De compartir casa y toros a denunciarse ante los tribunales: así se rompió la relación entre Vicente Belda y 'Superman'

Mientras los aficionados se rompen las manos aplaudiendo y la cabeza soñando, mientras los corredores se esfuerzan hasta quedar exhaustos y renuncian a una vida convencional en pos de la gloria, lejos de los focos existe una casta de personas del ciclismo que propician que la rueda siga girando. Uno de ellos es Vicente Belda (1954, Alfafara; residente en Cocentaina), carismático escalador sobre la bici en los 80 y memorable director deportivo durante los 90 y el inicio del siglo XXI cuya vida pública fue sesgada de cuajo por la Operación Puerto. Recientemente, el alicantino ha contado su periplo deportivo en un libro autobiográfico, 'La escalada de mi vida', escrito por el periodista Jorge Quintana y publicado por Reclam Editorial.

Las últimas apariciones del nombre de Vicente Belda en los medios de comunicación han estado infaustamente ligados al de Miguel Ángel 'Superman' López, ciclista colombiano al cual apadrinó en su salto a Europa y para quien ejerció como representante y padre deportivo en sus primeras campañas como profesional. Por suerte o por desgracia, la carrera del 'Superman' ha terminado por su vinculación con el controvertido médico Marcos Maynar, de cuya causa penal Operación Ilex fue absuelto en febrero. En ella sigue imputado Belda, quien puso en contacto al galeno y al corredor, pero no obstante todavía espera salir indemne.

Hoy rota, la relación entre Belda y López se remonta diez años atrás y fue casi paternofilial. Todo empezó con una llamada desde Boyacá, la región colombiana de la cual es originario el ciclista. "Me hablaban de un juvenil llamado 'Superman', que era muy bueno y en las pruebas locales batía los récords de Nairo", explicaba el técnico en una entrevista concedida en 2016. "Él venía de competir sobre todo en MTB, habiendo perdido un año por una lesión causada por su poderío muscular".

El Tour del Porvenir de 2014 fue el punto de inflexión. 'Superman' López se impuso con suficiencia. Ya antes de su victoria, Belda movió su red de contactos. "Avisé a Manolo Saiz de que López iba a hacer una gran carrera, y éste se lo comentó a Vinokourov". Una vez consumado el triunfo, el mánager del conjunto Astana apostó fuerte y extendió un contrato al talento colombiano, que le entregó su copia firmada en el Mundial de Ponferrada 2014. En ese momento, Vicente Belda pasó a ser su agente a medias con Rafael Acevedo, su mentor que posteriormente se convertiría en su suegro.

A partir de entonces, el reto era diferente: Superman López debía funcionar en el ciclismo europeo, y Vicente Belda asumió el reto de ofrecerle un hogar junto a su familia. "Lo tengo como si fuera un hijo", explicaba el técnico de Cocentaina. Durante años, Miguel Ángel fue uno más en la familia Belda, revelando su carácter de "ganador nato" en el día a día: "Quiere ganar nadando en la piscina, aunque no sepa nadar. Quiere ganar al dominó, aunque no sepa poner una ficha".

"Al principio lo pasó mal, pero entre todos pusimos de nuestra parte para que superara la melancolía", narraba Belda en su momento. "Lo llevábamos a comprar una botella de vino para las cenas. Organizábamos barbacoas en invierno, tardes de piscina en verano… Y muchos días quedaba con mi hijo David [entonces ciclista profesional] para entrenar bien acompañado". También demostró que el ciclismo no era para él una obsesión. "Un día estábamos mis hijos y yo viendo una etapa de la Vuelta al País Vasco, y él se puso a ver corridas de José Tomás en la tablet. Y ni caso al ciclismo: su auténtica pasión son los toros".

Sin embargo, aquella relación familiar se acabaría resquebrajando. En el año 2018, López rompió su compromiso de representación con Belda para trabajar con Giovanni Lombardi. No obstante, siguió llevando consigo a Vicenç, hijo de Vicente, en calidad de masajista de confianza. Fue a él a quien endilgó el transporte de las sustancias que, interceptadas por la Guardia Civil, le delataron como cliente de Maynar; fue a ellos, el padre y el hijo que le acogieron en Europa, a quienes denunció cuando se vio acorralado por las autoridades. "La decepción más grande que me he llevado en mi vida", define Belda a su antiguo pupilo. Triste final para una historia amarga.