Un Barça con luces, sombras y una profunda herida para la vuelta tras el esplendor de Lamine Yamal
El equipo culé generó ocasiones para ganar pero también le abrió puertas al Inter, como la de Szczesny y su defensa adelantada.

Fue una noche descomunal, de aquellas que los amantes del fútbol tardan en olvidar. Da igual los colores, porque el Barcelona avasalló pero fue herido por el Inter, en un combate entre dos púgiles que saben dar y recibir como pocos; unos arriesgan y otros atacan sin perder la compostura. Seis goles y todo abierto para el martes próximo, donde lo que ocurra supondrá el intento ya definitivo del equipo de Hansi Flick de lograr el triplete o supondrá una pequeña decepción por las expectativas creadas. Detrás del esplendor de Lamine Yamal que lo absorbe todo, hay luces, sombras y una herida profunda para visitar el Giuseppe Meazza.
Las luces son evidentes, brillan solas. El FC Barcelona tiene una mentalidad de acero. Fue capaz, como ya le ocurrió en las semifinales de la Copa ante el Atlético de Madrid, de levantarse tras un 0-2 en los primeros minutos. Y lo hizo subido a Lamine, como reconoció Flick ("él nos enseñó el camino"), pero también a esa presión tras pérdida que marca la diferencia. De nuevo Raphinha desequilibró con la asistencia del 2-2 y el golazo -con la ayuda involuntaria de Sommer- del 3-3. Encontró a un Pedri inconmensurable y a un Cubarsí superlativo. Los azulgrana ganaron a los puntos y se fueron de Montjuïc con esa sensación, aunque inquietos por el resultado.
"Hay que hacer autocrítica, nos faltaron cuatro detalles, pero no tenemos que ser negativos", dijo Cubarsí, quien respondió a un Raphinha que había tildado de "inaceptable" encajar tres goles en unas semifinales de la Champions. Porque pese al 3-3 y a la muestra de fútbol azulgrana, la tristeza de Lamine Yamal fue el sentir del Barça. Pero en el césped hubo momentos, especialmente tras el 0-2, donde el Barça a lomos de Lamine fue una apisonadora a la que solo le faltó remachar. Los datos son evidentes: 20 tiros por siete y un 72% de posesión.
Pero también hubo sombras, pistas que siguió el Inter para profanar hasta en tres ocasiones la portería de Szczęsny. "Salimos dormidos y lo pagamos caro", resumió Ferran Torres. No es la primera vez que le ocurre al Barça: el rival ya sabe cómo desactivar esa presión y esa defensa arriesgada en mediocampo, como sucedió en el 0-1, cuando un cambio de orientación propició el gol de Thuram. Si el Barça de Flick es el de las remontadas, la virtud tiene otra cara de la moneda, que es de los comienzos dudosos. "No empezamos bien", resumió Flick.
El intento fallido de defender los córners y la salida de Araujo
A los ataques del Inter, que encontró los caminos para desactivar la defensa azulgrana, se le unió el balón parado. Dos goles llegaron así, sin duda el talón de Aquiles y la gran arma de los italianos en la vuelta. Al margen del nivel de Gerard Martín, a quien se le exigía algo más en ataque, la entrada de Ronald Araujo ayudó a compensar ese déficit, reconocido por la plantilla. "Sabíamos que los córners eran su fuerte. Intentamos hacerlo mejor, pero salimos con un resultado abierto", dijo Raphinha tras el duelo.
El Barcelona tiene jugadores que domina el juego aéreo como Pau Cubarsí o Iñigo Martínez, pero la ausencia de Robert Lewandowski, la de Kounde en el minuto 41 o la de Araujo en la primera parte le restaron poderío. Y a eso se le añadieron otras sombras, que fueron las dudas de Szczesny. El meta polaco se había convertido en un seguro y un talismán, pero ante el Inter dejó dudas y no estuvo acertado en ninguna de las acciones de gol: en el primer tanto pudo salir al pase al espacio a Dumfries -de hecho, en la segunda mitad da un paso adelante- mientras que en los dos saques de esquina dudó, especialmente en el 2-3.
La última sombra azulgrana es el ritmo de juego, siempre acelerado, sin pausa, cruyffista sin freno. El propio Raphinha explicó que quizás habían arriesgado demasiado. "Puede ser que asumimos demasiados riesgos, pero queríamos salir con un resultado positivo, jugábamos en casa. No es el peor, intentaremos clasificarnos", añadió. Flick le dio mérito al rival porque "esto es una semifinal de Champions", mientras reconoce que hubo "altibajos" y le resta trascendencia a los tres goles recibidos.
La lesión del hombre irrompible que abre un puzzle para la vuelta
La letra pequeña del partido deja una herida profunda, que es la baja de Jules Kounde. El francés, que salió del campo en el minuto 41 con molestias en los isquiotibiales de la pierna izquierda, es el único futbolista insustituible. Es el que más ha jugado (4.421 minutos) y el jugador que siempre pone como modelo Flick por su trabajo insivible ("nunca vi nada igual"). En la plantilla su sustituto es Héctor Fort, pero solo ha sido titular una vez en todo 2025 y no tiene la confianza del técnico alemán. En su lugar, este curso, ha jugado Eric García, que ya lo hizo en la segunda parte ante el Inter.
Kounde tiene unas características que encajan a la perfección: es un gran defensor, se entiende a la perfección con Lamine Yamal formando una pequeña sociedad en la que todo fluye y es capaz de combinar y de jugar con criterio en una posición con menos opciones de pase como la de lateral. Aunque se espere el regrese de Alejandro Balde, que compensará la izquierda, la ausencia de Kounde requerirá que Flick se caliente la cabeza. Pero este Barça ha mostrado tener soluciones para todo.