De "caos controlado" a la "autodestrucción en picado": Neymar tiene un problema y va más allá de las lesiones
![Neymar, en su último partido con el Al-Hilal, a principios de noviembre de de 2024/Getty Images](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202412/05/media/cortadas/neymar-tatuajes-Rz9qsrnJ7TIwUgrV6t4e1rJ-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
Alejado de los grandes focos, recluido en la millonaria liga saudí y con su eterna mala suerte con las lesiones, la figura de Neymar Jr. nos sorprende de vez en cuando por algún vídeo viral jugando al póker online mientras el resto de su familia canta el "cumpleaños feliz" a su hijo. El póker, de hecho, parece jugar un papel demasiado importante en su vida, desde los tiempos en los que era la imagen de una determinada plataforma hasta las imágenes que se pueden encontrar en YouTube del brasileño perdiendo cientos de miles de dólares sin control aparente sobre sus pulsiones.
Que alguien sea competitivo y a la vez tenga una pasión por la ludopatía es perfectamente comprensible. Acuérdense de Michael Jordan y de tantos otros deportistas estadounidenses que no pueden volar durante tres horas con el resto del equipo sin organizar una timba o que aprovechan cada descanso en el calendario para pasar unos días en Nevada. Ahí es donde el entorno entra en juego: la capacidad de poner orden en el caos de una vida que se puede desordenar muy fácilmente y con graves consecuencias.
Por eso es interesante repasar el documental de Netflix, "Neymar: el caos perfecto", aunque se haya quedado más que obsoleto en el aspecto deportivo -acaba con la renovación del delantero por el PSG, ni más ni menos- y repasar en qué consiste ese caos y cómo se estaba controlando. De entrada, hay que decir que, por supuesto, a Neymar no se le ve jugando ni una mano de póker… pero la guía errática de su vida está ya ahí, con un padre dominador y demasiado intervencionista y un entorno demasiado complaciente.
Por supuesto, se trata de un documental de parte, es decir, el documental que Neymar Sr. ha decidido que salga, pero ya se intuyen voces discordantes. Desde su adolescencia hasta su marcha al Barcelona: "si nadie le ponía freno, íbamos a crear un monstruo", dicen dos de los participantes sobre el inicio de su carrera. Se trata muy por encima su disipada vida social, pero casi para reivindicarla: "Qué más da lo que haga fuera del campo, lo importante es lo que hago dentro", dice el propio jugador en un momento dado, un discurso que parece heredado de Romario.
Una vida “en el límite”
La idea del "caos" como algo que se puede controlar o excusar ya es de por sí peligrosa. Es cierto que Neymar Jr. ha pasado por tantas cosas en su vida -infancia en la pobreza, éxito futbolístico y mediático con la mayoría de edad recién cumplida, el peso de todo un país sobre sus espaldas…- que no se le puede pedir que eso no le afecte y no derive en un comportamiento en ocasiones errático. El asunto es que, según pasa el tiempo, esa deriva es cada vez más peligrosa: no hablamos ya de un regate innecesario, de una reacción exagerada a una falta o de una mala decisión en materia de fichajes. Hablamos de la vida que se le echa encima a un chico de 32 años que gana 160 millones de dólares al año por no jugar al fútbol.
Hablamos de acusaciones de violación -sobreseídas-, hablamos de indisciplinas varias y hablamos de una vida, en general, que le aleja de la constancia y la profesionalidad que se le pide a un deportista y se acerca a la de una "celebrity" venida a menos. Siempre hemos tenido la sensación de que Neymar Jr. no ha sabido llegar tan lejos como su talento anunciaba. Demasiados cumpleaños. También hemos tenido la sensación de que iba a acabar mal y habrá que preguntarse si no ha llegado el momento de preocuparse seriamente.
En su último libro, "On the Edge", el sociólogo Nate Silver, conocido por sus modelos de predicción en procesos electorales, habla del riesgo y su cálculo: casinos, apuestas deportivas, criptomonedas, nuevas tecnologías… y, por supuesto, póker. Silver es un gran jugador de póker. De hecho, se ganaba así la vida antes de que las regulaciones fiscales se dispararan en Estados Unidos y él encontrara la oportunidad estadística de "predecir" resultados. Ahora, es un multimillonario y no lo oculta a nadie.
La gran “ballena blanca”
Durante la documentación para el libro, Silver visita varios torneos de póker de cierto nivel. Ahí se encuentra con lo que se llama en la jerga "ballenas". Las "ballenas" son jugadores con mucho dinero, mucha necesidad de jugárselo y poco cálculo en sus jugadas. En general, pierden siempre y pierden a lo grande. En este grupo, menciona precisamente a Neymar, que coincidió con él en un par de estos torneos. No es raro, insisto, encontrar a deportistas profesionales en este tipo de eventos -Gerard Piqué, sin ir más lejos, es un habitual-, pero es normal que surjan dudas sobre el control que el brasileño ejerce en ese caos.
Como odio las moralinas, no voy a pontificar sobre cómo debe vivir cada uno su vida ni entrar en cuestiones de "role models" para los niños. Es de una pornografía sentimental lamentable. Otra cosa es que me preocupe. Con moderación, pero con una cierta nostalgia del hombre que me hizo tan feliz con su juego y su alegría en el campo. Hablar de "autodestrucción" es arriesgado, pero no se me ocurre otro sustantivo. El otro día andaba ofreciéndose como soltero de oro en las redes sociales. En lo que va de año ha jugado unos 40 minutos con el Al Hilal y ya está en Brasil "recuperándose" de su última lesión.
Se rumorea una vuelta al Santos, pero lo cierto es que Neymar lleva demasiado tiempo siendo un exjugador. Siempre se dijo que sus dos primeras temporadas en el PSG fueron excelsas, pero no se enteró nadie porque nadie sigue al PSG semana a semana y en la única final de Champions que jugó, el brasileño no deslumbró a nadie. Dinero tiene para gastar todo lo que quiera en lo que le dé la gana. Otra cosa es la necesidad de adrenalina. Eso se resuelve con mayor dificultad y necesitará ayuda para ello. Viendo el documental, no está claro si su padre y su hermana son los más indicados para ofrecérsela.