BUNDESLIGA

La protesta de aficionados del Union Berlin que compara a la ministra de Interior alemana con la Stasi: "En cada partido hay siete u ocho pancartas diferentes"

El equipo de la capital alemana está vinculado a su pasado en la República Democrática Alemana y mantiene un fuerte sentido de pertenencia con su masa social.

Aficionados del Union sostienen pancartas en un partido en Berlín. /Getty
Aficionados del Union sostienen pancartas en un partido en Berlín. Getty
Sergio V. Jodar

Sergio V. Jodar

"¿Socialista o cerdo de la Stasi?". Esa es la pregunta que se podía leer en una pancarta que exhibieron algunos aficionados del Union Berlin el pasado 21 de septiembre, en el partido contra el Hoffenheim. Antes, el 30 de agosto ante el St. Pauli, y después, el 5 de octubre frente al Borussia Dortmund, pudieron leerse mensajes parecidos: "¿Métodos de estado policial por encima de los derechos civiles? ¿Seguridad sobre libertad? Nancy Faeser: Hora de decidir".

El origen de las pancartas, que se han visto en la parte del estadio donde se encuentran los grupos ultra del Union Berlin, es un proyecto de la ministra de Interior alemana, Nancy Faeser, miembro del Partido Socialdemócrata (PSD). El proyecto, que aún no se ha aprobado como ley, quiere autorizar a la Oficina Federal de Policía Criminal a entrar en domicilios privados de los sospechosos cuando estos no estén para instalar tecnología de espionaje. La justificación de Faeser es la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, las voces críticas argumentan que se coartarían libertades de los ciudadanos. Incluso, Marco Buschmann, miembro del partido liberal, que gobierna en coalición junto al PSD y a los verdes, se ha mostrado crítico con la medida: "No habrá poderes para husmear en secreto en domicilios porque eso no se hace en un Estado de derecho que se rige por una Constitución".

"Las protestas son de una parte de los ultras del Union, no tiene nada que ver con el club ni siquiera con su masa social", declara a Relevo Kit Holden, periodista británico que vive en Berlín y autor del libro Scheisse! We're going up. "Alemania ha pasado por dos dictaduras en los últimos cien años, y en el comunismo de Alemania Oriental en particular, la vigilancia policial fue una parte fundamental de la forma en que el Estadio oprimió a los ciudadanos, por eso algunas personas desconfían de ampliar los poderes de vigilancia", añade Holden, que además cree que el conflicto entre ultras y gobierno puede ir más allá con la ley. Alberto Doblaré, responsable de comunicación en español del Union Berlin, apunta en la misma línea: "Una parte de la ley va enfocada a tener más información sobre los ultras".

La comparación de las pancartas con la Stasi, el órgano de inteligencia de la extinta República Democrática Alemana (RDA), contiene parte del pasado del equipo en la Alemania Oriental. Fundado en 1906 y vinculado siempre a un origen obrero, se refundó en 1966 con el nombre actual. Al quedar en la Alemania Oriental, enseguida empezó a tener fama de ser el equipo que iba contra el régimen, aunque Doblaré anima a huir de la brocha gorda: "Es un tema complejo que se simplifica, porque no es que toda la afición fuera contra el sistema, pero sí que es verdad que había mucha rivalidad contra el BFC Dynamo, el equipo que representaba al régimen. La frase 'no todos los aficionados del Union son enemigos del estado, pero todos los enemigos del estado son del Union' creo que lo resume bastante bien". Han llegado hasta la actualidad las leyendas de los gritos de los aficionados diciendo que iban a tirar el muro cuando había una barrera en el césped o los gritos de "cerdos de la Stasi" al equipo rival.

Una vinculación más social que política

No obstante, el pasado y las recientes pancartas, de las que la directiva se mantiene al margen, no pueden hacer caer en el error de que el Union Berlin se catalogue como un equipo de izquierdas. "El Union no se centra en la ideología, como hace el St. Pauli, sino en el concepto de equipo de barrio donde lo importante es apoyar al club desde su forma de entender el fútbol", matiza Doblaré. "Ni el club ni la base social tienen una filosofía política definida, sino que la idea que lo define es más social: una comunidad donde las personas se cuidan unas a otras y protegen lo que es valioso para ellas", apoya Holden.

Ambos se refieren a episodios como el que sucedió en 2004, cuando el equipo estaba en una mala situación económica. Se llevó a cabo la campaña 'Sangrar por el Union', en la que los aficionados donaban sangre a cambio de recaudar fondos. En 2008, por citar otro ejemplo, el estadio necesitaba una reforma, pero como el club no tenía dinero para acometerla, 2.300 voluntarios trabajaron durante casi un año en las obras de An der Alten Forsterei.

En 2015, el estadio del Union Berlín se vistió de negro y exhibió su mensaje: «En Leipzig ha muerto la cultura del fútbol»  ARCHIVO
En 2015, el estadio del Union Berlín se vistió de negro y exhibió su mensaje: «En Leipzig ha muerto la cultura del fútbol» ARCHIVO

"Es un equipo donde todos los directivos son aficionados, diría incluso que todos los trabajadores", sostiene Doblaré. Ese es el motivo por el que se escuchan las diferentes sensibilidades en los grupos ultra y se permiten todo tipo de proclamas: "Si vas a un partido puedes encontrar pancartas diferentes, incluso contra la directiva, y se valoran para hacer autocrítica y mantener siempre ese sentido de comunidad y la esencia de Köpenick, nuestro barrio". Tanto es así que cuando el club estaba a punto de subir a Bundesliga después de una larga travesía de problemas económicos y dificultades para regresar a la élite, se hizo viral una pancarta que decía "Mierda, vamos a ascender", precisamente el título del libro de Kit Holden.

Dos cuentos de hadas en uno

Desde el ascenso en 2019, el equipo berlinés llegó incluso a liderar la Bundesliga, a competir en Champions League y a jugar en el Santiago Bernabéu. Un ascenso que fue de la mano con la romántica trayectoria de Doblaré. El aragonés estuvo en Berlín entre 2010 y 2015 y fue en algunas ocasiones a An der Alten Forsterei. Cuando el equipo estaba cerca de Bundesliga, creó una cuenta del club en la que escribía contenido relacionado con el equipo y con la ciudad. Con la clasificación para la Champions League, Doblaré llegó a un acuerdo con el club y desde la temporada pasada gestiona la cuenta, ahora oficial, en español.

Joselu intenta rematar de cabeza en el Union Berlín - Real Madrid de la temporada pasada.  Reuters
Joselu intenta rematar de cabeza en el Union Berlín - Real Madrid de la temporada pasada. Reuters

El ascenso meteórico trajo también un temor por parte de la afición a perder la esencia, aunque Doblaré cree que eso no ha sucedido: "Las entradas siguen siendo prácticamente al 100% solo para socios. El club está en buenas manos y las decisiones se toman más como aficionados que quieren al equipo, dando pasos hacia adelante pero sin perder el sentido de pertenencia". El Union Berlin, un rara avis por ser el único club de la Alemania Oriental en Bundesliga, ahora ya no pelea contra BFC Dynamo. Ahora compite contra el fútbol negocio.