El día que el Barcelona se dejó ganar en una Intercontinental
En 1997, el equipo azulgrana protagonizó en la Intercontinental una derrota ante el DiBufala americano, que forma parte de la historia negra del Futsal con dos goles en propia puerta y su guardameta defendiendo la portería rival para evitar al Inter-Ulbra brasileño en las semifinales.
El escándalo del partido entre Francia e Irán en el Mundial FIFA tiene un precedente en la historia negra del fútbol sala. Hay que remontarse a 1997 y recorrer casi 15.000 kilómetros de distancia entre la ciudad uzbeka de Bujará y aterrizar en Porto Alegre (Brasil). Hace 27 años se disputó la primera edición de la Copa Intercontinental, de manera oficiosa, y el Barça protagonizó uno de los partidos más tristemente recordados por la manera en la que el equipo español se dejó perder (3-1) ante el Dibufala Sport Club de San Francisco para evitar enfrentarse en las semifinales al Inter-Ulbra brasileño. Dos goles en propia puerta, el portero azulgrana defendiendo la portería rival, el árbitro anulando autogoles y expulsando al guardameta norteamericano. Un espectáculo dantesco.
Al igual que sucedió con el controvertido cartel promocional del décimo Campeonato del Mundo, las redes sociales no han tardado mucho en recordar este lamentable episodio a raíz de toda la controversia desatada tras la derrota francesa ante los iraníes (1-4) en el último partido que cerraba la fase de grupos mundialista. Algo parecido o tal vez peor sucedió el 13 de marzo de 1997 en el mítico pabellón 'Gigantinho' cuando los barcelonistas se midieron a un club de San Francisco con el liderato del Grupo A en juegos. Ambos habían presenciado previamente el duelo entre el anfitrión, el Inter-Ulbra -repleto de estrellas como Serginho, Vaguinho, Vandré, Carlinhos, Manoel Tobías u Ortiz- fue sorprendido por el Bunga Melati Tilburg holandés (5-7) y quedó relegado al segundo puesto del Grupo B.
Tras arrasar al Universidad de Chile (16-1) y al Boca Juniors (8-1), en el último partido de la primera fase, el técnico brasileño PC Oliveira dio entrada a los suplentes y cuando quiso rectificar, ya era tarde haciendo saltar por los aires todas las previsiones de los cruces del torneo. El Barça se había impuesto al Peñarol (9-1) y al Genk (4-2) y los americanos vencieron a los belgas (3-2) y no pasaron del empate ante los uruguayos (1-1). Al equipo azulgrana le valía el empate para quedar líder y el DiBufala SC necesitaban la victoria, pero ninguno de los dos quería ganar ya que en semifinales esperaba el que está considerado como uno de los mejores equipos de la historia del futsal brasileño.
Tras unos primeros minutos de juego especulativo, el Dibufala se adelantó con un gol de falta en el que el portero azulgrana, Fran Serrano, seguramente pudo hacer algo más. La polémica se desató en el segundo tiempo cuando el técnico del Barça, el brasileño Ricardo Menezes, puso en pista a un jugador del filial, Mariano. En una de sus primeras acciones, enganchó un potente disparo desde el centro del campo y el guardameta del DiBufala dejó pasar el balón. Los jugadores barcelonistas, con su capitán Alberto Pérez al frente, miraban a su joven compañero estupefactos. Fue entonces cuando llegaron unas imágenes infames con dos autogoles seguidos de los culés.
En una jugada en banda, el colomense Perico disparó a su propia portería que estaba desguarnecida. Y acto seguido, en la jugada de saque de centro, Dani Mateo mandó el balón nuevamente hacia su área donde pasó por delante del cierre brasileño Aleçio y Fran Serrano se encargó de que el balón se introdujese en su meta. Los americanos no daban crédito ante lo que estaba pasando. Estaban ganando sin querer y decidieron emular a su rival, pero el Barça, con su portero incluido, respondió de manera inédita y se puso a defender en el área del Dibufala para evitar los goles en propia meta de los americanos, que buscaron el empate sin éxito en los últimos minutos e incluso su portero acabó expulsado por tratar en dos ocasiones de lograr un autogol. Fue un final deshonroso con la derrota más buscada (3-1) de la historia.
Entre los abucheos de la afición se marcharon de pabellón, pero la controversia llegó el hotel donde los jugadores de Boca Juniors y Peñarol bajaron a buscar a la plantilla del Barça cuando se disponía a cenar y tuvieron que ser defendidos, entre empujones e insultos, por los integrantes del DiBufala. La situación fue tan tensa que la organización de la Copa Intercontinental decidió cambiar a la expedición azulgrana al recinto hotelero en el que estaba concentrado el Inter-Ulbra brasileño.
En la semifinal, el ambiente del 'Gigantinho' con 8.000 espectadores abarrotando las gradas y gritando a los barcelonistas fue infernal, pero se impusieron al Bunga Melati Tilburg (7-5) y los holandeses también tuvieron sus más y sus menos con los españoles en los vestuarios. Como era previsible, el anfitrión –'O Colorado'- goleó a su rival norteamericano (0-11) en la otra semifinal y en la final acabó levantando el título mundial ganando al Barça (4-2) en la prórroga, a pesar del gran partido de Andreu Linares y Alexandre Silveiro.
Hubo que esperar cierto tiempo para que este lamentable capítulo viera la luz en profundidad. En 1997 no había redes sociales que viralizasen este tipo de acontecimientos y las crónicas de los medios catalanes no profundizaron en detalles escabrosos. Pasados unos años, empezaron a llegar a España vídeos del inefable partido que ahora inundan Youtube y Tik Tok y se documentó ampliamente uno de los acontecimientos más vergonzantes de la historia futsalera. El Barça prohibió a la plantilla y cuerpo técnico hablar del escándalo a la prensa, aunque como confirmó a Relevo uno de los pesos pesados de aquella plantilla, ningún medio de comunicación les preguntó por lo sucedido.
En 2020, el técnico Ricardo Menezes aseguró en un reportaje de la televisión brasileña que "no tuvo nada que ver y fue una decisión de los jugadores". Una versión contradictoria a la que han detallado varios miembros de aquel equipo, que en nada se parece al todopoderoso actual, con el mayor presupuesto de Mundo. La sección era semiprofesional y su posicionamiento en la planificación deportiva culé era residual. Cabe señalar que FIFA no pudo hacer nada respecto al oprobio vivido en la Copa Intercontinental de 1997, ya que era un torneo no oficial.