Red Bull saca tajada del 'vicio' más caro de Max Verstappen: un simulador podría financiar su coche
El equipo austriaco ha puesto a la venta un carísimo simulador que podría contribuir a que en 2025 dispongan de suficiente dinero.
Desde el año 2021 las diez escuderías de la Fórmula 1 cuentan con un pequeño escollo más que saltar en su carrera por fabricar el mejor coche de la parrilla. Tienen un límite presupuestario que pone un tope al gasto total que puede hacer el equipo al cabo de una temporada, lo que hace a todos partir de la misma premisa (solo pueden gastar 135 millones de dólares, unos 125 millones de euros al cambio) e iguala las fuerzas, teóricamente. Así, queda en manos de ingenieros y pilotos (además de las mentes de los gurús) ganar un campeonato o darse de bruces con una pared en el intento.
Algunos, últimamente, han mostrado sus mejores cartas y triquiñuelas para financiar esos 135 'kilos' de la manera más factible y, sobre todo, repartirlos. La tarta se divide a parte no iguales entre los dos hombres que se ponen al mando del monoplaza, los ingenieros que participan en su invención, construcción y mantenimiento, el personal que cada día trabaja a destajo para apoyar a todos ellos (hasta al becario del café, sí). Y, por supuesto, las piezas necesarias para armar los coches, que baratas no son.
A partir de ahí, cada uno reparte el dinero como quiere o le conviene. Ya se vio cómo Aston Martin bromeó (quizás no tanto) con la donación de Fernando Alonso para poder pagar a Adrian Newey. Si el fichaje del británico está realmente financiado por el bicampeón mundial solo lo saben en Silverstone.
Desde Alemania (Auto Motor und Sport) se sugirió que el sueldo de Newey también está diferenciado en diferentes tipos de montantes: aseguran que varios empleados bien pagados de Aston Martin ya cobran con paquetes de acciones de la empresa, lo que permite a la escudería ahorrarse parte de su salario. Es un beneficio (con algo de riesgo) para los empleados que a los británicos no les cuenta como parte de la factura del límite presupuestario, y que, por tanto, rebajaría los 30 'kilos' que percibirá Newey.
El equipo que lleva dos años construyendo el bólido campeón (y que sobrepasó este límite en 2021, siendo multado económicamente), Red Bull, ha encontrado su forma de facilitar su financiación. Los equipos recogen fondos de diferentes fuentes: patrocinios, derechos televisivos, fondos de inversión privados... y merchandising. Parece difícil que unas gorras, camisetas (por muy caras que sean) o incluso las coquetas réplicas a diferentes escalas puedan llenar los bolsillos de dinero a cualquier escudería, pero los austriacos tienen sus métodos.
En su caso, han sacado al mercado, acompañado de su sello, el sueño de cualquier fan de la Fórmula 1: un simulador de alto rendimiento. Consta del morro delantero del coche al completo, hasta pasados los pontones y cortando su silueta a poco de llegar a las ruedas traseras (evidentemente, neumáticos no tiene). Acompañado de dos pantallas de televisor, Red Bull los pone a la venta por el módico precio de 122.374,95€ en tres ediciones distintas: el que emula al RB18 (2022), la edición de Las Vegas de 2023 con su respectiva livery y el RB19 normal. Sin el alerón delantero sería algo más asequible, 104.018,95€.
Resulta curioso el artículo, ya que Red Bull, venido a menos esta temporada, destacó en su momento como uno de sus problemas la dudosa implicación de Max Verstappen, que en ocasiones alargaba hasta las 3:00 horas de la madrugada sus partidas de simulador. Meses después de darle un toque de atención por ello, es el propio equipo el que saca rédito de sus 'maquinitas' para tratar de revertir el "monstruo" que han creado.
Cabe decir que nadie más que el propio equipo sabe cómo se distribuye el ingreso de esos 122.374,95€. El porcentaje que va a parar al vendedor, el fabricante, el equipo, el peaje de colgarlo en el portal de F1... A dónde va a parar ese dinero, si a ingenieros, pilotos... Lo que sí es seguro es que algo de tajada sacan de una herramienta que hace unos meses no tenían en demasiada buena estima.