Por qué la nueva Champions es un éxito para la UEFA y menos desigual de lo que parece
El cambio de formato sigue sin gustar a todos, pero el balance no es muy diferente al de años anteriores.

Cambiar algo que funciona es un riesgo. Más aún cuando es la competición de clubes de fútbol más importante del mundo. Pero la UEFA lo hizo con la Champions League, además con un formato más complicado que el anterior y que fue recibido con un rechazo casi general. Esa oposición fue menguando a medida que avanzaba la primera fase de la competición, culminada este miércoles con una jornada de 18 partidos simultáneos que tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico si el formato aguanta.
Porque habrá que ver cuál es el futuro de la Champions. La batalla por el control de las competiciones europeas de clubes, encabezada por la Superliga, puede cambiarlo todo a medio plazo, pero de momento lo que hay es una apuesta de la UEFA para darle un nuevo impulso a su competición estrella.
Y el balance, de momento, es muy bueno. De alguna manera, el nuevo formato ha conseguido cuadrar el círculo: ha añadido emoción sin amenazar el dominio de los grandes y ha alimentado las esperanzas de los más modestos. La clave está en la eliminatoria de dieciseisavos que jugarán los clasificados entre el 17º y el 24º. Es la red de seguridad de los de arriba y el ascensor de los de abajo.
Los primeros tienen una vida más, los segundos alargan su presencia en la competición con una especie de simulación: avanzan de ronda, pero no a la ronda a la que avanzaban con el anterior formato cuando superaban la fase de grupos. Los mejores ejemplos de ambos casos son la clasificación del City tras ganar solo al Slovan, el Sparta y el Brujas y la del Celtic tras vencer al Feyenoord, el Slovan y el Young Boys.

¿Ha habido más emoción y espectáculo?
Lo primero es indudable, aunque solo sea por la última jornada en la que había cosas en juego en casi todos los partidos. Lo segundo es más subjetivo. Ha habido más goles en esta primera fase que en las cuatro temporadas anteriores, aunque tampoco muchos más. En los 144 partidos se han marcado de media 3,3 goles, cuando en las temporadas anteriores apenas se habían superado los tres.
Más llamativa es la diferencia en la cantidad de empates. Lo normal es que uno de cada cinco partidos acabe con el marcador igualado, pero en esta edición solo ha sucedido el 12,5% de las veces. En cambio, el porcentaje de victorias locales ha sido el más alto del último lustro.
El nuevo formato ha provocado que los equipos se hayan conformado menos. Ya no estaba en juego quedar primero, segundo o tercero en un grupo, sino ahorrarse una eliminatoria y tener un camino más sencillo. Y eso castigaba los planteamientos más conservadores. Veremos si es una consecuencia de la novedad de esta temporada o en próximas ediciones se repite.
¿Ha habido más desigualdad?
Hay argumentos para defender que sí y que no. Entre los primeros está que la diferencia media de goles en los partidos ha sido de 1,91, la más alta de las cinco últimas temporadas. Es decir: los encuentros han sido, en general, más desequilibrados. En 19 partidos, el 13,2% del total, un equipo ha marcado al menos cinco goles (y solo en uno la diferencia fue inferior a tres goles: el Benfica 5-4 Barcelona).
Sin embargo, el número de partidos con una diferencia de al menos tres tantos entre los equipos no ha sido muy diferente al de temporadas anteriores. Esa diferencia se ha dado en el 29,2% de los 144 encuentros de la primera fase, casi el triple que la temporada anterior, pero menos que en la 22-23 y un poco por encima de las temporada 20-21 y 21-22.
La brecha entre la puntuación de los grandes y los modestos tampoco se ha agrandado. Los equipos del bombo 1 del sorteo, los que tenían el coeficiente UEFA más alto, han conseguido 1,82 puntos por partido, más que en la 23-24 (1,59), pero prácticamente lo mismo que en las tres temporadas entre 2020 y 2023.
En cambio, la tendencia entre los equipos del cuarto bombo sigue siendo positiva: lograron 0,99 puntos por partido, su mejor registro de las últimas cinco temporadas.
¿Han sufrido más los favoritos?
Antes de la última jornada, la UEFA presumía de lo difícil que había sido la fase liga para los principales equipos de la competición. "Sólo tres de los nueve cabezas de serie del sorteo de Mónaco celebrado en agosto (Liverpool, Barcelona e Inter) ocupan uno de los codiciados ocho primeros puestos de la tabla", decía en su web.
Para comparar con temporadas anteriores, partamos de la base de que el formato es diferente y los grupos del sorteo también: el criterio de las últimas temporadas (el grupo 1 contenía a los campeones de Champions y Europa League y a los campeones de las ligas de los seis mejores países según el coeficiente de países de la UEFA) dejó paso a uno con los nueve equipos con mejor coeficiente dentro del primer bombo.
¿Ha habido diferencias? Sí, pero no demasiadas. Esta temporada, tres de los nueve mejores equipos (los que componían el bombo 1 del sorteo) han acabado entre los ocho primeros. Eso sería el equivalente a acabar como primero de grupo en el formato anterior.
En las cuatro temporadas anteriores, desde la 20-21, fueron entre tres y cinco. Y salvo en la 21-22, siempre hubo un equipo que no se clasificó para la siguiente fase (en la 23-24 hubo tres). Esta temporada se ha quedado fuera el Leipzig.
Otra manera de analizarlo es fijarse solo en el coeficiente y no en la composición del primer bombo de ediciones anteriores. Y la conclusión es que ha habido algo más competencia por arriba y los mejores equipos lo han tenido un poco más difícil para clasificarse de manera directa para octavos. En las cuatro temporadas anteriores siempre terminaron primeros de grupo entre cuatro y cinco equipos de entre los ocho con mejor coeficiente, por los tres de este año.
Pero también es cierto que el margen para el fallo esta temporada era mayor. En las cuatro temporadas anteriores, al menos un equipo con uno de los ocho mejores coeficientes cayó eliminado en la fase de grupos (en las dos temporadas hubo dos en cada una), mientras que en esta edición no ha habido ninguno. El City estuvo a punto, pero se salvó en la última jornada. Aprovechó que el nuevo formato da una segunda oportunidad con la clasificación a la ronda previa de los clasificados entre el 17º y el 24º puesto. Sin esa red de seguridad, habría caído eliminado como el Leipzig.