Algo falla cuando eres campeón del mundo y tardas 10 minutos en saberlo

La FIA firmó un domingo esperpéntico en Japón. Max Verstappen cruzó la línea de meta por delante de Leclerc. Una victoria más, la duodécima de la temporada, que le acercaba más a su segundo título mundial. En las comparecencias post Gran Premio, y sin previo aviso, el entrevistador le felicitó por su segundo Mundial, algo que sorprendió al neerlandés. No sabía nada. Por el medio, una sanción al monegasco de Ferrari que lo relegaba a la tercera posición en carrera y un ajuste en el reparto de puntos ante carreras suspendidas. Cuando parecía que solo se iban a dar la mitad de los mismos, finalmente se entregaron todos al considerar el Gran Premio como finalizado. Incluso en el ante podio, el de Red Bull debatía con Checo Pérez si era campeón o no. Y no tenían respuesta. Finalmente, y tras recoger los premios por su doblete, ambos pudieron celebrar el bicampeonato de Verstappen, aunque todo fue muy frío.

El Gran Premio de Japón parecía que iba a durar muy poco. La famosa frase de Antonio Lobato, "si pestañean se lo van a perder", tuvo más sentido que nunca durante un par de curvas. Un minuto después de la salida, dirección de carrera sacó la bandera roja tras un accidente de Carlos Sainz que pudo salir muy caro. Primero porque varios monoplazas pasaron muy cerca del suyo, pero sobre todo porque un a grúa irrumpió en la pista cuando todavía había pilotos circulando. Un desastre. Los coches, aparcados en el pit lane durante 120 minutos, volvieron a la pista para una carrera de 40 minutos en la que cambiaron pocas cosas. Quedó claro, eso sí, que se podía haber relanzado la prueba mucho antes.

Verstappen es un genio. El neerlandés consiguió su segundo Mundial de Fórmula 1 con cuatro carreras de antelación. Hoy, en Japón, saliendo desde la pole en unas condiciones complicadas por el agua acumulada en el circuito, arriesgó en la primera curva en su mano a mano con Leclerc para conservar el liderato en carrera, momento clave para que tres horas después celebrase su bicampeonato. Con una maniobra al alcance de muy pocos, el de Red Bull mantuvo esa primera plaza trazando por el exterior durante un buen puñado de segundos. Poco le importó poder irse a la grava, porque lo único que tiene entre ceja y ceja es ganar carreras y campeonatos, y hoy consiguió ambas. Cuando se relanzó el Gran Premio no necesitó arriesgar, tan solo puso en pista toda su habilidad para distanciarse del piloto de Ferrari y vencer con comodidad un Mundial que ha dominado con puño de hierro.

"Lo siento, querido aficionado". Fueron muchos los seguidores de la Fórmula 1 que pusieron el despertador a una hora totalmente intempestiva para ser un domingo. La pasión por este deporte en España, gracias en buena medida a Fernando Alonso y Carlos Sainz, es enorme, y no fueron pocos los fans que se maldecían en redes sociales por tan solo poder disfrutar de media vuelta del Gran Premio de Japón. Dos horas después, dirección de carrera les brindó con una carrera de 40 minutos que supo a poco. Al menos, la próxima prueba, en dos semanas, será a las 21.00 horas. 

En la parrilla no están gustando muchas de las decisiones de dirección de carrera. "Está claro que si los pilotos no ven nada estás diciéndole a la suerte que haga lo que tenga que hacer en un día como hoy. Los 18 pilotos que venían detrás no me han visto parado en medio de la pista y ha sido pura suerte que no me hayan dado". Carlos Sainz se mostró duro con la decisión de iniciar el Gran Premio de Japón. Pierre Gasly expresó su indignación por el hecho de que una grúa entrase en la pista a recoger el Ferrari estrellado cuando todavía había monoplazas circulando. Hace no tanto fueron sonadas las diferencias públicas expresadas por Fernando Alonso o Lewis Hamilton con los directores de carrera. Cuando la mayor parte de los vehículos van en dirección contraria a la que llevas tú, a lo mejor los que van mal no son los demás. A la FIA le crecen los enanos desde dentro.

Viva el agua, pero no mucho. La estampa de todos los vehículos metros después de iniciar la carrera rodeados del agua que levantaban a su paso no puede ser más preciosa. La Fórmula 1 es un deporte de riesgo, y lo es porque cuando 20 personas se suben a un coche que supera los 300 kilómetros por hora siempre existe un riesgo. Todos lo saben y hay que convivir con ello. Pero en el recuerdo de los aficionados, sobre todo en España, todavía está aquella carrera en Hungría en 2006 en la que Fernando Alonso protagonizó una remontada impresionante antes de que el famoso "tuercas" acabase con sus opciones. Pero aquel Gran Premio, también sobre mojado, es historia. Porque la Fórmula 1, además de ser un deporte de riesgo, también es un deporte hermoso.

La FIA se está cargando este deporte. Hoy parecía que había corregido uno de sus grandes males: el miedo a las salidas en mojado. Dirección de carrera optó porque los monoplazas salieran desde la parrilla de salida, sin necesidad de safety car, pese a que las condiciones eran delicadas. Y no pasó nada. No pasó nada porque los pilotos son auténticos artistas al volante y son capaces de pasar pegados a otros monoplazas sin necesidad de que haya un accidente. Pero todo se torció en la primera vuelta, con la salida de pista de Carlos Sainz y una bandera roja. En lugar de continuar con la prueba y que los propios pilotos valorasen cambiar a neumáticos de lluvia extrema, los que mandan enviaron a todos los coches al pit lane a esperar en sus respectivos boxes a que mejorasen las condiciones. Una pena, porque pierde el espectáculo y pierde la Fórmula 1. Lo que por supuesto es inaceptable es que una grúa irrumpiese en medio de la pista y debería haber un castigo para los culpables de ello. De su final de carrera, felicitando a Verstappen por su segundo Mundial de la manera más fría que se recuerda, mejor no hablamos.