como el preparador físico, Javier Miñano, que acabó vomitando. Otros, como Jorge Valdano, entonces director general del Real Madrid, controlaron más los nervios. Aunque, al aterrizar, sus declaraciones con risa nerviosa le delataron: "Yo creo que la maniobra de regreso duró media hora y me dicen que fueron diez minutos... Esto sí ha sido miedo y no lo del domingo contra el Barça". La versión del comandante Jesús Aguilar fue menos dramática: "Es exagerado decir que se ha vuelto a nacer. Esto ya me ha ocurrido otras veces".
A Miñambres aquel episodio le agravó aún más el respeto que tenía a volar: "Ese viaje para mí fue fuerte. Ya había vivido otros momentos complicados, como las turbulencias en Bilbao. Todo esto hace que al montar en un avión te agobies mucho. Al final todo es psicológico. Pero esta profesión, en la que tienes que pisar tantos aeropuertos... Y ahora más, con este calendario y tantas competiciones". Esta temporada, el Madrid encara hasta siete. Con la primera ya en el bolsillo (Supercopa de Europa) y la Liga aún madrugando, este miércoles disputa su segundo partido de la nueva Champions en Lille. En el primer desplazamiento europeo del equipo que, por fortuna, no ha tenido ningún sobresalto.