CICLISMO

Pogacar, maillot arcoíris a 100: campeón del mundo con un ataque histórico… y "estúpido"

Extraordinario triunfo del esloveno en Zúrich, sorprendiendo a propios y extraños con un ataque lejanísimo que sostuvo más de 50 kilómetros en solitario.

Pogacar, con el maillot arcoíris en Zúrich./REUTERS
Pogacar, con el maillot arcoíris en Zúrich. REUTERS
Fran Reyes

Fran Reyes

Zúrich 2024 se presentaba como el Campeonato del Mundo más duro en años por recorrido, y en la prueba profesional masculina había un favorito claro en la persona de Tadej Pogačar y dos retadores de prestigio en los dos anteriores dueños del arcoíris, Mathieu van der Poel y Remco Evenpoel. La clave para quienes no estaban en esa terna era anticipar… y resulta que quien se anticipó fue el propio Pogačar, con un ataque definido por él mismo como "estúpido" y fruto del "instinto" a 100 kilómetros de meta; los 50 últimos, en solitario. "No era el plan", aseguró; "no sé en qué estaba pensando". Sea como fuere, rubricó un triunfo que pasa directamente a los anales del ciclismo por su belleza y por la superioridad con que lo rubricó.

Más allá de las escapadas lejanas, numerosas y coloridas, trámite de todos los Mundiales, fue España quien abrió la carrera, anestesiada hasta entonces por Eslovenia, a unos 130 kilómetros y cinco vueltas del final. Fuerte y voluntarioso, Pablo Castrillo arrancó en Zürichbergstrasse, un empinado kilómetro que se encaraba justo después del paso por meta y se había definido como punto clave del circuito. El movimiento del jacetano fue el toque a rebato para que partiera una decena de corredores… sin representación rojigualda.

La composición del corte la eligió Eslovenia. Estaban el galo Pavel Sivakov y el australiano Jay Vine, compañeros de Tadej Pogačar en UAE Team Emirates; y, sobre todo, se filtró el poderoso Jan Tratnik. Fue un gregario esloveno quien dejó fraguar la ofensiva; fueron los gregarios eslovenos quienes marcaron un ritmo relajado, permitiendo que la fuga acumulara ventaja hasta el siguiente Zürichbergstrasse; fue el líder esloveno quien arrancó en la subida inmediatamente posterior, Witikon, cuando soldados rasos como el danés Frederik Wandahl buscaban discretamente la escaramuza y se encontraron con un cañonazo del caudillo a 102 kilómetros de la conclusión.

La 'razzia' de Pogačar resultó demoledora. Jan Tratnik le esperó para meterle en cabeza de carrera con el minuto de ventaja correspondiente al tiempo que tardó la Bélgica de Remco Evenepoel en organizarse para tratar de contrarrestarle. Al siguiente Zürichbergstrasse, el crack esloveno se había quedado solo con Sivakov; y al siguiente, ya había soltado al francés de origen ruso con 52 kilómetros por delante. En todo momento, Pogačar conservaba una renta en torno a los 45" sobre un pelotón que se deshacía a latigazos del campeón olímpico Remco Evenepoel y el arcoíris saliente Mathieu van der Poel, a la desesperada.

En el penúltimo paso por meta, las cartas se repartieron. El letón Toms Skujins y el irlandés Ben Healy, dos ciclistas reputados por su correa para movimientos lejanos, lograron burlar a la docena de favoritos que quedaban en pie, a cuya disciplina volverían en la última vuelta. Entre ellos, dos españoles: Roger Adrià, activo, y Enric Mas, astuto. El mallorquín logró jugar sus bazas en la sucesión de ataques y contraataques para llegar al último kilómetro con opciones de medalla junto a los titanes Van der Poel y Evenepoel, los cazados Skujins y Healy, el suizo Marc Hirschi y el australiano Ben O'Connor. Este último se escabulló por el córner para colgarse la plata; Van der Poel impuso su poderío para hacerse con el bronce; Mas sería 8º y Adrià, en un segundo grupo, 11º.

El oro estaba decidido, muy decidido, en favor del más fuerte. Justo antes de proclamarse campeón del mundo, se cubrió los ojos, incrédulo de su propio triunfo como reconocería en zona mixta; luego bramó, exultante, y aguantó las collejas de sus compatriotas; y posteriormente corrió al encuentro de su pareja, Urska Zigart, también ciclista profesional y siempre presente en sus éxitos. El maillot arcoíris sentará como un guante a Pogačar. No suele ocurrir en el ciclismo que el mejor corredor del mundo sea campeón del mundo. Habrá que disfrutarlo, como hemos disfrutado ya de una temporada histórica en la que se ha apuntado 22 victorias más: entre ellas, un Monumento como Lieja-Bastogne-Lieja y dos grandes vueltas como el Giro de Italia y el Tour de Francia, con seis triunfos de etapa en cada una de ellas.