NBA

La decisión de Draymond Green entre una declaración de amor o el principio del fin del mejor equipo de siempre

El jugador renuncia a su opción y será agente libre. Puede renovar a la baja con Warriors o tomar un nuevo rumbo profesional.

Draymond Green, en un partido con los Warriors./ARCHIVO
Draymond Green, en un partido con los Warriors. ARCHIVO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

No es oficial, pero lo ha adelantado Shams Charania, que en lenguaje NBA viene a ser lo mismo. Draymond Green deja de ser jugador de los Golden State Warriors, al renunciar a su opción de 27,5 millones de dólares. Se convierte, por tanto, en agente libre. ¿Significa esto que abandonará a Curry y compañía?No tiene por qué. De hecho, podría ser su gran declaración de amor a la franquicia que le ha dado todo y con la que se ha convertido en uno de los jugadores de equipo más importantes de la historia de la mejor liga de baloncesto del mundo.

Wojnarowski recoge declaraciones de Rich Paul, su agente, que matiza: "Seguiremos hablando con Golden State y explorando todas las opciones". Cabe la posibilidad, pues, de que Draymond Green sí vaya a continuar en el equipo que le drafteó, pero por menos cantidad de la que le corresponde en su actual contrato. ¿Por qué iba a renunciar Dray a tanto dinero? Muy sencillo. Por un lado, ayudaría a la franquicia a poder reforzarse y tratar de aspirar a un anillo que quedó lejos en la temporada recién concluida y que sí se logró en la anterior.

Por otro lado, Green puede firmar un nuevo contrato con los Warriors de larga duración. Así, se asegura una buena cantidad para los últimos años de su carrera deportiva y evita circunstancias como caer en la agencia libre con un caché considerablemente inferior al que tiene a día de hoy. Por el momento, todos los escenarios están puestos sobre la mesa: o una declaración de amor a los suyos o el principio del fin del que en su día fue el mejor equipo de todos los tiempos.

Cabe recordar que los Warriors de Curry, Klay Thompson y Draymond Green han conformado un equipo de leyenda, el del 73-9 (mejor balance de siempre), con los anillos de 2015, 2017, 2018 y 2022 e intangibles que pasarán a la posteridad. Ellos, con su juego vertical y basado en el triple, han revolucionado el baloncesto. Ahora, en gran parte por las aventuras de Steph, los niños ya no quieren machacar el aro, sino encestar desde el perímetro.

En ese gesto de rebeldía, Draymond Green siempre fue el eje de todo y la oveja negra al mismo tiempo. El interior nunca se caracterizó por su tiro exterior, pero era el epicentro de la defensa, un perro de presa capaz de frenar a las mayores bestias de la NBA y con un carácter único que ha llevado a los Warriors a ser odiados y amados a partes iguales.

La admiración sobre los superhéroes va de la mano de la existencia de villanos de altura que les hagan frente y acaben ganándose el respeto de todos. Draymond Green pertenece a esta categoría. Un defensor acérrimo de los suyos, salvo excepciones como la pelea con Jordan Poole; un jugador polémico, un enemigo de los árbitros y de toda afición rival. Uno que jamás dudó en hacer el trabajo sucio para que sus compañeros se llevaran todos los focos con sus anotaciones compulsivas y su carisma disparado. Sus estadísticas tampoco están mal: 8.7 puntos, 7 rebotes, 5.6 asistencias y 1.4 robos, cuatro veces All-Star y mejor Defensor del año en la 2016/17.

Este lunes puede llegar el principio del fin del mejor equipo de todos los tiempos (el de mejor balance), perdiendo a una de sus piezas fundamentales. Una franquicia que sobrevivió al adiós de Kevin Durant y que también ha dejado marchar a claves como Harrison Barnes o Iguodala. Nadie confiaba en un despegue así cuando fue drafteado en segunda ronda, en el puesto 35, en el año 2012. El tiempo lo puso todo en su sitio. Ahora, la pelota está en su tejado: retirada en el equipo que le dio todo con un contrato a la baja o nueva aventura profesional. Decida lo que decida, por siempre será el corazón de unos Warriors para el recuerdo.