La reunión clandestina de "89 locos" convirtió el pesimismo del Unión Berlín en un festival de villancicos
Casi cien aficionados se colaron en el estadio para cantar villancicos. Ahora, llenan el campo en un fenómeno social en Alemania.
En estos tiempos navideños nadie queda al margen de cantar a viva voz el Burrito Sabanero, ahora de David Bisbal, o el All I Want for Christmas is You. Están aquellos que están esperando con ansia que llegue el 1 de noviembre para escucharla a todo volumen o incluso los que de repente la reproducen un 20 de junio. Es difícil relacionar toda esta tradición con el deporte. Nadie se ha atrevido a hacer un villancico del Boxing Day y en España ni siquiera hay competición. Existe la lluvia de peluches, los más folclóricos que acuden con un gorrito de Papá Noel a los estadios, o la continuidad del baloncesto... Nos toca viajar hasta Alemania para conocer uno de los vínculos más bonitos de la Navidad con el fútbol. Y, cómo no, el Unión Berlín está implicado.
La conexión entre la afición y el club siempre ha ido mucho más allá del balón. Para comprender este mágico idilio, hay que remontarse al año 2003. Antes, toca revelar el todo. Cada 23 de diciembre, los aficionados del Unión Berlín se reúnen en su estadio An der Alten Forsterei para disfrutar de una noche única de villancicos, canciones y sentimiento por su equipo. Una ceremonia sagrada que consigue siempre llenar hasta la bandera el campo y que ha tratado de copiarse sin el mismo éxito en otros muchos feudos de la Bundesliga.
En el año 2003, el Unión Berlín estaba en horas bajas. Tanto que antes del parón invernal, la afición se cansó de los malos resultados y se fue del estadio antes de tiempo sin ni siquiera haberse felicitado la Navidad. Era un club al borde del desastre, que había perdido la ilusión y parte de su identidad. Una deriva que no podía ser. Pese a que algunos seguidores se habían atrevido a entonar unos villancicos aquel día en el estadio, la mayoría prefirió navegar por el pesimismo y marcharse del campo con el gesto torcido.
@relevo_deportes 🎅 El festival de villancicos del #UnionBerlin. Se trata de una de las tradiciones navideñas más importantes del mundo. ▪️ Esta tradición arrancó en 2002, cuando los '98 locos' que se colaron en el estadio empezaron a cantar #villancicos. ▪️ Desde entonces, el equipo abre sus puertas del estadio cada 23 de diciembre para que sus aficionados canten villancicos. 🤩 Una tradición maravillosa que solo podría mejorar con 'El #BurritoSabanero'. #tiktokdeportes #deportesentiktok #footballtiktok #tiktokfootballacademy #fcunionberlin #bundesliga #navidad ♬ sonido original - Relevo
Además, en Alemania el parón invernal dura en torno a un mes y el equipo necesitaba más que nunca el respaldo de sus fieles. Irse de vacaciones con la sensación de que estaban todos unidos, que crecer y resurgir era una obligación. No era el camino. Aunque algo cambió.
El nacimiento de una tradición llega con los “89 locos”
Liderados por Torsten Eisenbeiser y Tino Czerzinski, por nombrar solo a varios de estos culpables, casi un centenar de aficionados se colaron en un oscuro An der Alten Forsterei para dar el pistoletazo de salida a una tradición que dura ya más de veinte años. No había intención precisa de convertir eso en un festival de villancicos, sino solo celebrar las navidades en familia y mostrar lealtad a un club que pasaba por uno de sus peores momentos.
Algunos de los presentes llevaron Glühwein (vino caliente), otros llevaron impresas hojas con canciones. Se reunieron en la oscuridad en una fría tarde en Berlín, iluminaron la escena como pudieron, con velas y linternas, y comenzaron a entonar clásicos cánticos del club con villancicos tradicionales. Uno de los más sonados fue el "O Tannenbaum", con estrofas como "¿cómo de verdes son tus hojas?" o "los abetos navideños tienen agujas, no hojas".
Aquello fue una reunión clandestina, nadie la autorizó, pero acogió todo aquello que hace de la Navidad algo único: fraternidad, compañía, devoción por un mismo camino, tradición... El club, en su web, lo define como "se reunieron semi-legalmente" y les calificó como "89 locos". Una especie de vandalismo que se convirtió en un acto de puro romanticismo y sentimiento por unos colores.
Terminó, de hecho, por ser organizado por el propio club. Cada año se fueron sumando más y más aficionados hasta el día de hoy, cuando hay una batalla por comprar las entradas como si se tratara de un espectáculo de una estrella de la música. Aunque los abonados tienen derecho a entrar gratis.
Que comience el espectáculo
Hoy en día, el conocido como Weinachtssingen se ha convertido en una representación anual del sentido comunitario del club. Y ya no son aficionados cantando al unísono. El coro principal proviene de la escuela local, el Emmy-Noether-Gymnasium. El Padre Ulrich Kastner recita el cuento de Navidad. Christian Arbeit, locutor del estadio, acompañado por sus padres, se une a una banda de música para amenizar la velada. Una fiesta a la que acudir al menos una vez en la vida.
El Unión Berlín reparte entre todos los presentes velas y cancioneros de forma gratuita. Además, habilita los puestos de comida donde se puede comprar vino caliente para respetar la tradición. Entonces caen los focos, suenan las primeras notas del himno del club de Nina Hagen y comienza el espectáculo.