La importancia de un buen hermano y el "regalo" de un salto de calidad para elevar a Pablo Castrillo a un nuevo plano
A su triunfo en alto de Manzaneda sumó la épica victoria en el temible Cuitu Negru. El jacetano es una de las sensaciones del pelotón.
Dicen los estudios que los hermanos menores tienden a ser mejores competidores que sus mayores por el mero hecho de que, desde pequeños, deben luchar contra alguien que les aventaja en todo. Pablo Castrillo (2001, Jaca) bien podría ser un caso paradigmático de esta tendencia, toda vez que fue la referencia de su hermano Jaime, cinco años mayor y también ciclista profesional, la que abrió su camino hasta la élite de un deporte que ahora le observa ojiplático e ilusionado, ganador de dos etapas en su primera participación en La Vuelta con sendas escapadas culminadas en los finales en alto de Manzaneda y Cuitu Negru.
Tanto Pablo como Jaime Castrillo (1996, Jaca) nacieron y crecieron en el seno de una familia disciplinada y devota del deporte. El mayor se inclinó pronto por el ciclismo, destacando como juvenil en el añorado Huesca La Magia de Guillermo Tomás antes de incorporarse al Equipo Lizarte del llorado Manolo Azcona y el brillante Juanjo Oroz de cara a su etapa Sub-23. Por aquel entonces, Pablo dedicaba mucho más tiempo al hockey sobre hielo que a la bici. Sin embargo, el ejemplo de su hermano acabó por sacarle del pabellón y llevarle a la carretera.
"Mi inspiración para ser ciclista han sido mi madre y mi hermano", contó Pablo este mes de marzo en una entrevista con Relevo. "Ella, porque siempre le gustó la bici; él, porque iba a verle en sus carreras con Lizarte y me metió el gusanillo de competir". Y explicaba: "Jaime es un pilar fundamental en mi vida. Poder ver cómo ha ido progresando, cómo ha ido superando distintas etapas tanto buenas como malas, me ha enseñado muchísimas cosas". Tras pasar sin éxito por Movistar Team y regresar al seno de sus mentores Azcona y Oroz, el mayor colgó la bicicleta para ejercer funciones de masajista en Kern Pharma… hasta que, este verano, decidió volver a ponerse un dorsal en el calendario portugués.
Pablo ha seguido cada paso de Jaime: se formó con Guillermo Tomás y después se vistió de Lizarte, mítico equipo Sub-23 del cual firmó su última victoria antes de que se convirtiera en el actual Equipo Finisher. Desde siempre se definió por un motor infinito: capaz de rodar cara al aire kilómetros y kilómetros, de sacrificarse por sus compañeros, de sufrir en cada puerto. Su cualidad diferencial, no obstante, es otra: la recuperación entre esfuerzos, ésa que ahora buscan los equipos de primer nivel cual piedra preciosa en sus jóvenes promesas.
El talento de Pablo Castrillo siempre fue una evidencia, y tardó muy poco en demostrarse en el profesionalismo. Ya en su primer año, 2023, rozó la victoria en la Vuelta a Castilla y León (sólo le batió, por pura experiencia, el argentino Eduardo Sepúlveda) e impresionó con escapadas y ascensiones de mérito como la que le llevó a ser podio en la sobrecogedora Vuelta a Langkawi. Esta temporada la arrancó con una escapada que le llevó a medirse mano a mano con Jonas Vingegaard y lo continuó en un 'in crescendo' de solidez y vatios que ha culminado en esta Vuelta.
Es tentador y sencillo resumir su actuación en la gran ronda española aludiendo a las dos victorias que consiguió en Manzaneda y Cuitu Negru: la primera marcada por la emoción del duelo por Manolo Azcona y la segunda por la euforia de confirmar que en el ciclismo no existen las casualidades. "Todo lo que me venga es un regalo", dijo Castrillo en Eurosport tras consumar esto último. No obstante, su éxito se lo ha ganado a base de fuerza y de valentía, puesto que también anduvo escapado en el Pico Villuercas, en Yunquera o en Granada. Fugas de mérito en etapas muy duras para confirmar su salto de calidad y que en este jacetano hay ciclista para rato.
La prestación de Castrillo se enmarca asimismo en una meritoria actuación global de un Equipo Kern Pharma, que está derrochando corazón y calidad en esta Vuelta, la segunda de su historia. Los hombres de Juanjo Oroz han sido protagonistas en prácticamente todas las etapas, con Ibon Ruiz fugándose en las etapas llanas y Urko Berrade o José Félix Parra complementando a Castrillo en las duras mientras Pau Miquel se jugaba los cuartos con acierto en las llegadas masivas. La actividad ha estado acompañada por resultados: hoy por hoy, el conjunto farmacéutico es uno de los cinco que más puntos UCI ha sumado en esta Vuelta, signo inequívoco de su crecimiento como bloque.
El autor de este texto fue responsable de comunicación del Equipo Lizarte entre 2016 y 2021.