Los mimos con el muro dejan ver que Lando Norris ha entendido cuánto queda de Mundial: "No quería terminar a un segundo"
El británico tocó varias veces las paredes a pesar de ir sobrado de ritmo.
"Podría habérmelo tomado con mucha más calma, pero no lo hice". Lando Norris ha entendido que faltando seis carreras para el Mundial y con las matemáticas jugando en su contra, necesita subirle una marcha y media más a su rendimiento. Que la más mínima oportunidad que le conceda a Max Verstappen será fatalmente aprovechada por él. En realidad, por cualquiera de los 19 pilotos de élite con los que compite cada fin de semana, pero el ejemplo del neerlandés con el campeonato en juego viene el pelo.
Las dos décimas por las que el sábado se llevó la pole ya dejaban claro que McLaren también era el más rápido en Singapur. Y lo materializó. A las 30 vueltas aventajaba en 26 segundos al segundo, pero saltó una alarma. Se había tocado con el muro y el ala delantera izquierda se dañó. La avería era ínfima, de hecho en su parada de boxes dos giros después los mecánicos no hicieron ni el amago de montarle un nuevo morro al monoplaza. Así se lo comunicaron y Lando siguió tirando como un loco, aunque no llegó a sacar una diferencia mayor en la cabeza.
El Grand Chelem se lo robó Daniel Ricciardo en última instancia, pero el inglés venía marcando siempre el registro más rápido. Quería sacar hasta el último punto e incluso desde el garaje tuvieron que sosegarle en más de una ocasión: "Cálmate, trae el coche de vuelta". Dio unos 62 giros al más puro estilo contrarreloj, condujo al límite, rozó con cariño los muros y en más de algún rincón llegó a pegarse con demasiada insistencia a las barreras de Marina Bay. Un par de sustos importantes tuvo. No dejaba décima sin rascar porque tiene un propósito claro: llevarse el Mundial.
¡NOOOOOOOOO! 😳🤏
— DAZN España (@DAZN_ES) September 22, 2024
El momentazo de Verstappen reaccionando al instante en el que Norris casi acaba contra el muro 😂#SingapurDAZNF1 🇸🇬 pic.twitter.com/kE0IFIcrvA
Al ritmo de Singapur, eso sí, se quedará con la miel en los labios. Recortó siete puntos, que si multiplicamos por las seis citas que restan harán un total de 42 puntos que se quedarán a nueve de los 51 que aún lo diferencian del líder. Por supuesto, es relativo: no siempre Verstappen podrá poner su inestable RB20 en segunda posición, ni Norris ganará todas las carreras probablemente, y el cálculo provisional tampoco tiene en cuenta las tres carreras al Sprint que quedan (Texas, Brasil y Catar).
Aunque de momento la calculadora no juegue en su equipo, lo único que puede controlar es su mentalidad, y en su intervención prepodio se observa un importante cambio. "Quería empujar, tener el mayor liderato posible, no sólo ganar por un segundo". Terminaron siendo algo más de 20, porque se arrimó al muro en cada esquina y ahí es donde suele estar la diferencia entre Verstappen y él: en elhambre insaciable por ganar que demandaba la candidatura de Norris al Mundial.
Su compañero fue a asegurar
Quien no tiene la necesidad de hacerlo, simplemente, no lo hace. El ejemplo perfecto es su compañero de equipo, Oscar Piastri, que cuando cumplió con su cometido de subirse al podio en detrimento de unos lentos Mercedes, se calmó. Hasta entonces fue también un martillo pilón que, aún así, tampoco tomó riesgos innecesarios: "Me he alejado de los muros hoy".
Norris se esforzó tanto que terminó "mareado". Singapur es de las localizaciones más exigentes de la temporada por la humedad y las temperaturas, "una sauna", como tildó George Russell. Encariñarse con los muros a casi 300 kilómetros por hora en semejantes condiciones no es para todos los públicos, y aunque en el caso de Norris fuese innecesario, no deja de ser su trabajo. Pero también es el precio a pagar por demostrar que por fin ha entendido lo que hace falta para plantar cara de verdad al campeón.