CHAMPIONS LEAGUE

Por qué al Barcelona le da igual ser primero que segundo en la Champions

Más allá de lo simbólico y pequeños premios, el formato del sorteo sitúa exactamente en la misma posición al líder que a su principal perseguidor.

Flick, en el partido ante el Benfica./EFE
Flick, en el partido ante el Benfica. EFE
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Sí, así es. Al Barcelona le da igual ser segundo que ser primero en la Champions. Pero ojo, esto no es un donde caben dos caben tres. Garantizar la segunda plaza y no caer a la tercera, cuarta o quinta es absolutamente trascendental para asegurar un hipotético rival más asequible no solo en octavos de final, sino también en lo que resta de competición. Los de Flick han garantizado su presencia en la ronda de los 16 mejores tras vencer al Benfica, pero aún se juegan mucho en la jornada final.

[Consulta la clasificación de la Champions League]

Tras garantizar los octavos, lo suyo sería pelear por una primera posición que todavía es viable. El Liverpool debería perder en la última jornada y el Barcelona ganar. Difícil sí, pero aún en juego. Sin embargo, esta no debería ser la preocupación del equipo español, aunque evidentemente sí es un premio simbólico brillante y más todavía en la primera edición de la Champions League con el modelo suizo y una clasificación general en vez de los tradicionales grupos.

Si el Barcelona consigue escalar a la primera posición habrá logrado exactamente lo mismo de cara al sorteo que si finaliza en la segunda plaza. Así de simple. Los emparejamientos se decidirán a través de un modelo muy similar al tenis que romperá con el clásico movimiento de bolas. Los equipos clasificados formarán parejas en función de su posición en la tabla. El 1º va con el 2º, el 3º va con el 4º y así sucesivamente.

Dicho lo cual, imaginemos el escenario en el que el Liverpool es primero y el Barcelona es segundo. Uno irá al lado izquierdo del cuadro y otro irá al lado derecho, en función de lo que marque el azar. Ahora imaginemos que el Barcelona es primero y el Liverpool es segundo. Uno irá al lado izquierdo del cuadro y otro irá al lado derecho, en función de lo que marque el azar. Efectivamente, exactamente el mismo caso.

Ser segundo o ser tercero sí resulta crucial. El tercero se empareja con el cuarto y juega en cuartos de final contra el quinto o el sexto en el 'peor' de los casos. Antes, en octavos se medirá al vencedor del partido entre 13º/14º o 19º/20º. Por el contrario, el segundo juega contra séptimo u octavo en la 'peor' situación en cuartos y contra 15º, 16º, 17º o 18º en octavos. Por lo cual, es mucho mejor (a priori, claro) ser segundo que tercero, pero es exactamente igual que ser primero. Un poco caótico escrito, pero mucho más sencillo observando la siguiente imagen.

El cuadro de la Champions.
El cuadro de la Champions.

Los premios de consolación

En realidad, igual igual ser primero en la tabla de la nueva Champions no le da al Barça ni a ninguno que estuviera en su situación. Para empezar, ser primero da un botín económico algo superior, aunque nada especialmente significativo. Para seguir, este año también está en juego dar una plaza extra a los dos mejores países de las competiciones europeas y ser primero da más puntos. Concretamente, si los de Flick son líderes le darían 12 puntos a España y si son segundos, 11.750. Una diferencia pequeña, pero que siempre resulta más agradable. Por cierto, el campeonato nacional está muy bien colocado para lograrla tras quedarse muy lejos la pasada temporada.

Este nuevo formato aún no se ha instaurado del todo en la sociedad y varios de sus detalles continúan siendo desconocidos para el público general. Este es uno de ellos. Por supuesto, quién no quiere ser primero. Pero con el reglamento en la mano y las bases del sorteo, esta Champions tiene una gran incoherencia: es la única competición del planeta fútbol en la que liderar la tabla da exactamente igual.